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Satarah suspiró irritada al ver salir a la nueva secretaria de Dimitry de su oficina. La mujer estaba completamente roja de furia.Dio un par de zancadas en su dirección antes de tomar su bolso y gritar:—¡Renuncio!Todos la vieron marcharse con curiosidad.Satarah se pasó una mano por su cabello recogido en un moño y suspiró.—Págame —dijo Hugo a Vladimir.—¡Dijiste que renunciaría mañana, no te debo nada!—¡Fui el que más se acercó a la meta!—Eso no cuenta...Ella ignoró la discusión.En dos semanas Dimitry había despedido a más de 5 secretarias y ahora todos en la oficina habían comenzado a hacer apuestas de cuanto tiempo durarían en el puesto. Era ella quien tenía que encargarse de las exigencias de él cuando renunciaban así que a ella no le parecía nada divertido el tema.Comenzaba a recordar por qué lo detestaba en la escuela.Arrigante, presumido y un dolor de trasero.Aunque fuera devastadoramente sexy y todas en la oficina quisieran llevárselo a la cama.Cada vez que escuc
Incómodo.Esa era la única palabra para definir el almuerzo.No por Vasya.Por uno de los chicos que había ido con ella.Notaba que la miraba demasiado y a veces le coqueteaba.Satarah no le respondía a los coqueteos pero terminó de irse excusándose con que le tenía que llevar el almuerzo al Dragón.No había mentido sobre eso porque le había pedido el almuerzo a Dimitry aunque no sabía si querría comerse ese estilo de comida. Era demasiado quisquilloso con lo que ingería."En todo caso, no se desperdiciará. Dejé más de la mitad de la comida porque ese tipo me pone inquieta así que si no quiere me la como yo."Como era de esperarse no había gente en el pasillo porque la hora del almuerzo no había terminado.Estaba a punto de golpear la puerta pero de repente escuchó la profunda voz de Dimitry hablando con alguien.—¿La encontraste?Él esperó en silencio.Satarah esperó y él volvió a hablar otra vez.—¡¿Cuánto tiempo más va a pasar para que sepas algo?! ¡Son unos jodidos inútiles! Dimi
Esa noche era cuando iba a hacerlo. Satarah respiró profundamente captando el aroma masculino de Dimitry.Su maldita criptonita.Le encantaba su olor pero debía mantener la tranquilidad porque sino las cosas saldrían muy mal.—Estás muy silenciosa —dijo él cuando salieron del ascensor.—Estoy bien.Dimitry la miró como si no le creyera absolutamente nada.Comenzaron a bajar las escaleras y al tercer escalón hasta de llegar al suelo, Satarah se tropezó cayendo al suelo soltando un grito de dolor.—¡Satarah!Dimitry enseguida se arrodilló frente a ella mientras que Satarah seguía gimiendo de dolor apretando con sus manos su tobillo.—Déjame ver, Tarah...—¡No! ¡Me duele muchísimo! Ella gimió apoyando su frente en la rodilla fingiendo sollozar con fuerza.—¿Puedes... llevarme a un hospital?Los ojos de Dimitry se abrieron con horror y sin dudarlo la cargó del suelo al estilo nupcial llevándola rápidamente a su auto después de salir del shock inicial.—¡Borya, al hospital! —gritó a su co
—Dim...Su boca poderosa descendió por su cuello mientras que él seguía acariciándola entre las piernas.Él sonido exterior se había vuelto un eco distante. Ellos estaban demasiado sumergidos uno en el otro como para ver o entender nada más.—¿Demasiado desesperada como para esperar que lleguemos a casa, Malyshka?Su dedo se adentró mucho mas profundo y luego se retiró, ella lo miró aturdida y decepcionada al mismo tiempo pero él soltó una risita divertida antes de volver a darle un pico en los labios.Dimitry tiró de su camisa bruscamente rompiendo los dos botones superiores mostrando su brasier de encaje. Los ojos de su esposo se oscurecieron ante la vista.—¿Qué hiciste? ¿Cómo haré para bajar del auto? —Eres jodidamente preciosa —susurró él contra su piel ignorando sus preguntas.Bajó su brasier exhibiendo sus pezones endurecidos antes de adueñarse de ellos chupando y mordisqueando cada uno.Satarah suspiró ante la deliciosa posesión de su boca adueñándose de ella de manera glorio
