A Grecia aún no le llegaba la tranquilidad que le sugerían. No era nada habitual escuchar que alguien la seguía. ¿Porqué razón? ¿con que intenciones? Preguntas y más preguntas. Ninguna de ellas eran respondidas como debía o quería. Llegaron a la casa de Cooper Santini y este detuvo el auto, mientras uno de sus hombres corrió a abrir la puerta de la pelinegra que tenía el pulso acelerado. __ ¿Que hacemos aquí? - preguntó cuando vio la fachada. Sombrío, como si se tratara de un templo donde la sacrificarían como medio para un rito satánico. Así lo vio y es que no ayudaba mucho el estilo de dicha mansión, demasiado extensa y con menos luz en la parte izquierda, dando un aspecto siniestro.__ Si quisiera matarte, lo hubiese hecho en la carretera, no aquí. - acentuó Cooper.__ Tranquila peli Grecia, no te digo que estás con los buenos porque estoy bueno, pero según el sacerdote no soy bueno. - caminó a su lado. __ Michael ¿no es así? - cuestionó y el hermano de Logan lo admitió. - Vi
Despertar y ver a Logan de nuevo cerca suyo, fue la mejor forma de comenzar el día para Grecia. Lo tenía ahí otra vez y no dudó en abalanzarse sobre sus brazos para llenarlo de besos, como si esa fuese lo único que deseara hacer en la vida. Logan jamás toleró el contacto tan invasivo, pero estrecharla en sus brazos, al menos con ella, era un sensación indescriptible. No supo cuando se metió tan profundo en su pecho, pero sí que ya había logrado hacerlo sin más que sus insolentes respuestas, su comportamiento poco soportable. Todo lo contrario a lo que siempre dijo que podía gustarle de alguien, no se asomó no por cerca las descripciones que siempre hacía. Grecia lo hacía sonreír sin problema, aún cuando este no tenía intención de hacerlo. __ ¿Segura que estás bien? - le preguntó cuando ella insistió en ir al trabajo, asegurando que ahí no pasaría nada. __ Por enésima vez, sí. Estoy bien, Logan. - no quiso tener ningún contacto con él para no levantar rumores ahí también. - No cre
Grecia observó que toda su oficina estuviera totalmente ordenada antes de salir, pues nunca le gustó el desorden en su lugar de trabajo y en ese nuevo, las cosas no cambiarían. En cuanto salió vio a Logan dentro del vehículo, quien miraba la hora a cada nada hasta que suspiró al verla apareciendo por el cristal de la puerta que abrieron para ella. __ ¿Desde hace cuánto estás ahí? - le preguntó a Logan, quien dejó la puerta abierta para ir por ella. Lo recibió con un abrazo que no sabía que necesitaba, pero se sintió muy bien impregnarse de ese aroma masculino que desprendía. Además de la calidez ofrecida por sus brazos, en verdad era muy satisfactorio para ambos. __ Cinco minutos, creo. - mintió, pues tenía mucho más tiempo esperándola. Ella se había quedado casi una hora más para no dejar cosas pendientes y él había estado ahí todo ese tiempo. __ Puedo acostumbrarme a esto. - dijo dejándolo besarla. - Un pretendiente viniendo por mí todos los días, no pago taxi. Es muy convenient
Logan llamó a Grecia cuando casi dos horas transcurrieron y ella no había salido de su trabajo. Ella no contestó. De nuevo no contestó. Pensó que quizá estaba evitándolo por el divorcio. Tenía razón de estarlo. Ni siquiera lo habían discutido, solo tomó la decisión solo y comprendía que quizás verlo era lo último que deseaba, solo que por teléfono no quería tratar un asunto como ese, así que espero otro par de minutos, siendo lo máximo que pudo soportar sin ir a preguntar de nuevo por ella. __ Continúa en su oficina, señor. - le dijo el guardia de seguridad. - Supongo que hay algún asunto urgente porque ha tardado antes, pero no tanto como ahora. __ Subiré. - avisó, el guardia al saber de quién se trataba no tuvo más alternativa que dejarlo pasar, abriendo la puerta para Logan. En el elevador escribió un mensaje para ella de que estaba yendo a explicarle lo que pasaría, pero el leído se marcó, sin que recibiera una respuesta, otra vez dejándolo con esa sensación extraña de querer
