—No sabía que iba a esta aquí —murmura Jared ante la presencia de Ares.—Ya que —suspiro supongo que no podemos decirle que se vaya.Niega.Levanto mi barbilla y junto a Jared camino mientras él me habla del lugar al tiempo que ignoro la mirada de Ares y Theo desaparece por el almacén.Miro con atención como los hombres.—Esto es tráfico de armas.Miro a Jared.—Nuestro segundo negocio más lucrativo.Su sonrisa es sagaz—Te lo dije, una dulcería. Fusil, carabina, fusil de francotirador, antiarmamental.Toma cada una antes de dejarla en su lugar.—Esta es mi favorita —toma una pistola ametralladora y deja un beso en la misma antes de dejarla en su lugar.—Además, hay granadas, lanzamisiles y algunos otros juguetes que te van a encantar.Con eso se aleja dejándome sola.Avanzo por el lugar y me detengo frente a un estuche lleno de municiones largas.—Supongo que no es lo que esperabas.Mantengo mi postura cuando escucho la voz de Ares.—No, pero hoy ha sido un día de sorpresas. Y, no mu
Mi cuerpo vibra cuando alcanzo el clímax bajo la diestra boca de Ares. Cada caricia. Cada beso que Ares me prodiga es con una ternura que jamás pensé sentir de su parte. El hombre tosco y temperamental no está aquí ahora mismo. Su boca adora mi cuerpo y mis jadeos hacen eco en el salón de su casa. Desciende y se endereza apreciando su desnudes mientras algunos mechones de su cabello están sueltos dándole un aspecto salvaje. Se acaricia a sí mismo mientras me abro más a él con una clara invitación. Mueve su erección sobre mí sin penetrarme, pero acariciando mi centro. —¿Lo quieres ahora? Mamón arrogante. —¿Te vas a hacer de rogar? —replico con una perezosa sonrisa pos orgásmica. Su mano va a mis pechos y tira de estos por turnos hasta el punto del dolor, pero es un dolor tolerable y debo aceptar que me gusta. Desliza su verga hasta mi entrada y cuando empuja me arqueo sintiendo la intromisión. Amo como Ares se siente. El oxígeno abandona mis pulmones cuando la palabra se
POV ARES. —Tenemos un topo, señores —espeta Jared. Me recargo en el sofá donde estoy sentado junto a Emma. Mi mirada pasa de Cillian a Jared. —Yo creo que es evidente quién es —inclino la cabeza. —Habla claro y déjate de rodeos. Jared me ve con el ceño fruncido. —Yo pienso que Theo no está feliz con la aparición de Emma. —Theo me ha sido fiel desde que era un crío, mi hermana lo dejó a mi cargo cuando falleció —me mira —él no me traicionaría. —No puedo decir que el recibimiento de Theo y su esposa ha sido cálido y creo que Ares puede tener algo de razón. Las palabras de Emma son serenas, pero puedo ver que ella tampoco le cree a su primo. Jared resopla. —Yo podría decir que tal vez alguna de sus amantes está enojada. Cillian lo mira con seriedad. —Yo no tengo amantes, aunque no lo creas y ultimadamente, jódete Jared, estás manteniendo una víbora bajo tu techo. —Lo mismo aplica para mí. Mis palabras son serias. Desde que Emma apareció no ha existido nadie más, ni siqui
—¿Quieres salir esta noche por una copa?Miro con sorpresa a Helena.—No creo que sea prudente—Iremos a uno de nuestros clubs, estaremos seguras —sonríe —Jojo es mi mejor amiga y te juro que vamos a pasar un momento agradable.Ve mi duda.—¡Vamos! Necesito un momento de chicas.La idea de salir a divertirme un poco suena tentadora.Así que, asiento.—Está bien.—¡Eso! —Helena aplaude.—¿Qué están planeando?La voz de Ares irrumpe en el salón y viene acompañado de Cillian.Ambos habíamos tenido una entretenida clase de armamento que me dio los conocimientos básicos del uso de la misma.—Verás querido, estamos planeando ir a un club de stripper con Jojo.Abro los ojos ante las palabras de Helena.—¿Quieres que queme dicho club? —replica Cillian mirándola con seriedad.—No me dijiste que era un club de stripper.—No lo es —se inclina susurrando.Ares me mira con los ojos entrecerrados y solo me encojo de hombros.—Puede ser interesante.—Puede, pero no vas.—Quien está pidiendo permiso
