—¿Mark? —Harper sintió un escalofrío al reconocer su voz—. ¿De dónde has sacado mi número? ¿Qué pretendes?—Solo quería saber cómo te va la vida.Esa voz le traía tantos recuerdos... Al escucharla, los últimos nueve meses se borraron de su mente, como si nunca hubieran existido. Si se tapaba los oídos, podía imaginarse que seguía viviendo en el apartamento de Paraguay y que Mark volvería pronto del trabajo.Harper no se atrevía a cerrar los ojos, como si temiera que el más mínimo guiño fuera su sentencia de muerte. Su mirada se fijó en la funda azul del sofá hasta que cada hilo le pareció un filo cortante.—Estoy perfectamente —mintió—. ¿Qué hay de ti?—No me resigno a perderte. —Su voz se quebró en el silencio—. Aún no puedo aceptar que lo nuestro se acabó. Te extraño tanto, Harper.Harper sintió un nudo en la garganta al oírlo tan dolido. Algo en su tono le provocó un remordimiento profundo.—Ya no soy tu Harper —dijo. Esperaba que Mark reaccionara mal, pero se quedó sorprendida cua
Harper sintió una punzada de ansiedad al oír de nuevo el mensaje de voz en su celular. Quería dejarlo todo y correr a su lado, pero tenía una reunión ineludible. Se prometió a sí misma que sería breve y que lo llamaría en cuanto terminara.La reunión con la consultora informática Samantha Reynolds se alargó hasta pasadas las siete. Harper estaba impaciente por terminar, pero Samantha seguía hablando sin parar. Fue un alivio cuando el departamento de seguridad los interrumpió para avisarles de una inundación en el garaje subterráneo. Apenas quedaban coches a esa hora, pero los pocos que había estaban en peligro de quedar atrapados bajo el agua. Harper pensó que tendrían que llamar a una grúa para rescatarlos.Harper se levantó de un salto al oír lo de la inundación. —Seguro que mi coche está entre los afectados —murmuró, recogiendo su ordenador y metiéndolo en el maletín—. Tengo que bajar a ver qué pasa. ¿Te importa si te llamo mañana para terminar lo que nos queda?—No hay problema —r
Harper prendió el móvil y lo sostuvo en alto, buscando una fuente de la inundación. Una corriente de líquido sucio y espeso se estaba colando por el hueco inferior de la puerta bloqueada. Eso era muy alarmante. Pero cuando dirigió el móvil hacia arriba, se quedó helada.El agua también estaba entrando por el techo.Parecía que todo el almacén estaba bajo el agua.La castaña no podía creerlo. Era imposible que el almacén se estuviera inundando así… ¿Sería que el nivel inferior de la empresa se había anegado? ¡Eso no tenía sentido! ¡No podía haber pasado tan rápido! Pero el agua en el suelo explicaría por qué la electricidad se había cortado.—Esto no puede estar pasando... —susurró, sintiendo que el corazón se le aceleraba en el pecho mientras marcaba el número de la central del edificio. Necesitaba hablar con alguien que la sacara de allí. Aguardó a que sonaran dos tonos y luego una voz grabada le recitó los números de las extensiones del directorio principal. Cuando oyó los tres dígi
Harper siempre había fantaseado que cuando uno se enfrenta a la muerte, debería dedicar sus últimos instantes a contemplar pensamientos dignos. No obstante, para su sorpresa, se encontró absorta en aquellos momentos en la escalera de mantenimiento junto a Brake. Si hubiera tenido el valor de seguir adelante, al menos habría experimentado una conexión sensual gratificante en su vida. Pero incluso eso se había desvanecido en el aire.Su anhelo por Brake era apasionado y arrebatador. ¡Ay, cómo lo deseaba con fervor! Él era su compañero y, por primera vez, lamentaba no haber cumplido con las expectativas matrimoniales. Ahora abandonaría este mundo sin haber concluido nada significativo en su existencia. Y luego estaba su hija. Oh, su pequeñita radiante. ¿Cómo sería capaz su solcito de brillar sin su presencia?Harper aguardaba el asfixiante destino, no con resignación, sino con creciente ira.Cuando el nivel del agua alcanzó su pecho, su fuerza se desvaneció por completo y dejó caer el or
George asintió mientras su dispositivo de comunicación sonaba. Era el supervisor de seguridad—. Dice que no podemos establecer contacto con la policía—informó George a continuación—. Todas las líneas están saturadas. Pero la empresa de construcción responsable de las oficinas enviará a alguien.—El nivel del agua sigue aumentando—le susurró Harper a Brake, aferrándose a su cuello con los brazos y rodeándolo con las piernas—. Por favor, salgamos de aquí lo antes posible.Brake esbozó una sonrisa y apartó los mechones de cabello de su rostro.—Como desees—dijo el CEO mientras acariciaba reconfortantemente sus hombros—. ¿Te has lastimado? ¿Alguna contusión o corte?—No, solo he experimentado un intenso miedo por un momento.Brake la abrazó con más fuerza.—Ahora ya no tienes miedo, ¿verdad?—N-No—respondió sinceramente. Parecía imposible que algo malo pudiera suceder mientras estuviera aferrada a esos sólidos hombros—. Solo t-engo f-frío. No entiendo cómo toda esta agua ha llegado aquí.
