Capítulo88
—¡Eso es, date prisa y vamos aprovechar este festín visual! ¡No demores más!

—¡Ja, no finjas si quieres la plata!

Julieta apretó los dientes y se quitó toda la camisa, dejando sólo la blusita en la parte superior del cuerpo. Sus brazos quedaron completamente expuestos.

Incluso en ese ambiente poco iluminado, su pálida piel seguía llamando la atención.

Julieta clavó sus uñas en su carne bajo las miradas fijas de todos, pero aún así tenía una sonrisa en su rostro.

Al ver que se detuvo, el señor Medina se levantó y caminó hasta su lado, alargando la mano para tocarle la cintura, y preguntó:

—¿Por qué no quitas más? ¿Quieres que te ayude?

Julieta apretó los dientes, dio un paso atrás y se negó en forma tiesa:

—No hace falta.

—¿Por qué eres tan reservada? ¿No fuiste tú la que tomó la iniciativa hace un momento? Además, ¿una mujer que engañó a su esposo hace dos años? ¿Qué tan inocente podría ser?

El señor Medina alargó la mano para acariciarle nuevamente el pelo. Los pies de Julieta se
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