Satarah no dijo nada pero colaboró con él en silencio y cuando Dimitry acercó su cabeza entre sus muslos dejó escapar un jadeo.La mirada oscurecida de su esposo una vez más logró golpearla.Dimitry mordisquea su clítoris y Tarah tiene que ahogar un jadeo que amenaza con salir de sus labios pero que no puede contener cuando su lengua se abre caminos a lo largo de su humedad, instintivamente las caderas de Satarah se alzan queriendo profundizar la penetración de su lengua pero Dimitry sostiene sus caderas presionándola sobre el colchón mientras la devora como un poseído. Su lengua se desliza una y otra vez desde su clítoris hasta su entrada hasta que cuela dos dedos dentro de ella haciéndola sisear de deleite.Una mano de ella se clava en su cabello acercándolo mucho más y él sonríe maliciosamente sin dejar de adueñarse de su clítoris. Los dedos de Dimitry se mueven en su interior encontrando el punto G de ella.Sus caderas se mueven descontroladas bajo sus embestidas fulminantes. Tarah
Dimitry se pasó la mano por la cara irritado consigo mismo a la mañana siguiente.Recordaba cada vez que había hecho suya a Satarah porque eran los mejores recuerdos que poseía. Pero, también serían una tortura el momento en el que ella lo dejara.No se había podido contener por más que quisiera hacerlo porque siempre se le había sido difícil no acercarse a Satarah. Peor aún ahora que tenía la oportunidad de tocarla y de saber que le gustaba su toque. Ella lo había esperado esos meses. Lo deseaba y eso solo hacía las cosas más difíciles. Satarah seguía repitiendo que quedaba poco para separarse de él, para dejarlo. Sin saber lo que provocaban sus palabras en su pecho.No quería dejarla ir y esa era la verdad. Pero ¿Cómo iba a ser tan egoísta de amarrarla a él cuando estaba empeñada en alejarse de ese mundo en el que ambos habían crecido? Y que la había hecho sufrir tanto.Él estaba destinado a ser el Pakhan de la Bratva después de su padre y ella detestaba la vida en la mafia. Una v
En el auto la conversación fluyó de manera superficial lo poco que habían podido hablar gracias a las llamadas constantes que Dimitry recibía todo el tiempo.Algo lo tenía frunciendo el ceño y estresado pero ella no sabía el qué.—¿Vas a decírme por qué hiciste todo ese drama de ayer? —la pregunta repentina hizo que ella volviera a mirarlo.—Tú tienes tus secretos y yo tengo los míos.Él la miró con ojos entrecerrados pareciendo molesto.—No me provoques, Satarah.—De verdad me dolía y puede que sí sea un poco hipocondríaca.Él suspiró irritado porque obviamente no le creyó por lo que tenía que cambiar el tema y necesitaba hacerlo cuanto antes.—Sobre lo que pasó anoche...Dimitry la miró con intensidad. Siempre la ponía tan nerviosa con sus ojos puestos sobre ella de aquella manera.—¿Sobre cómo te follé, Malyshka?Sus labios se estiraron con diversión y ella lo miró con frialdad alzando la cara mientras lo fulminaba.—Seguimos haciendo esto pero ¿Por cuánto tiempo? —le preguntó al
—¿Tarah? —la llamó Vasya pero ella no se giró a verla.—¿Puedes ocuparte del teléfono? Volveré pronto.—Sí, claro. Satarah asintió y se metió al baño escondiéndose en uno de los cubículos.Esta vez dejó caer sus lágrimas ahogando sus sollozos.Alguien como Anastasya nunca entendería lo que había provocado dentro de ella con su crueldad.Incluso nadie sabía en absoluto todo lo que había vivido por seis años de su vida sumida en la desesperación. Nunca disfrutaría de lo que se sentía estar embarazada y esa mujer se burlaba en su cara diciéndoselo para martirizarla.Ella no quería darle en gusto de verla sufriendo por este tema que la ponía tan sensible y no lo haría. De hecho, ella había evitado desahogarse con alguien por sentía que si lo hacía se sentiría más real la posibilidad de nunca quedar embarazada. Y mientras el tiempo pasaba la desesperanza intentaba lastimarla pero ella no quería caer en el pozo del dolor.Necesitaba ser fuerte por ella misma, pero sobre todo por su hija.