Al día siguiente, Julieta, Ismael y Omar hicieron un túmulo para Jasmine y lo colocaron justo al lado del de Camilo. Lo hicieron así porque Julieta temía que Jasmine se quedara sola. Por lo menos, en el cementerio de los Rosales no estaría tan sola.Apenas dos noches después, Omar tenía un aspecto mucho más demacrado, le había crecido la barba, tenía el pelo desordenado y ya no parecía el hijo de una familia adinerada.—Omar. —Julieta sacó dos papeles de su bolsillo y se los entregó—. Jasmine te había amado, solo que no se atrevía a aceptarlo debido a que se sentía inferior.Tras escuchar sus palabras, Omar se estremeció. Tenía la mirada tontamente clavada en ella.—Antes, Jasmine sentía que casi no le quedaba nada, aunque todavía conservaba su virginidad. Aquella noche sintió que su virginidad estaba arruinada, así que se esforzó al máximo por apartarte de su lado. Luego, cuando se enteró de que la querías, en realidad se alegró, pero tenía miedo de que sólo estuvieras bromeando.Cuan
—He oído que esa zorra está muerta. Me hace muy feliz.Al escuchar la soberbia de Dalila, Julieta apretó los dientes.—¿Lo hiciste tú?—¿Tú qué crees? —Dalila se burló—. Julieta, ¿no crees que eres una calamidad? Todos los que se preocupaban por ti murieron. Tu madre, tu padre, ese viejo de Camilo, esa perra de Jasmine, y ese Samuel que no sabe valorar mis favores. —Dalila fingió corregirse a sí misma—. ¡Oh, no, Samuel aún no está muerto del todo! Pero tal vez esté muerto cuando le quiten el tubo de oxígeno.Julieta apretó los dientes con odio. Sus uñas se clavaron en su piel y la sangre goteó en las palmas de sus manos, pero no dejaba de recordarse a sí misma que debía contenerse. No era el momento de enfadarse.Dalila vio que no reaccionaba. Pensó que estaba asustada y continuó.—Por cierto, hay otras dos personas a tu lado, uno es Ismael y el otro es Omar, pero creo que tarde o temprano, alguien me ayudará a enfrentarlos. No hace falta que yo haga absolutamente nada, Julieta, sólo a
Leandro se quedó inmóvil mientras miraba algo incrédulo a la mujer de mejillas sonrosadas que tenía en sus brazos.—Julieta…Sin darle la oportunidad de hablar, Julieta lo besó una vez más.—¿No quieres hacerlo?¡Quería! ¡Realmente tenía muchas ganas de hacerlo!En ese momento, toda su racionalidad desapareció y sólo quiso responder a su pasión.Aunque supiera que todo esto se debía a que ella estaba borracha. Aunque Julieta pudiera negarlo todo cuando se despertara. No le importó.Leandro la levantó y los dos se besaron hasta el dormitorio, donde se quedaron toda la noche.… Al día siguiente, Julieta se despertó temprano. En realidad, no había dormido nada. Aunque su cuerpo estaba cansado, su mente estaba inusualmente clara.Recordó su desesperación cuando Jasmine murió en sus brazos cubierta de sangre, y recordó la frialdad y rigidez del cuerpo de Samuel.No podía olvidarlo.Y el hombre detrás de todas estas cosas yacía a su lado. Su marido legal.Se puso de lado, frente a él. Le al
Era la primera vez que Julieta veía a Leandro tan vulnerable y desesperado, por lo que le resultaba difícil hacerlo. Pero Jasmine fue asesinada por Leandro. ¡Debía vengar a Jasmine!Además, ya estaba hecho. No había forma de que se arrepintiera, y tampoco iba a arrepentirse.Recogió la ropa del suelo y salió corriendo. No se atrevió a mirar a Leandro otra vez. Porque temía que, si lo miraba una vez más, se ablandaría.Después de salir de la habitación, buscó un sitio, se vistió y se fue en el coche de Leandro. Esperó a salir del barrio y frenó en seco. Se detuvo a un lado de la carretera y lloró de dolor.Ni siquiera estaba tan tranquila como aparentaba, estaba en pánico y asustada… Todo su cuerpo temblaba. Había matado a alguien. Había matado con sus propias manos al hombre que había amado durante diecisiete años.Miró la hora. Eran las siete y media de la mañana.Si no había calculado mal, Renzo ya habría llamado a Leandro y le habría encontrado… El resto… Dependía de su suerte.Ju
