—No puedo hablar de mi posición, señora.—¿Incluso conmigo? —preguntó curiosa Satarah antes de comerse su postre con la mirada fija del hombre frente a ella.Andrei sonrió ligeramente antes de contestarle.—Incluso con usted.—Eso solo me dice que no eres solo mi guardaespaldas, hay algo en ti —afirmó sonriéndole.Él se quedó en silencio viendo el movimiento de los labios de Satarah pero cuando se dio cuenta de lo que hacía apartó la mirada con la mandíbula tensa.—Venga, come un poco. No te interrogaré más, al menos no sobre el trabajo.Él se obligó a dar un bocado incluso aunque no tenía hambre.—¿Tienes hermanos? Andrei enseguida se tensó inquieto.—No.—¿Qué haces cuando no me cuidas? ¡Y no estoy hablando de trabajo! —Exclamó ella risueña.El guardaespaldas le sonrió a medias pero enseguida notó a su jefe viniendo en dirección de ambos. Andrei se tensó en su asiento y Dimitry finalmente llegó, colocando su chaqueta sobre el respaldo de una silla antes de sentarse en otra al lado
Satarah estaba más que furiosa y que estuviera en un pequeño espacio a solas con Dimitry no ayudaba para nada.Ellos han sido enemigos desde que tiene memoria. Dimitry siempre había tratado de irritarla y viceversa. Sin embargo, que la trataba como lo estaba haciendo solo hacía que quisiera alejarse de él lo más pronto posible.Él tampoco estaba mirándola, su mandíbula estaba apretada mientras pensaba en lo último que Satarah le había dicho.¡Y aunque lo fuera, tú serías el último maldito hombre sobre la faz de la tierra con quien me acostaría!Sus puños se apretaron en molestia.“¿Quién demonios se cree que es?”Estaba tan sumido en sus pensamientos que no se dio cuenta de que habían llegado a casa hasta que Satarah salió del auto abruptamente. —Borya, dile a Andrei que lo quiero en mi oficina, ahora —gruñó ordenándoselo a uno de sus hombres y este enseguida asintió.Sus ojos se desviaron al cuerpo de Satarah y lamió su labio inferior imaginándolo desnudo como la noche pasada. —Mal
Satarah estaba mirando por la ventana cuando la puerta de su habitación se abrió.No tenía que girarse a ver de quién se trataba porque sabía que era Dimitry. Su presencia era intimidante y abarcaba todo el lugar. Tuvo que poner todo de ella para no mirarlo. Sin embargo, al escuchar el susurro de su ropa cayendo al suelo no pudo evitar tensarse.El recuerdo de aquella noche donde la drogaron llegó a su cabeza, sus ojos celestes sobre ella habían sido suficientes para ponerla cada vez más caliente y Satarah temía que no fuera solo a causa de la droga.—¿Te vas a quedar todo el día mirando por la ventana? —Su voz burlona le llamó la atención.Satarah enseguida frunció el ceño volteándolo a ver con la mandíbula apretada pero su pulso se disparó al notar la desnudez de Dimitry.Él le sonrió desvergonzado y ella no pudo evitar mirar sus atributos.Recorrió su rostro desprovisto de aquella sorna con la que le había hablado. Era demasiado guapo para lo desgraciado que era, sus ojos penetrant
Después de que terminó en el jardín estaba toda cubierta de tierra pero eso poco le importaba, se había sentido relajada como en mucho tiempo no había estado. Debía admitir que le gustaba demasiado la jardinería, la plantación de flores tanto como la repostería, pero aún no se atrevía a acercarse a la cocina. Esa siempre estaba llena de gente.—Fue de mucha ayuda señora.—Gracias por dejarme ayudarte Mariane.Ambas se despidieron y Satarah comenzó a ir en dirección a su habitación pero las voces de un par de empleadas hicieron que se detuviera.—La señorita Anastasya se ve muy elegante y hermosa con ese vestido. —Sí. A lo mejor fue por eso que el señor Dimitry prefirió llevarla para ese evento a ella en vez de a la señora Satarah.Satarah sintió que su respiración se detenía no solo por sus palabras sino que ahora veía de lo que ellas estaban hablando. En la televisión estaban trasmitiendo una gala benéfica en la que estaba Dimitry junto a Anastasya.Satarah sintió una opresión en el
