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Violeta regresó con Sebastián y él estaba en una llamada, Seraphyna parecía más tranquila, Violeta acarició sus cabellos dorados, y observó su gesto débil —Yo nunca quise que esto pasara, Violeta. —Claro que no, Seraphyna, Dios lo sabe también, pero debes saberlo, a veces, las personas tienen un destino forjado, y es inevitable cambiarlo, por desgracia, cuando la muerte llega, ya está escrita, es irremediable. —¿Si alguna cosa hubiese sido diferente…? Violeta tomó la mano de Seraphyna entre la suya, y eso le transmitió confianza —Escúchame, nada puede ser diferente, no hay nada que se pueda cambiar, todo es como debe ser, pero todo va a pasar, algún día, el dolor será menos, mientras tanto, solo mantente fuerte, respira, y abraza lo que tienes a tu alrededor, es la única forma de resurgir. Seraphyna sintió esperanza con sus palabras, y supo que Violeta era muy distinta a Milena, supo que Violeta era la mujer perfecta para hacer feliz a su papá. Cuando Hugh llegó al antiguo depar
La llevaron al mismo hospital donde Seraphyna estaba internada, esperaron pacientes, no eran capaces de dejarla simplemente ahí, Sebastián había dejado un mensaje a Hugh, de que debía ir a buscar a Milena al hospital. El doctor se acercó a ellos, y pudo darles información sobre la salud de Milena —Ella perdió al bebé —Violeta sintió compasión por la mujer, le dolía que enfrentara eso, porque para Violeta ser madre debía ser algo hermoso, y a pesar de que Milena era una mala persona, no deseaba algo cruel para ella—. Estaba por cumplir dos meses. —¿Dos meses? —exclamó con sorpresa Sebastián, aunque dentro de sí ya no era tan increíble, miró a Violeta, y ambos se convencieron de la clase de mujer que era Milena —Sí, aunque hemos hecho un legrado y después de todo ella está estable, hemos decidido realizarle unos estudios a profundidad, por lo que la dejaremos internada esta noche, y mañana le daremos de alta a mediodía. —Está bien. Cuando el doctor se marchó, llegó Hugh, Sebastián
Al día siguiente, cuando fueron al hospital, antes de ir por Seraphyna fueron a ver a Milena, Hugh no estaba ahí, el doctor estaba enfadado, pues habían dejado a la paciente abandonada —Lo lamento, mi hijo es un irresponsable. —Entiendo, mire, hemos hecho unos estudios a la paciente, ayer los hicimos, hoy repetimos para asegurarnos, pero son definitivos. —¿Qué sucede? —exclamó Sebastián ante el tono alarmante del doctor—. ¿Ella está bien? —Tiene cáncer cervicouterino en una etapa muy avanzada. Violeta y Sebastián estaban impactados ante tan trágica situación. —¿Ella debe comenzar un tratamiento? ¿Tiene posibilidades de recuperarse? —exclamó Violeta —En este caso el tratamiento será paliativo, debido al avanzado estado de la enfermedad, no puedo darle salvo seis meses de vida, pero dependerá del tratamiento y la fortaleza de su cuerpo. —Ella… ¿Lo sabe? —Acabamos de decirlo. El doctor se marchó luego de decir, y Hugh llegó, Sebastián habló con él, pero notó esa actitud abominab
Rori caminaba sin rumbo, sentía una decepción golpear su corazón, un auto manejaba a su paso, y el sonido de un claxon resonando lo alertó, cuando levantó la mirada, era Betty Ramos quien estaba en el auto —¿Por qué caminas tanto? Vamos, sube —dijo la maestra, Rori sonrió y asintió, subiendo a su lado, pronto manejó —No quiero desviarla. —No lo harás, ¿Qué te pasa? Te ves triste —dijo la mujer —Nada, ya sabe, solo un mal día. —No me hables de usted, por favor, haces que me sienta muy vieja, apenas tengo veintiocho años, te llevaré aproximadamente diez años, no creo que sean tantos. Rori sonrió —Es la costumbre, Betty. —Te invito a tomar un café y verás que estarás mejor. Él la miró extrañado, pero al final aceptó. Sebastián estaba con Vladimir, platicaban al respecto del viaje a la Isla de Sur —Ahora no es un buen momento, Vladimir, tengo algunos problemas, y temo dejar a mi esposa sola. —Lo entiendo, debe ser una situación tan difícil saber que hay una persona dispuesta a
