— Señorita Aria, dejaron este paquete para usted. — Anuncio el ama de llaves caminando con dos cajas de regalo y un ramo de flores encima de estás. Aria se levantó del sillón un poco confundida, pero ya imaginaba de dónde podía venir este regalo. — Déjalo en esta mesa, Aria no puede alzar peso. — Espetó Hank y de inmediato el ama de llaves obedeció. — Gracias. — Le dijo Aria antes de tomar las hermosas flores para olerlas. — Hija, ¿Quién te envío esto? ¿Un pretendiente? — Cuestionó Elizabeth con una sonrisa mientras Aria sacaba la tarjeta de las flores. — No, fue mi esposo. — Respondió Aria y Elizabeth se quedó en silencio, esta era la primera vez que ella les mencionaba que tenia un esposo. Aunque ellos ya sabían que estaba casada y también con quién lo estaba, no sabían cómo tratar este tema con Aria porque lo que sabían era gracias a Víctor. “Las flores, al igual que la caja rosa son para ti mi amor y la blanca es para nuestro bebé, espero que les guste, te amo y te extraño m
Hank se quedó sin palabras, estaba casi seguro que si algo así le hubiese ocurrido a Aria él también hubiese confiado en la palabra de su hija, así que era difícil seguir juzgando a Lucien. — Entiendo y espero que no vuelvas a desconfiar de mi hija, en el caso de que ella acepte volver a vivir contigo, espero que no vuelvas a dejar que ninguna otra mujer y mucho menos tu ex esposa vuelva a vivir con ustedes, tienes que darle su lugar, eso es muy importante. — Dijo Hank finalmente. — Camille está en prisión y ahí se va a quedar por un muy largo tiempo, nunca dejaré que ella se vuelva a acercar a Aria. — Perfecto, entonces solo me queda advertirte que si la vuelves a lastimar yo me voy a asegurar de que nunca la puedas volver a ver y te haré pagar lo que le hagas, así que espero que tengas eso en cuenta siempre. — Declaró Hank y Victor sonrió al escuchar las palabras de su padre, porque estaba totalmente dispuesto a ayudarlo en esta tarea si su amigo volvía a cometer un error. — Eso
Lucien al despertar y sentir a Aria aún en sus brazos sintió que su corazón iba a explotar de tanta felicidad, a pesar de que anoche solo se habían besado por mucho tiempo y no había pasado nada más, él estaba inmensamente feliz porque ella había dormido a su lado de nuevo y fue lo primero que vio al despertarse como tanto lo había anhelado. Le dio un beso en la frente para levantarse con cuidado de no despertarla y se dio cuenta que una de sus piernas estaba doliendo un poco, entre tantas cosas no había continuado con las terapias y no estaba usando la silla de ruedas, así que estaba forzando demasiado sus piernas, tenía que ir pronto al doctor, pero no lo pensaba hacer hoy, quería disfrutar este día en familia. Se fue hasta la cocina y comenzó a preparar el desayuno, no era un experto, pero si sabía hacer algunas cosas y quería atender muy bien a Aria. — Papi, ¿Qué estás haciendo? — Preguntó Luna cuando salió de la habitación un poco adormilada y estirándose. — Estoy haciendo el
Después de un increíble fin de semana juntos Aria decidió volver a casa con sus padres, porque aunque se iban a dar una segunda oportunidad, ella quería permanecer un poco de más tiempo viviendo con su familia, así que decidió quedarse con ellos hasta que realizarán el banquete que estaban preparando y Lucien estuvo de acuerdo. Él entendía su decisión a pesar de que se moría de ganas de que volviera a vivir con él, como ella nunca había disfrutado de unos padres amorosos era justo que se quedara con ellos al menos por unos cuantos días más. — Adiós mi amor, cuídate mucho y a nuestro bebé, nos vemos mañana. — Se despidió Lucien cuando llegaron a la puerta de la mansión y tomó la carita de ella entre sus manos para darle un beso en la frente. — Cuida mucho de ti y de Luna, nos vemos. — Dijo Aria con una sonrisa y luego entro a la casa. — Hola hija ¿Cómo te fue? ¿Volverás a vivir con él? — Preguntó Elizabeth con un poco de tristeza, le alegraba que Aria fuera feliz y arreglará las co
