Capítulo481
—Sí, salieron del ascensor. Si no hubiera sido porque la escena era caótica, habría podido hacer fotos.

La figura de Hernán se ocultaba en la oscuridad. Sus delgados dedos golpeaban rítmicamente la barandilla mientras se mofaba.

—Bien, entonces envía a alguien para que siga vigilando.

—Sí.

El hombre estaba a punto de marcharse cuando, de repente, Hernán le llamó.

—Espera un momento. Será mejor que no dejes que los dos entren mucho en contacto, ¿entiendes?

—Entiendo.

—Vete.

Cuando el hombre se marchó, Hernán se sirvió una copa de vino y la agitó mientras caminaba hacia el balcón. Miró por la ventana la blanca y brillante luz de la luna y entrecerró sus ojos hermosos y profundos.

—¡Leandro, nunca dejaré que me la arrebates!

En la ciudad Santillan, en el hotel.

Julieta puso el despertador y se levantó a las seis de la mañana.

Bajó a comprar una olla eléctrica, algunos ingredientes y un trozo de hueso de res.

Como no había una cocina separada en el hotel, Julieta envió los huesos de re
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