Rori llegó a casa más tarde, y Violeta lo encontró —¿De dónde vienes? Mira la hora que es, pasan de las once, es muy tarde. Él la miró con desespero, no estaba de ánimo, y además estaba ilusionado por la presencia de Betty Ramos en su vida —No soy un niño, ¿Lo olvidas, Violeta? Déjame tranquilo. —¡¿Qué es esa forma de hablarme?! Eres un insensato, ¿Qué sucede con el respeto, Rori? Él se detuvo, y se sintió culpable —Lo siento, solo, no estoy de ánimo. —¿Es por Seraphyna? Él la miró incrédulo de que ella lo supiera —¿Ella te lo dijo? —Violeta asintió —No ha dejado de llorar por ti. —¿Llorar? —exclamó perturbado, pero luego se convenció de que todo era una simple mentira—. ¡Imposible! No me lo creo, ella no tiene sentimientos, ¿Te dijo lo que me hizo? Violeta asintió y le pidió que fuera con ella al salón principal, tomaron asiento —Rori, no todas las personas han tenido la vida amorosa que nosotros tenemos, hay quienes han tenido una vida cruel, triste, sola, mira a Sebasti
—¿Estabas soñando con Hugh? —exclamó y Sebastián no pudo ocultar su molestia en su rostro, temía que Violeta siguiera amando a ese hombre Ella se enderezó, y tomó su mano —Fue una pesadilla. Él la miró con duda —¿Qué soñaste, amor? —Soñé sobre el día en que mataron a mi padre. —Cuéntame —dijo con intriga, observando su rostro triste, aún sostuvo su mano —Es que, cuando a mi padre lo secuestraron, fui yo quien tuvo que reunir el dinero, mi padre había ahorrado toda su vida, tres millones de dólares, tomé todo el dinero y lo llevé en dos maletas, ellos, los secuestradores pidieron que lo dejara en un maletero de un coche viejo, en un estacionamiento abandonado, así lo hice, y me dijeron que mi padre estaría en su propio auto, que estaría estacionado, cuando llegué, así fue, pero… —Violeta sintió que su voz se rompía por el llanto, limpió sus lágrimas, sintiendo ese nudo apresar su garganta—. Pero, mi padre estaba muerto, tenía golpes terribles en su cabeza, ¡Me lo mataron, Sebasti
Sebastián tomó asiento, pero tenía la mandíbula apretada, ese gesto de furia, y frustración, era increíble como Hugh sacaba lo peor de su persona, y no podía controlarlo, luego sintió la mano de Violeta, que la acariciaba con suavidad, sonrió al verla, y fue extraño sentir que, entre sus manos, con un solo gesto dulce, ella podía calmar su bestia interior, volverse un mejor hombre solo para ella. Pronto se sirvió la cena, y después saludaron a varios colegas de Sebastián, más tarde comenzaron a bailar, la música y la velada eran realmente buenas y disfrutable. Cuando bailaron, él tomó su mano entre la suya, la acercó a su cuerpo, y pudo percibir todas las miradas sobre ellos, las personas les miraban perplejas, gestos de envidia, morbo, alegría y hasta de coraje, cuando Sebastián observó los ojos de su amada, nada de eso importó ya, porque ella era su mundo, y olvidó por completo que todos los demás existían, solo eran ellos dos en su universo de amor eterno, eran felices, eso era in
—Suéñalo, Alfredo, ustedes serán lo que son, solo mi sombra —aseveró con furia y se alejó, pero Sebastián se veía descontrolado, Hugh lo notó y se acercó a él aprovechando la ocasión—Padre, ¿Qué te sucede? ¿Te ves fuera de control?—¿Dónde está Violeta?—No lo sé, estaba por aquí, quizás en el jardín.Caminaron juntos, y salieron, entonces pudieron verla, estaba a unos pasos de ellos, hablando con ese hombre, con Pablo Lanzi, y Sebastián sintió que podía morir de terribles celos solo de verla con ese hombre—Ya lo ves con tus propios ojos, mira lo que es, fue lo mismo que me hizo a mí, cuando te encontró a ti, no pensó en olvidarme para comenzar una relación contigo, y ahora, que encontró a Pablo, siendo joven y adinerado, no pensará las cosas, y te dejará a ti también.Sebastián sostuvo a Hugh del cuello con fuerza, con una sola mano, quitándole el aire—¡Cállate! —exclamó mordiendo sus palabras con furia—. Puedes decir lo que quieras, pero sé que estás detrás de todo esto, ¡Aléjate