Capítulo327
Ismael vio a Leandro con una cara fría, caminando rápidamente hacia ellos y extendiendo la mano para agarrar a Julieta.

Ismael no soltó a Julieta. Sus ojos se volvieron más fríos y dijo:

—Leandro, no te vuelvas loco.

Julieta no estaba bien y él estaba planeando llevarla al hospital. No tenía tiempo para discutir con Leandro.

Pero Leandro obviamente no tenía intenciones de dejar la situación así. Agarró fuertemente la mano de Julieta, la miró con frialdad y ordenó:

—Julieta, ven aquí.

El rostro de Julieta estaba pálido, y notaba un fuerte sabor a óxido en su garganta que la provocaba nauseas.

—Leandro, suéltame.

Ella sacudió la mano de Leandro mientras hablaba. Sin embargo, estaba tan débil que no pudo apartarlo.

Su gesto enfureció a Leandro.

—¡Julieta, no te olvides que eres una mujer casada! —dijo Leandro.

Ella lo miró y se burló:

—Tú fuiste el primero que lo olvidó.

—¡Julieta! —Leandro se quedó sin palabras.

Ismael apartó a Leandro y dijo con firmeza:

—Leandro, quítate del camino.
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