Desperté al otro día, completamente exhausta luego de mi ajetreada noche. Mi camisón era suave y lo primero que vi, fue a Gerard a mi lado, sin camisa y aferrado a mi envolviéndome con sus amplios brazos. Fue una noche de disfrute pleno y no lo olvidaría nunca, el poseía una fuerza tremenda y sabía exactamente qué hacer para tenerme por siempre a sus pies.—Buenos días, Clara. —dijo, al tiempo en que me besaba la frente y acariciaba mi piel con lentitud, para hacer que me estremeciera. Tenía esa capacidad.—Buen día. —contesté somnolienta y lo abracé, sentir ese calor me elevaba hacia las estrellas. Esa calma era invaluable. —Oh, olvidé el trabajo, santo cielo. —dije al tiempo en que me levantaba de un salto estrepitoso.El negó con la cabeza, tomando una de mis manos.—No volverás a esa galería a trabajar hoy. —su voz volvió a tornarse severa. —Te advertí que serías mía y eso es lo que pasó. —sonrió. —Te llevaré conmigo, necesito una esposa con urgencia.—Pensé que te referías a unas
Cuando mi hermana se fue, esta vez, no me encontré sola dentro de mi propia casa y eso fue muy relajante. Incluso pude dormir un poco y con una calma gratificante. Tenía ese día para pensar en lo que haría, si me marcharía o me quedaría en casa.El sonido del golpe en la ventana, para dar paso a los vidrios rotos contra el suelo. El estrepito se hizo grande. Salí corriendo para ver con mis propios ojos lo que estaba ocurriendo. El miedo creció más cuando escuché los pasos acercándose hacia mí. Pensé de inmediato en un ladrón o un pervertido que se infiltró para robar lo que pudiera.—¡Maldita! —gritaba ella, con el martillo entre sus manos, destrozando mi juego de té, mi aparador de vidrio y otra de mis jarras de flores.No atiné ni siquiera a decir palabra alguna. Ella comenzó a perseguirme con eso entre sus manos para lastimarme. Corrí hacía mi cuarto para cerrar con llave para impedir que entrara, pero no llegaba a tiempo antes de que me empezara a pisar los talones.—No corras mal
El lapso que siguió me heló la sangre, no olvidaría nunca lo que sucedió en ese momento, cuando Cielo cayó sobre mi intentando cortar mi rostro con esa navaja afilada. No llegó a cortarme la cara porque detuve su mano, pero si llegó a mi hombro y rasgó la piel haciendo que sangrara. Intenté inmovilizarla, pero ella tenía mucha fuerza y su furia parecía hacer que pudiera resistir todavía más. Busqué empujarla a un lado inútilmente, Cielo estaba cada vez más dispuesta a hacer cualquier cosa, lanzaba golpes que podían incluso apuñalarme sin piedad. En el suelo, las dos luchábamos la una con la otra para ver quien sobrevivía, mientras él fuego comenzaba a propagarse.La sirena de la policía hizo que se quitara de encima de mí y rodara hacia un lado, con movimientos torpes en un intento por ponerse de pie. Sujeté sus pantalones para que no pudiera irse, quería que la policía la atrapara de inmediato. Ella me asestó una patada de lo más dolorosa, que me apartó de golpe y me tiró al suelo.L
—¿Cómo supiste que estaba en problemas? —le pregunté a Gerard, con una confusión creciente. —¿Acaso me estás siguiendo? —fruncí el ceño, desconfiando.Él sonrió con su correspondiente aire misterioso y me ignoró por completo. Volví a insistir antes de que creyera que todo estaba en orden.—Lo vi en la televisión. Estás nuevamente en cada canal. Vaya, debe ser agotador ser tan famosa. —dijo en un tono suspicaz, me gustaba cuando intentaba provocarme y hacerme enfadar.No respondí, el hecho de saber que de nuevo estaba en la televisión me hizo revolver el estómago.—Te llevaré a tomar algo, un café, lo que quieras. Has pasado por un momento difícil. —dijo, con un tono más amable y no tan amenazante como el que estaba teniendo.Por momentos creía que me quería como su sumisa y que esto era una trampa para llevarme a una mansión como esas de las cuales se leen en libros o se ven en películas. Lo inspeccioné con la mirada, era una mezcla entre la caballerosidad y el poder, se veía imponent
