Hanna Creo que muchas veces nos enfrentamos a la muerte sin darnos cuenta, tal vez nos confiamos en qué las cosas deben salir supuestamente bien. Sin embargo, es una gran equivocación. Aquí estoy sintiendo como la presión que ejerce esa persona sobre mi cabeza, es todavía más fuerte que el dolor que abunda en mi abdomen provocado por la cirugía.Por más que luchó con quitar la almohada que está sobre mi cabeza, aquella persona que no logro identificar parece estar disfrutando aquello.Sin buscarlo, cada momento de mi vida pasa por mi cabeza, desde que se cayó mi primer diente, cuando aprendí a montar bicicleta o cuando fuí al primer baile en la escuela acompañada de mi papá. Cada cosa buena que hice o deje de hacer llegaron a mi cabeza, y sin quererlo es donde me pregunto ¿Qué fue lo que tanto hice en mi vida? Que al final siento que no hice nada. Alcanzó sentir un dolor agudo en mi pecho, una opresión, clavó sus uñas con gran fuerza haciendo que suelte la almohada. Recuperé poco a
HannaLo empujó cuando veo que él estaba muy sobre mí, ¿qué sí me gustó? Claro que me gustó. No obstante, no puedo dejar que mi cabeza se siga confundiendo. Obviamente es una estrategia para que las mujeres sigan cayendo ante sus pies, porque es muy claro lo que él hace, supongo que a él no le gusta ser rechazado, para él es mucho más importante mantener su estatus de hombre mujeriego.—Pablo, ¿Qué te sucede? ¿Por qué haces eso? Entiéndelo de una vez por todas que no soy una más de tu lista, No soy como las mujeres con las que estás acostumbrado a pasar el rato. —Respiro profundo levitando que todo esto me traicionó y muestra una faceta no tan fuerte de mi—. Solo espero que no te equivoques y asumas que porque te llame eres importante para mí porque no lo eres y por favor espero que no me vuelvas a besar. —¿Por qué lo dices? No me vas a decir que en verdad no quieres tener algo conmigo, que en verdad estás enamorada de él. Porque te voy a ser muy honesto y es que no creo que eso sea
Juan Miré que Hanna estaba durmiendo, para luego pasar de largo. La tengo en mis manos, ahora solo debo hacer que ella firme todos los documentos, adicional que los Sáenz firmen lo que me deben devolver, lo que me toca por derecho. Tomo mi teléfono para llamar de nuevo a mi padre, tengo gran cantidad de llamadas perdidas de la enfermera que lo está cuidando. Bajo las escaleras pero no responde, a su vez sonó la puerta de la casa, al abrirla era Loren.—¿Se puede saber qué haces aquí? Te había dicho que yo te buscaba, largo de este lugar —dije empujándola.—¿Por qué me vas a sacar de este lugar? No, olvídalo no me pienso ir, ¿Acaso estás con alguien aquí que me quieres sacar? —Ruedo mis ojos, es realmente patética. —Deja ya de babosadas, quieres entrar, adelante… Sigue, allí está tu prima. Ve y le dices que eres mi amante, dile que ese bebé es mío, ve dile. A mi no me importa, en especial porque el hombre que quieres de inmediato volverá con ella. Si eso es lo que en realidad quieres
Hanna Escucho demasiado ruido en la parte de abajo de la casa, eso hace que me despierte de una vez. Bajo las escaleras luego de ponerme una bata, no creo que Juan esté con alguien más. Mire la hora y estaba super tarde, supongo que el sueño atrasado estaba muy presente. Llegué hasta la planta de abajo y miré para todos lados pero no se veía nadie. —Juan, ¿Dónde estás? —dije pero, nadie se escuchaba. Caminé a lo largo de la casa, un sonido en la cocina hizo que me alertara. Me acerqué lentamente pero no se veía nadie. La verdad me está dando demasiado miedo estar aquí sola. Mire la biblioteca que estaba abierta, la curiosidad se hizo presente, sé que no debo pero necesito conocerlo más. Al entrar todo estaba muy organizado, todo estaba muy correcto, muchos libros y algunos reproductores de música. Me acerco y agarró un libro, la verdad tenemos mucho en común y no me había fijado. Sonreí por haber tomado está decisión, al abrir el libro cayó una foto de un hombre mayor, un hombre c
