¿Será que podrá ver a su mamá? ¡Descúbrelo en el proximo capituloo!
Valdimir, con el corazón latiendo desbocado en su pecho, cruzó el umbral de la puerta. En ese mismo instante, el aroma familiar que había percibido se mezclaba ahora con el olor metálico del miedo y la anticipación.La escena que se desplegó ante él era como un cuadro macabro, una representación nada agradable de una reunión familiar que él no esperaba encontrar. Su padre, el Rey, se erguía imponente, con su figura recortada contra la luz tenue de las velas. A su lado, Nikolai, su hermano, reposaba en un sofá con una sonrisa enigmática dibujada en sus labios, como si guardara un secreto oscuro que amenazaba con estallar en cualquier momento. Y allí, junto a un hombre desconocido —que Valdimir intuyó era un humano por su esencia que no encontró familiar—, estaba Irina, su hermana, con la mirada esquiva y las manos ocultas tras su espalda luego de que se adelantó y entró primero que él. El hombre humano desconocido era el Rey Theodor, el padre de Aelina, el Rey Humano. Sin embargo, esos
Valdimir, con su figura imponente envuelta en esa capa oscura que, le lucía mejor de lo que debería, se erguía en el centro de la habitación. Su rostro, una máscara de frío odio, contrastaba con el mar agitado de emociones que se sacudía en su interior. Sus ojos, de un ámbar ahora gélido, reflejaban un dolor profundo que luchaba por mantenerse oculto tras una barrera de ira y desconfianza.—¡Acaba con Nikolai para que puedas convertirte en rey! —insistió Irina al ver que Valdimir aun no mataba a su hermano.—¿Crees que todavía me creo esa mentira del cetro y mi “salvación”, Irina? Ya deja de mentir… —Su voz surgió como un susurro amenazante, llena de una amargura que parecía emanar de lo más profundo de su ser. Una sonrisa sin alegría se dibujó en sus labios, era una mueca que hablaba de traición y promesas rotas—. Me mentiste con lo de mi madre, solamente para traerme aquí e intentar acabar conmigo... ya no es necesario que continues con la farsa de que deseas convertirme en rey, tu t
El silencio que siguió a la desaparición de Irina y el Rey Theodor a través del espejo fue absoluto, pesado como una losa sobre los hombros de Valdimir. La habitación, antes cargada de tensión y gritos, ahora parecía sumida en un vacío tan profundo como el que se extendía al otro lado del cristal encantado.Valdimir permaneció inmóvil, su figura alta y esbelta recortada contra la luz mortecina de las velas. Su rostro, normalmente serio e indiferente se contrajo por un instante, traicionando una emoción que luchaba por salir a la superficie. Sus ojos, de un tono ámbar como la miel reflejada al sol, se llenaron de lágrimas no derramadas. Con un gesto casi mecánico, alzó una mano para limpiarlas, negándose a mostrar debilidad incluso en este momento donde esos sentimientos que se obligaba a reprimir pretendían traicionarlo.El espejo, testigo silencioso de la tragedia que acababa de desarrollarse con el anterior Rey, dejó de ondular, su superficie volviendo a ser un cristal sólido y opaco
El aire se estremeció cuando el Rey de los Humanos emergió del otro lado del espejo. Cayó pesadamente al suelo, su cuerpo cubierto de una fina capa de ceniza gris que se arremolinaba a su alrededor como una bruma etérea. Sus extremidades temblaban incontrolablemente, sacudidos por un frío sobrenatural que parecía emanar de sus propios huesos.Valdimir, con sus ojos ambarinos brillando de una mezcla de curiosidad y desconfianza, observó la patética figura del monarca humano. A pocos pasos de distancia, Nikolai permanecía inmóvil, atado a una silla por los invisibles lazos de la magia de Valdimir. El silencio en la habitación era tan denso que casi podía tocarse.Con pasos deliberadamente lentos, Valdimir se acercó al rey caído. Su voz, cuando habló, era suave, pero con una tensión que no pudo disimular:—¿Por qué vino sin mi hermana? Se suponía que... estaría con ella.El Rey de los Humanos, con un esfuerzo visible que tensaba cada músculo de su cuerpo, comenzó a incorporarse. Sus movim