Grecia golpeó el lápiz contra su mano, tratando de no verse tan nerviosa. Tomó una bocanada de aire, enderezó los hombros y exhaló cuando cuando escuchó pasos acercándose a la puerta. Cuando esta se abrió, un hombre de traje sin saco apareció en el umbral. No aparentaba más de unos 32 años, con una mirada de escrutinio real en su mirada, un gesto fácil de interpretar y todo eso iba dirigido a Grecia. Ella no mostró ninguna impresión, aunque sí la tuvo. Saludando como de costumbre lo instó a sentarse. __ Usted dirá ¿que necesita, señor Gilbert? - se vió colaborativa, como si fuese la secretaria que trabajó con Logan.Omar clavó sus ojos en la silla que le ofreció. El escritorio y todo lo que parecía estar en perfectas condiciones.__ Seré breve y directo. Por lo que quiero respuestas de la misma manera. - omitió el saludo. - ¿Que tienes que ver con la muerte de mi hermana? __ ¿Disculpe? - Grecia dejó de moverse, con una auténtica cara de no saber a qué se refería. - No entiendo. ¿P
Una semana había transcurrido desde el momento en que aquella conversación se había dado. Pretender retomarla era un caso perdido. Grecia quería saber más de él, pero este puso una barrera contra sus intentos de hacerlo, sintiendo que se había expuesto demasiado con alguien. Ella comenzó a verlo como el mismo que conoció en su oficina y aunque lo entendía, le molestaba verlo tan distante. La primera noche que durmieron lejos del otro fue la peor. No había esa persona del otro lado de la cama, no había nadie que invadiera su espacio como se fueron acostumbrando y tampoco estaba el descanso reparador que eran sus noches. Logan quiso hablarle del tema, pero algo lo impidió. Ese malestar por ver su rostro desilusionado, dolió más de lo que había pensado. Grecia entró a su oficina y el arreglo floral que estaba en su escritorio la hizo arrugar las cejas. Logan no era de enviar flores, además si llegara a hacerlo, no serían una simples rosas. Pues alguna vez le dijo que no eran sus fa
Logan intentó llamar a Grecia esa noche. Ella vais leído el último mensaje que le envió, pidiéndole que le dijera si se encontraba bien, pero no lo contestó. Escribió uno más, pero este ni siquiera lo leyó. La preocupación le llegó de golpe.Lo había arruinado todo. Ese maldit0 temor a un matrimonio lo cegó. ¿Había sido tan estúpido para joderlo todo? ¡Sí! Se quiso estrellar la cabeza en la pared, darse un tiro o enterrarse el puño en la cara directamente. Pero tenía muy claro que eso no dolería tanto como su ausencia. Esa pelinegra que lo sacaba de quicio se había vuelto tan necesaria en su vida que tan solo la idea de perderla para siempre le causó una punzada extremadamente dolorosa en el pecho. Vio a Michael saliendo en su auto de su empresa y negó. En verdad lo había molestado presenciar algo así en sí oficina. Tenía la propia para que hiciera sus cosas, no en la suya. __ Gracias por considerarlo mejor, señor. - le dijo Angélica cuando salió del ascensor. Él no dijo nada y
Logan detuvo su auto a la misma vez que el taxi. Grecia lo vio y corrió a la entrada del edificio, pidiéndole a Miguel no dejarlo pasar. __ Lo siento, señor. Pero si no tiene autorización para entrar, no puedo dejarlo entrar. - se disculpó Miguel y Logan maldijo el no entender absolutamente nada de lo que estaba sucediendo. Quiso golpear al primero que se le acercara. Emanó furia. Una que no sabía podía tener. Estaba indignado porque Grecia prefiriera la compañía de Omar que la suya. Odió el hecho de que ella no quisiera verlo, pero detestó mucho más la idea de pensar que este estaba atrás de ella y no saber con que intenciones. Además que Grecia no le pudiera límites, sino que ¿le pedía que la llevara al trabajo?Pero ¿que pasaba por su cabeza? ¿Acaso no estaba consciente de lo peligroso que era? Y a él no le permitió acercarse para advertirle. Mientras tanto Omar leyó por tercera vez el informe de la investigación que mandó a hacer de Grecia. Todo en ella le resultó fascinante.