Él saca su teléfono y dice:

"Erico, no hace falta que vengas a recogerme, pasaré la noche aquí con Stela", y cuelga el teléfono. Me mira y me pregunta: "¿Amigos entonces?"

Y así nos preparamos para dormir, una verdadera prueba de fuego, sí, una gran prueba. Estoy a punto de rendirme, incluso podría unirme a Isa y dejarle la habitación a él, pero la cuestión de la confianza debe trabajarse. No quiero frustrarme, hasta ahora él dictaba las reglas, pero ahora soy yo la que manda.

"Stela, ¿me despertarás si empiezo a roncar, por favor?"

"¿Pero roncas?"

"No lo sé, nunca he pasado la noche durmiendo junto a una mujer."

Menos mal que ya habíamos apagado las luces, porque, vaya, nunca ha pasado la noche con una mujer, ¡esto solo puede ser una broma!

Resisto el interrogatorio, incluso porque estoy segura de que él también haría preguntas que no quiero responder en este momento.

Me siento muy complacida con esa revelación, sabiendo que soy la primera en dormir a su lado. Me siento de alguna m