—Julieta… Al ser golpeada así, Dalila sintió la oscuridad que había en ella. Cuando giró la cabeza para mirar a Julieta, la vio como un demonio que volvía del infierno. Era fría y aterradora.Temblaba y pedía piedad. Seguía suplicando piedad.—Déjame ir, no me mates, te lo ruego. Hice mal en el pasado, pero piensa en nuestros años como hermanas. Solo déjame ir, ¿de acuerdo?Ella todavía sangraba, y mientras lloraba y tiraba de ella, intentaba conmover sus sentimientos.—Julieta, he ido demasiado lejos todos estos años, pero nosotras… —¿Nosotras?Dalila asintió.—Julieta, antes éramos muy cercanas.Después de escuchar esto, Julieta realmente se sintió ridícula hasta el extremo. Cuando Dalila decía eso, era como si la que hubiera hecho algo malo fuera ella. ¿Pero cuál era la realidad?—Dalila, ¿quién es la que no tiene en cuenta nuestra amistad? ¿Quién es la que se olvida de la bondad y traiciona a los demás? Tú fuiste quien mató a mi mamá, tú obligaste a mi papá a morir, tú mataste a
Julieta no sabía qué hacer, tenía la mirada perdida.Antes había pensado en entregarse, pero cuando llegó el momento de la verdad, se asustó un poco. Resultó que entregarse también requería valor.En ese momento, una llamada telefónica interrumpió sus pensamientos.—Julieta, ¿dónde estás? —Ismael estaba ansioso—. Anoche te escapaste sin decir ni una palabra y no podía comunicarme contigo por teléfono. Llamé a la policía.—Lo…—No hablemos de eso, tienes que venir al hospital. La situación de Samuel ha empeorado, le están reanimando.¿Qué?Julieta entró en pánico de repente.—Está bien, voy enseguida.Después de colgar el teléfono, bajó la mirada. Observó a Dalila en el suelo, dudó un momento y al final se dirigió al hospital. Por el camino, se sentía confusa. Samuel era su único familiar, no le podía volver a pasar nada.Julieta llegó al hospital y vio a Ismael parado afuera de la sala. Inmediatamente corrió hacia él, lo jaló y le preguntó: —Ismael, ¿cómo está Samuel?Después de verl
Ismael se quedó paralizado unos minutos antes de reaccionar. Miró con incredulidad a Julieta mientras preguntaba, remarcando cada palabra: —¿Dijiste que apuñalaste a Leandro?Cuando Julieta vio lo sorprendido que parecía, sonrió.—¿Qué? ¿Crees que no me atrevería?Le dio otra fumada a su cigarrillo y luego lo apagó mientras miraba por la ventana. Parecía desesperada pero aliviada.—No sólo apuñalé a Leandro, sino que atropellé a Dalila.—Julieta… Hubo un momento de silencio. Ismael simplemente no sabía qué más podía decir. Había conmoción y preocupación, pero más que nada, había angustia.De pronto, se agachó, levantó a Julieta y no esperó a que ella reaccionara. Rápidamente corrió hacia las escaleras.—Ismael, ¿qué estás haciendo?El rostro de Ismael era frío, pero su tono era inusualmente firme.—Vamos a salir.Cuando Jasmine le pidió por primera vez que se llevara a Julieta, él dijo que no quería obligarla. Como resultado, esto mató a Jasmine y condujo a la situación actual. Ahora
—Julieta…Julieta lo soltó. Se secó los ojos mientras fruncía los labios.—Ismael, cuida a Samuel por mí.Después de decir esto, le entregó a Ismael una copa.—Brindemos.Ismael no se lo pensó mucho, la siguió y se lo bebió todo de un trago. Tenía sentimientos encontrados en el corazón. Alargó la mano, le tocó suavemente la cabeza y frunció el ceño.—Tienes que cuidarte también. Si… Antes de que pudiera terminar la frase se dio cuenta de que algo iba mal. Miró a Julieta con consternación y luego sus ojos se cerraron y se desplomó en el sofá.Sollozando, Julieta le colocó una manta sobre su cuerpo y se sentó. Le frotó la frente.—Ismael, lo siento, no puedo escucharte, no puedo irme. Dejaré a Samuel a tu cuidado, si…Cuando pensó en las dos vidas que tenía en las manos, dejó de hablar, retiró la mano y dijo con tristeza:—Puede que no me tenga que preocupar, pero aun así, de ahora en adelante tienes que cuidarte y… cuidado con tu papá.Después de decir eso, se levantó, se dio la vuelta