Capítulo180
La altiva señorita Apango mordía sus uñas con disgusto, olvidando por completo su usual pose de dama refinada.

¿Quién era esa mujer y por qué estaba al lado de Diego? ¿Acaso no era ella la única mujer que debía estar junto a Diego?

Además, el encargado de asignar los asientos era un tonto en hacer su trabajo. ¿Por qué puso su asiento tan lejos de Diego?

En su mente ella pensando: Crecí junto a él desde niños, no es descabellado que me siente cerca, ¿o la gente pensaría algo inapropiado al vernos sentados juntos? ¡Es más, al regresar me quejaré con la madre de Diego, el que asignó los asientos va a tener gran problema conmigo!

Pensando eso, la señorita Apango se levantó dispuesta a sentarse al lado de Diego.

No importa lo que digan los demás, Diego es suyo y ahora ella tenía que buscar oportunidad para sentarse a su lado.

Pero entonces la subasta comenzó de repente.

La señorita Apango tuvo que sentarse de nuevo a regañadientes. Si abandonaba su asiento mientras todos pujaban, llamaría m
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