Capítulo 269: Ella no se está curando

— ¡Saca la daga, Miguel! — El grito de Melody retumba en el claro, su voz llena de urgencia. — ¡Ahora, mientras aún puedo sostenerlo!

Sin dudarlo y con un gruñido bajo, tardando un poco más de lo normal, Miguel regresa a su forma humana. Sus ojos fijos en las ramas que envuelven a Baalberith como serpientes de madera viva.

Miguel avanza con determinación, saltando sobre los troncos en su camino, sus pisadas profundas en la nieve. Aumenta aún más su velocidad, ignorando las heridas abiertas en su cuerpo, cada movimiento un dolor que relega al fondo de su mente, su objetivo claro: salvar a su compañera.

Con sus ojos negros clavados en la daga clavada en el pecho de la criatura, salta sobre Baalberith, quien grita furioso intentando liberarse de las ramas.

Miguel agarra el mango de la daga con ambas manos. Su piel se eriza al entrar en contacto con el arma, una sensación como si su propia esencia estuviera siendo drenada. Aprieta los dientes, ignorando la incomodidad.

El mango de la daga
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