Capítulo137
Julieta se había convertido en una especie de marioneta, permaneciendo obedientemente en brazos de Leandro, sin ningún rastro de enojo, a la merced de los demás.

—Julieta, lo que sea que me estés ocultando, ¡lo descubriré tarde o temprano!

Al oír esto, Julieta sintió un pequeño pinchazo en el pecho, pero su expresión estaba en sintonía con sus labios y sonrió:

—¿De verdad? Ojalá que el señor Cisneros lo descubra pronto.

“Antes de que yo muera”, pensó Julieta.

—¿Hasta cuándo seguirás siendo sarcástica?

—Pero señor Cisneros, ¿cree que estoy siendo sarcástica?

—¡Julieta!

Los largos y delgados dedos de Leandro la agarraron fuertemente de la mandíbula, y con sus ojos rojos de ira dijo:

—¡Habla normalmente!

Julieta frunció ligeramente el ceño por el dolor, dijo:

—No te gusta que te llame Leandro, me has tratado como un ser despreciable. Leandro, entre tú y yo ya no existe confianza. Cada vez que te llamo Leandro, me duele hasta lo más profundo, y yo estoy cansada, señor Cisneros.

Leandro no
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