“Espera… ¿ustedes simplemente le rezaron y ella respondió a su llamado?”. La mujer asintió ante la pregunta de Oliver y miró hacia arriba. Aunque todavía era bastante temprano en la noche, la luna podía verse vagamente en el cielo brillante. Supuse que incluso los salvajes adoraban a esa diosa idiota.

“Ella tiene en mente el mejor interés de los lobos, por eso te damos la bienvenida aquí… Dylan, la elegida por la luna”. Miré torpemente a Oliver y me encogí un poco ante el título patético que me había dado. Es decir, ¿qué se suponía que debía decir a eso? “Tú fuiste nuestro segundo regalo de la diosa misma”.

“¡¿Yo?! ¿Crees que soy un regalo dado por la diosa?”. Ella me había llamado bendecida y me había nombrado gobernante elegida, pero que en realidad me llamaran un regalo era llevar las cosas un poco demasiado lejos.

“Por supuesto, nuestra deidad no habría tomado su decisión a la ligera. Ella te eligió para guiarnos a la salvación”. Oh, genial, otro complejo más que tendría que sup