Capítulo178
Al día siguiente, la tan esperada subasta comenzó. Grandes y pequeños millonarios bajaron de sus lujosos automóviles y caminaron por la alfombra roja hacia el recinto, mientras los medios no paraban de tomarles fotografías.

Era una escena poco común reunir a tantas celebridades del mundo empresarial. Sería un desperdicio no aprovechar para tomar algunas instantáneas para las revistas.

De repente, se generó un revuelo entre los reporteros más alejados.

—¡Oigan, miren! ¿Ése no es el auto de la señorita Apango?

Al escuchar esto, todos los medios enfocaron sus lentes como gatos hacia un olor apetitoso.

A lo lejos, un lujoso vehículo se detuvo y de él descendió una mujer ataviada con un vestido rojo intenso.

La señorita Apango lucía radiante ese día. Su piel nívea contrastaba con el atuendo carmesí y su cabello azabache ondulado caía sobre su espalda. Sus labios rojos eran sumamente sensuales.

Era una criatura celestial.

—Dicen que la señorita Apango y el presidente del Grupo García se cono
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