Tiempo actual – Afueras de la ciudad capital: Reino de KolgrimBajo el manto de un cielo plomizo que presagiaba tormenta que nunca terminaba de aparecer, Valdimir y Aelina se encontraban frente a esa torre de piedra gris, testigo silenciosa de innumerables secretos de los cuales Aelina sabía en su mayoría. El viento soplaba con fuerza, agitando el cabello de la joven mientras Valdimir, con voz grave y mirada perdida en otro lugar que no fuera su reina, comenzó a desentrañar los hilos de su turbulenta existencia, esos recuerdos que la joven todavía desconocía.Con palabras que parecían arrastrar el peso de años tormentosos, Valdimir narró a Aelina los acontecimientos que habían moldeado su vida durante los años que estuvo ausente de aquel lugar al que alguna vez llamó hogar de cierta forma. Su relato, teñido de melancolía y arrepentimiento, reveló la pérdida de su madre durante su nacimiento, un evento que marcaría el inicio de una vida signada por la soledad y el dolor.Sin embargo, la
En ese instante, Aelina sintió que su estómago se retorcía como si una mano invisible lo estrujara. A pesar de todo, una parte de ella logró comprender. La venganza de Valdimir era el resultado de años de encierro y sufrimiento indescriptibles. Entonces, el Rey Lobo, quitó la atención de las manos de Aelina y decidió mirarla a los ojos mientras comenzó a relatar con voz distante más detalles de la verdadera muerte de su padre como si estuviera reviviendo aquellos momentos oscuros:—Lo torturé de formas que ni siquiera te puedes imaginar... —sus ojos, normalmente fríos, parecían arder con un fuego interno de recuerdos dolorosos—. Luego, cuando ya no quedaba nada del hombre que alguna vez fue, solté sus cadenas...Hizo una pausa, con su rostro contraído en una mueca de dolor y satisfacción entremezclados.—Y él mismo se quitó la vida —continuó Valdimir en un hilo de voz —. Él convirtió su mano en garras afiladas como cuchillas y se arrancó la garganta con un solo movimiento. Murió desang
Con pasos lentos y miradas llenas de anticipación, se acercaron a la cama como si fuera un altar sagrado, pero no se acostaron, todavía. Sus cuerpos, tensos por el deseo ya no podían contenerse más, por eso, ahí en ese lugar se fundieron en un abrazo apasionado sin dejar de besarse.Esta vez, sus movimientos no estaban impregnados de la habitual desesperación. Cada gesto, cada caricia, parecía deliberadamente pausada, como si quisieran grabar en su memoria cada instante de intimidad. Valdimir deslizó sus dedos por la espalda de Aelina, encontrando con delicadeza los botones del vestido de ella. Con tranquilidad y leves sonrisas comenzó a desabotonarlos mientras Aelina de espaldas a él, esperaba, luego cuando el vestido ya estaba suelto, se lo quitó y siguió con el corsé y el armador, después de eso fue el turno de Aelina en desvestir al Rey Lobo.Aelina, por su parte, quitándole el camisón oscuro a Valdimir. Sus ojos se detuvieron en el enigmático tatuaje que adornaba su pecho. Ahora c
Valdimir, con su porte regio y mirada penetrante, se preparó para explicar lo que había comprendido luego de que Aelina le hubiera dado toda esa información.—Tiene sentido todo lo que me has dicho —comenzó el hombre lobo —, porque si regresas constantemente al pasado, tu pasado se convertiría en tu presente. Por ende, chocarías con dos versiones de tu ser. La Aelina del pasado y la Aelina del futuro crearían un nuevo presente; no pueden estar dos al mismo tiempo. Así que la Aelina del presente, que viaja al pasado, debe tomar el cuerpo del pasado para coexistir y crear una nueva línea de tiempo que se convierte en tu presente, pero con los conocimientos de tu anterior línea temporal.Aelina, sentada en la cama, entrecerró sus ojos azules, frunciendo ligeramente el ceño. Un mechón de su cabello oscuro cayó sobre su rostro, acentuando la expresión de confusión que se dibujaba en sus finas facciones. Tras un momento de reflexión, respondió con voz suave pero firme:—Eh... sí, así es —dij