Que alguien me dispare y acabe con esta agonía que siento.Mi cabeza está a punto de estallar, siento la boca seca, y tengo revuelto el estómago.Algunos recuerdos de la noche anterior asaltan mi mente, me excedí en el alcohol y ahora pago las consecuencias.Pero, de repente, recuerdo algo que no debió haber sucedido anoche.Mi precaria confesión de amor.El terror me invade.Me cubro el rostro, mi ahogo un grito.—Dios, ¿por qué soy tan bocona? —Susurro en medio de la solitaria habitación.Bajo las manos y miro alrededor de la habitación en busca de una salida.No puedo ni verle la cara a Ares.Seré su burla.Me siento sobre la cama y me doy cuenta de que solo llevo mis bragas.Sobre el sofá individual, junto a la ventana, está mi ropa de anoche.Me pongo de pie y me meto al baño para arreglar un poco el desastre que soy y tomar el valor de verle a la cara a Ares.Al terminar me pongo unos pantalones cortos y una camiseta.Me recojo el cabello en una coleta y bajo.Lo más inteligente
Me doy un repaso y me aseguro que me veo bien.Llevo un vestido corto de terciopelo, de una manga larga, con un hombro al descubierto. Unas botas por encima de las rodillas que le dan un toque sexi al atuendo y el cabello lo he dejado suelto y en ondas.Aún no estoy al cien debido a la noche de farra, pero tengo curiosidad de que tiene preparado Ares.Estoy rociándome un poco de perfume cuando la puerta se abre y aparece Ares.Lleva traje, dejándome muda.La única vez que le he visto con traje fue el día de la boda.La falta de corbata le da ese toque tan propio de él y su cabello está atado y bien peinado.Los únicos tatuajes que puedo divisar son el que tiene detrás de la oreja y las manos.—¿Tan mal me veo?Niego.—Solo es tan extraño.Sonríe con pericia antes de deparar en mi atuendo.—Pues, tú siempre te las arreglas para lucir muy bien, doc.—Gracias —farfullo —¿me dirás a dónde vamos?—A cenar y divertirnos un poco.—Vale —murmuro con la curiosidad intacta.Dejamos la habitació
Ares y yo salimos de la oscura habitación. No veo a nadie detrás mientras subimos un tramo de escaleras.Al llegar al piso superior veo un pasillo donde se supone están las habitaciones.Hay algunas que tiene una luz verde o roja encendida. Mientras hay unas que están apagadas.—Ares.—Las verdes son una invitación —espeta —las rojas, lo contrario.Nos acercamos a una con la luz apagada.La abre y se hace a un lado para dejarme entrar y veo que enciende la luz verde.La habitación está decorada en colores negro y dorados con un toque de rojo.La cama de cuatro postes de sabanas rojas es impresionante.Su boca desciende y cubre la mía en un candoroso beso.Me aferro a su americana y lo saco de ella. También peleo con los botones de su camisa porque necesito tenerlo la más cerca que pueda.Cuando queda solo en pantalones arrastro mis uñas por su pecho sin despegar mi boca.La puerta se abre y a pesar del momento siento como mi cuerpo se tensa y despego mis labios de los de Ares.—Luz ro
Lo irónico de la vida es que un momento estás arriba y al siguiente puede darte golpes.Cuando salimos del club con destino a la casa del vecindario, Ares recibió una llamada.Han herido a Jared.El hombre que me busco por años y no descanso hasta dar conmigo ahora está en un quirófano luchando por su vida.—¿Estás bien?Parpadeo y me encuentro a Ares que me tiende un café.Estamos en la sala de espera y el shock en el rostro de todos es evidenteAsiento.Tomo el café que este me ofrece y sorbo de mi bebida que calienta un poco el entumecimiento.Más allá se encuentra Cillian con un par de sus hombres.Frente a mí, sentados están Theo y Lía que parecen afectados.Pero a mí no me engañan, son un par de sanguijuelas que están felices por lo ocurrido.Ares toma asiento a mi lado y posa su mano en mi rodilla.—¿Qué has descubierto? —susurro.—Uno de los escoltas de tu padre, que sobrevivió al atentado, asegura que el recorrido fue peinado antes de partir.—Entonces, ¿qué fallo? Nuestra