—¡¿Qué carajos te pasa?! ¡¿Cuándo te volviste tan malditamente irrespetuosa?! ¡¿Cómo te atreves a entrar en mi oficina sabiendo que tenía una reunión?!Su padre la tomó por el cuello golpeando fuertemente su cabeza contra la pared detrás de ella y Satarah no pudo evitar gemir en voz alta abriendo los ojos abruptamente. Su padre jamás la había golpeado en la vida y estaba sorprendida de que lo hiciera ahora cuando era una mujer.Satarah tembló no solo de miedo sino también de dolor al ver la ira ardiendo en los ojos de Noel Alekseev. —¿Pa…?—Siempre has sido un jodido estorbo Satarah, logré deshacerme de ti ¿y ahora qué carajos haces aquí? Ya no eres mi maldito problema sino de Dimitry.Un nuevo golpe para su corazón. Sus ojos se llenaron de lágrimas pero recordó que no era la niña débil que él había visto crecer. Satarah había entrenado por años a espaldas de todos y no desaprovechó la oportunidad para dejarlo ver.Su mano voló hasta los ojos de Noel quien enseguida gritó soltándola
—¿Dimitry, qué estás haciendo?La voz de Satarah tiembla y Dimitry odia escucharla de ese modo. Su piel está pálida mientras que sus ojos lo observan, asustada. Él cada vez está más irritado por el interés que le muestra a ese bastardo.—Sacando la mierda de mi camino. Sube al jodido auto ahora, Malyshka —su voz suena tan amenazante que ella se echa a temblar.Muerde su labio inferior pensando en cómo sacar a su detective de aquel embrollo que ha creado por su culpa. Pero ¿Cómo iba a saber que Dimitry la encontraría tan pronto?—Dame el arma y me iré al auto.Su ceja oscura se levanta y hace una mueca de desdén evidente. —Si tienes miedo a que lo mate, déjame decirte que puedo hacerlo en un segundo sin el arma, Malyshka. Al auto.Ella lo miró temblorosa.—Dimitry, creo que te volviste loco o algo. Él es un amigo que necesitaba mi ayuda. Déjalo en paz. Suéltalo ahora.Dimitry siente que su mandíbula se tensa, furioso por aquella mentira suya. La muy descarada estaba mintiéndole en la
Satarah miró horrorizada cómo se desarrollaban los hechos. Vio como Dimitry disparaba con tanta seguridad y se cubría.Su corazón cada vez latía más deprisa.Podía haber crecido en la mafia pero como Dimitry había mencionado. Su cara nunca fue vista. Nadie la conocía como la hija ‘’de Alekseev”, porque ella solía escabullirse lejos del caos. Sin embargo, tener un arma en la mano y disparar no era difícil para ella ni le daba miedo.A lo que temía era a la desventaja clara entre Dimitry y los hombres que le disparaban.De repente vio como una de sus balas se incrustó entre los ojos de uno de los hombres dejándolo tirado. El siguiente en caer fue el de su izquierda disparándole justo en el corazón.—Bastardo, psicópata. Siempre ha sido bueno disparando —murmuró Satarah.Un sentimiento de orgullo quemó su pecho y pronto frunció el ceño. Debía estar bien con que él saliera ileso, pero no “orgullosa”.El chillido de unos neumáticos resonaron y enseguida Satarah miró detrás de ella notando
Satarah estaba aún sobre el regazo de Dimitry, él la tenía atrapada entre su cuerpo ya que sus manos estaban sobre el volante acorralándola.—Después me explicarás por qué te quedaste paralizada cuando te pedí que aceleraras —gruñó él en su oído.Dimitry aceleró mucho más y giró el auto a la izquierda, enseguida giró una vez más a la derecha entrando por callejones desconocidos a un barrio oscuro.—¡Dimitry!Satarah clavó sus uñas en el antebrazo de su esposo sintiendo que su corazón estaba a punto de salirse de su pecho.—Relájate, Malyshka. Te tengo, no voy a dejar que nada te pase. Aquella afirmación suya usando un tono de voz suave hizo que Satarah sintiera un cosquilleo en su bajo vientre. Satarah recordó que cuando Dimitry tenía 18 años competía en carreras ilegales y siempre era el ganador según Natalya. Ahora entendía el por qué. Su destreza al volante era impresionante pero aún así no podía evitar sentir miedo a la velocidad. Los recuerdos del pasado eran algo que ella no p