Harper sentía pánico ante la idea de entrar en el ascensor. Había jurado que nunca más se sometería a una tortura como la que sufrió hora atrás. Su cuerpo se resistía con todas sus fuerzas a dar un paso más.Brake la observaba en silencio, sin saber qué decir.—Qué horror —susurró Harper al fin—. No puedo pasarme la vida huyendo de los ascensores, ¿o sí?—No en Østerbro—le dijo él con una sonrisa.Eso fue suficiente para animarla a seguir.—Vamos, Harper —se dijo, y pulsó el botón de llamada con mano temblorosa. Cuando la cabina se acercó, sintió que se le encogía el estómago—. No sé si te he dado las gracias por lo que hiciste —le dijo con voz débil—. Así que… gracias. Y quiero que sepas que normalmente no soy tan problemática. Quiero decir que, bueno, no soy de esas mujeres que necesitan ser salvadas todo el tiempo.—Está bien, entonces la próxima vez me tocará a mí ser salvado por ti.A pesar de su nerviosismo, no pudo evitar sonreír ante su ingeniosa respuesta. Las puertas del asc
—¿Y bien? —Harper agitó su bufanda frente a la cara de Black—. ¿Qué significa esto?Black vaciló y luego empezó a explicar.—Verás, la cosa es que...—Espera un momento —Harper se sentó frente a la mesa y se relajó un poco, mientras lo hacía, parte de su enfado se disipó, tan rápido como había llegado—. Vale, dime. Sé que estoy siendo irracional y precipitada, pero ha sido un día muy duro y estoy al límite.El rostro del CEO se dulcificó al mirarla con cariño y, aprovechando que ya estaba sentada en la mesa, le acercó la comida.—He pedido a uno de los restaurantes del edificio que nos trajeran algo de comer. Come mientras te lo cuento, por favor —le rogó, después de examinarla con una mirada preocupada.—Gracias. Tengo mucha hambre. Creo que nunca había tenido tanto apetito.—Anoche te pedí que actuáramos como un matrimonio feliz, porque los representantes del gobierno de Paraguay nos estaban observando en el teatro.Harper asintió con la cabeza y se llevó un trozo de mandioca a la b
—No voy a consentir que te quedes con Black después de lo que has sufrido...—¿Qué pasó con eso de respetar mis límites, Chris?—Los límites se van al carajo cuando te veo salir de ese edificio inundado y te llaman "mujer no identificada". ¿Por qué demonios lo llamaste a él en vez de a tu jefe o a tu prima, que trabajan cerca? Wendy o yo podríamos haberte sacado de ahí.—No lo sé, yo...Él estaba en ese edificio, sabía que llegaría antes que nadie, fue lo primero que se me ocurrió—Harper se sintió tan cohibida que buscó la mirada de Brake, pero él le devolvió una expresión impenetrable y se marchó a la cocina, dejándola sola con Chris—. Chris, mañana nos vemos en la oficina. No se te ocurra volver por aquí.—Le he advertido a Black que si te hace algo, tendrá que vérselas conmigo.—Chris—susurró, agotada—, ya basta.—Espera —rogó, usando su voz más dulce y persuasiva—. Déjame ir a buscarte, Harper. Eres como mi hermanita y...—No. Hasta mañana.Harper colgó antes de que empezara a insu