HannaMe besa en repetidas ocasiones, intentó seguirle la corriente pero sus besos no son lo que espero, sus besos no son lo que deseo. Pasa su mano por mi pierna, me muevo por la incomodidad. —No, detente Juan. —Se pone más insistente.—Es lo que hacen los adultos Hanna, solo déjate llevar. Olvídate de ese sujeto, yo puedo colaborarte con eso, te voy a mostrar que soy más hombre y mucho mejor. —Me besó con más intensidad por el cuello, puse mi mano para detenerlo, pero estaba cegado y seguía haciéndolo sin escucharme. Con mis piernas lo empuje una vez más, haciendo que él se hiciera a un lado, rápido me puse de pie calmandome. —Comprendo que estés pasado de copas, pero no me pongas un dedo encima solo porque tu lo dices, así no esté de acuerdo. —Él agarra su cabeza, y pone sus manos al frente. —Lo siento, creo que me excedí. No quise hacerte daño. Creo que haber bebido tanto se salió de control. —Creo que es mejor que me vaya a dormir, no me estoy sintiendo nada bien. —Me podría
Hanna Pataleo una y otra vez para que él me deje bajar, sin embargo, es imposible Pablo no entiende razones y lo único que hace es apretar con fuerza mientras maneja.—Eres un troglodita, déjame bajar ya… —grité, él tan solo me miró de lado y sonrió con malicia.—Estamos muy lejos de la casa de Juan ¿cómo te piensas ir? Me imagino que volando, porque no hay otra —él comenta con gracia y la verdad quiero acabar lo es un cretino en todo el sentido de la palabra. —Yo veré como me voy, deja de ser tan petulante al pensar que tú mandas sobre mi vida, porque te aseguro que no es así. —Él se detiene de inmediato. —¿Quieres estar con él? —Aprieta el volante y ni siquiera me habla. —Ya no más Pablo, te puedo asegurar que eso no es asunto tuyo.—Él te quiere lastimar y tú no comprendes eso. Al menos deja que el hombre que contrate te cuide. —Él suspira derrotado—. Te voy a llevar a con él, No debí ponerme así por parte de esa forma pero debes entender, que imaginarme sus manos sobre ti hizo
Uno comete estupideces una y otra vez, eso es obvio. Somos humanos y es muy común que erremos porque es una forma de poder aprender a superar los obstáculos que la vida nos presenta, porque aquí estoy yo de nuevo, cayendo ante él. Si, cayendo ante sus besos y ante sus caricias, ¿Por qué como se hace para no caer ante él? Su mirada, su tacto, sus labios, todo él me está haciendo caer poco a poco, ¿Dignidad? Lamentablemente o no lamentablemente esa palabra avanzó y cerca de él y en sus brazos no existe en mi vocabulario. Él coloca sus manos en mis mejillas, acariciando a su paso.—¿Me perdonas entonces Hanna? ¿Me puedes dar entonces una oportunidad? —Debes convencerme porque aún no me siento totalmente convencida —dije con mis ganas completamente elevadas. —¿Es una invitación para hacer lo que quiera? —Bésame de nuevo Pablo, cuando tu estás desaparece el mundo exterior, no sé como lo haces pero logras que el muro que pongo contra ti, caiga a mil pedazos. —Sus ojos me observan, me ta
HannaLas miradas iban y venían entre los dos, las palabras sobraban en este momento, comimos mientras las bajas temperaturas se hacían presentes, el mantenía su espacio, parecía que estuviera enojado y realmente me siento frustrada por eso. Porque sencillamente parece que él es un idiota que solo busca algo y ya, al conseguirlo todo vuelve a la normalidad, a su normalidad. —Pronto amanecerá, debería ir a dormir un poco, quiero salir con Roy y con Lu. —¿Dormirás sola? porque en mi cama hay un espacio pequeño en el que podrías caber a la perfección —hace un gesto con su mano, como si me estuviera midiendo—. Entonces pues, mantengo abierta la invitación y por si acaso también la puerta. —Se pone de pie y levanta los platos. —Pablo tu falsa caballerosidad nadie te la cree.—No me importa, porque quiero al menos por hoy darte tu espacio, así lo piensas en esas pocas horas que quedan. —¿Es enserio Pablo? —Sí, es real. Mañana en la noche espero tu respuesta, te estaré esperando en algú