15. Es una niña prodigio

Satarah estaba a punto de correr pero el vidrio del auto se bajó y se dio cuenta que se trataba del guardaespaldas rubio.

Embobada miró como el hombre se bajaba los lentes de sol para que lo mirara a los ojos.

—¿Estás bien, señora? ¿Quieres que te lleve a algún lugar?

Él arqueó una ceja esperando su respuesta y Satarah se acercó abriendo la puerta del copiloto e introduciéndose en el auto.

—Debería ir…

—En la parte trasera, lo sé. Nadie nos está viendo así que no creo que haya nada de malo en que me suba a tu lado. No estoy para formalismos.

Él la miró con curiosidad pero no hizo comentarios sobre eso.

—¿A dónde la llevo?

Satarah pensó a dónde quería ir.

Necesitaba olvidarse de las palabras que Yelena le había dicho y solo conseguiría la paz que ansiaba en un solo lugar.

—¿Puedes llevarme al orfanato “Моя надежда”? Es muy importante.

El rubio asintió centrando su vista al frente pero Satarah siguió mirándolo fijamente. A diferencia del resto de hombres de Dimitry a este nunca lo hab
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