(Narra Thomas)—Tu hermano ha llamado hace unos pocos segundos. —dijo mi madre, con su voz ronca de haber dormido poco, sufría de un insomnio terrible, las ojeras bajo sus ojos lo demostraban.—¿Qué ha dicho? ¿Se cansó de su viaje absurdo? —pregunté con ironía, claro que Koddel podía no volver en años si quisiera, así era él, nadie nunca lo cuestionaba.—Vendrá con su prometida. —ella sonrió con una alegría enorme, casi saltando de la felicidad. —¡Tendremos al fin una boda!Mi hermano mellizo Koddel siempre había sido el futuro de la familia. Mi madre siempre quiso que se casara para así convertirse en abuela. Para ella, necesitábamos mantener las apariencias frente a todo, era lo más vital en nuestra familia. Yo lo entendía, él siempre fue el más listo.—¿La tendrá como a una de sus sumisas? —pregunté con un sarcasmo afilado.Por poco mi madre me asesta un bofetón en el rostro, ella no toleraría tal insulto hacia su hijo. Lo sobreprotegía y consentía desde que tengo memoria. Desde qu
Estaba en el cuarto de huéspedes de mi hermana, el cual era igual cómodo. En realidad, cualquier cama me hubiera resultado cómoda estando en esta condición, agotada y con mil cosas. El sueño me ganó, incluso con la ansiedad de mañana tener que partir.No había comprado nada para el viaje. Me llamaron para decirme que mi casa se había salvado al menos a la mitad, pero mis pertenencias habían quedado cubiertas enteramente de tizne negro y eso era imposible de quietarse.Era de poca importancia en estos momentos, porque agradecía el solo hecho de todavía estar viva, respirando y pudiendo tomar la decisión de marcharme. Ya buscaría nuevas cosas, nuevos atuendos. Mi hermana me prestó su camisón y entonces pude darme un largo baño relájate para borrar ese mal sabor que me dejó el tener que huir de la mujer de mi ex pareja.—No te sientas culpable. —me había dicho Estela. —Esa mujer actuó por su propia locura, tu no has tenido nada que ver.Pero no era así de sencillo. La habían atrapado y a
El sueño pareció crecer y no lograba despertarme, no sabía cómo pasaba exactamente el tiempo.Desperté esposada, con mi ropa a un lado y las luces enfocándome. Esto debía ser un sueño o una alucinación, no podía comprender. Koddel apareció ante mí con su perfecto rostro sonriendo con suspicacia. Tenía una mirada que no lograba descifrar, como si quisiera devorarme con los ojos.—¿Qué está pasando? —pregunté, con furia, mostrándole el mayor de los enojos.No logré seguir hablando. El comenzó con sus estrategias para hacerme callar.El tiempo pasó muy rápido al tiempo en que me dejaba llevar a pesar de estar enfadada. No podía resistirme a sus propuestas.Al terminar con su juego, me dejó ir y entonces lo abofeteé.—¿No te divertiste? —preguntó, con la voz aterciopelada, haciéndome un masaje intenso en la espalda.No podía negar que sí, que había sido divertido y excelente, que nunca me había sentido tan viva en todo este tiempo. Su forma de ser era terrible, pero no lograba odiarlo ni
A mis oídos llegaban las palabras como hilos congelados. Cuando Koddel preguntó sobre él sitio en el cual había transcurrido el asesinato, su hermano se dispuso a llevarlo a la escena. No los seguí, no me pareció adecuado, él tenía que hacer esto sola.Me pregunté si este sería el mejor momento para irme, tomar un taxi y llegar hacia el aeropuerto más cercano. Eso quizás fuera lo mejor, para volver a mi vida tranquila. Aquí no parecía ser un lugar hermoso para vivir, el asesinato de una mujer era una advertencia suficiente.—Querida. —dijo una voz a mis espaldas. Era una voz masculina y ronca.Era un hombre mayor el que hablaba. Supuse que sería el padre. Le mostré mis condolencias de inmediato, el hombre acababa de enviudar. Se presentó luego de aceptar mis respetos por su perdida. —Debo mostrarte la casa, es una casa familiar. Nos gusta estar todos juntos. —empezó a decir, eso me desconcertó. Su esposa había muerto, pero el quería mostrarme las instalaciones de la casa en un tour.