— Muchas gracias por acompañarnos este día tan importante en el que celebramos el regreso de nuestra hija, que finalmente la encontramos sana y salva, que ahora este con nosotros como siempre debió ser, les presento a mi princesa, Aria Myers, brindemos por ella. — Dijo Hank sonriendo mientras levantaba su copa y Aria se acercaba a él con una sonrisa. — Gracias papá. — Susurró Aria al abrazarlo, mientras todas las miradas permanecían en ella, la mayoría eran de asombro, las personas sabían que ellos habían tenido una hija, pero todos creían que estaba muerta y verla ahora era impresionante. Después de algunos aplausos y el brindis, Hank comenzó a presentarle a varias personas y cuando al fin ella tuvo un respiro fue por algo de jugo, el día había sido un poco agotador, tuvo que dejar que la peinaran y maquillaran para después tener que atender a muchas personas que querían hablar con ella, además que tantas miradas todo el tiempo escudriñándola la estaban incomodando. También había c
—¿Jacob que estás haciendo aquí? — Preguntó Victor sorprendido, frunciendo el ceño.—Tú papá nos envió una invitación, así que decidí venir. — Respondió Jacob antes de darle un trago a su copa.—¿Maya vino también? — Cuestionó Victor con un casi imperceptible temblor en su voz y con su corazón latiendo desenfrenado. —No, ella no piensa volver a acercarse a ti, es obvio que no iba a viajar hasta aquí para encontrarse contigo, nos vemos después, ya me cansé de estar aquí. — Resopló Jacob un poco irritado, estaba molesto con Víctor a raíz de lo de su hermana gemela y también estaba un poco molesto al enterarse que Aria ya se había casado y estaba embarazada, cuando había venido únicamente para verla de nuevo, así que decidió que era el momento de salir de este lugar. Victor solo tensó la mandíbula, no soportaba que nadie le hable de mala manera, pero decidió permitírselo a Jacob, porque había lastimado a su hermana, era entendible que estuviese molesto, si alguien más le hubiese he
—No, no cierres los ojos, no puedes dejarnos, me dijiste que me ibas a recompensar, que me darías un anillo, que me harías feliz cada día, no puedes hacerlo si te vas, tienes que cumplir tu palabra, si tú me dejas otros hombres se acercaran a mí, no puedes permitir que eso pase, yo te amo, no voy a soportar perderte, te prohíbo morir, si lo haces no te lo voy a perdonar nunca, no me dejes sola por favor. — Suplicó Aria con su voz quebrándose, mientras sus lágrimas empezaban a caer, abrazándolo con fuerza, aferrándose a él como si esto pudiera impedir que él la dejara, aterrada de perderlo y sintiendo que estaba muriendo junto a él. Aria sintió que le arrancaban el corazón y lo destruían, causándole un dolor insoportable, se negaba a perderlo, después que todo parecía ir bien, que serían felices finalmente, no podía perder al amor de su vida. —Lucien. — Gritó Max acercándose con algunos hombres y al verlos se aproximó a dónde estaban, nervioso, su amigo si había logrado hacer la ll
— El pronóstico del señor Gray no es nada bueno, esta es la primera vez que tratamos con la sustancia que lo envenenaron, esto parece ser algo nuevo y aunque él aún sigue respirando no sabemos si va a lograr sobrevivir la noche, se quedará en terapia intensiva y haremos todo lo posible. — Explicó él doctor y las lágrimas de Aria volvieron a caer. Quería tener esperanza, porque al menos él seguía respirando, pero era tan difícil hacerlo después de escuchar las palabras del doctor, se sentía desolada. “Necesito que se recuperé, lo necesito en mi vida y sus hijos van a necesitarlo, él no nos puede dejar, tiene que seguir luchando.” Pensó Aria con su corazón doliendo, intentando mantenerse fuerte, porque sabía que si él no sobrevivía tanto Luna como su bebé la iban a necesitar mucho. — Cálmate hija, él es un hombre fuerte, podrá con esto. — Aseguró Elizabeth al mirar la carita de Aria, su corazón de madre dolía mucho por su hija. — Vamos para que te sientes, necesitas descansar. — Int