Zeus emerge, su presencia magnánima llenando el ambiente. Su aura es electrizante, literalmente, con pequeños relámpagos centelleando a su alrededor. Con una sonrisa despreocupada, camina hacia Hades como si entrara a la sala de estar de un viejo amigo y, sin ceremonias, le pasa un brazo por los hombros.— ¡Eh, hermano! ¡Cuánto tiempo! — dice Zeus, su voz retumbante llenando el salón.Hades pone los ojos en blanco, apartándose del contacto con un movimiento brusco.— ¿Qué haces aquí, Zeus? — gruñe, la irritación evidente en su voz—. Vuelve al Olimpo. No quiero visitas, ya basta con tu hija aquí.Zeus ríe fuerte, como si la reacción de Hades fuera exactamente lo que esperaba.— Ah, hermano, siempre tan gruñón — Zeus se reclina casualmente contra un pilar cercano, cruzando los brazos. — Entrega el alma de Sasha y del cachorro, Hades, y la de todos los demás que Baalberith se llevó — dice con firmeza, su tono dejando claro que no está allí para negociar.Hades mira a Zeus con una mirada
Un leve movimiento en sus pestañas hace que él contenga la respiración. Sasha despierta lentamente, parpadeando con dificultad. Miguel está a su lado, sus brazos fuertes sosteniéndola con cuidado. Cuando ve sus ojos abrirse, las lágrimas vuelven a caer por su rostro marcado por el agotamiento y la desesperación.— Compañera — susurra, su lobo aullando dentro de él, la alegría consumiéndolo. La conexión con su compañera ha vuelto.Ella está débil, pero viva. Miguel siente un nudo en la garganta, sus lágrimas fluyendo sin control mientras sostiene su rostro con delicadeza.Ella intenta hablar, pero su garganta está seca y su voz no sale. Aun así, intenta sonreírle, una sonrisa frágil pero llena de significado. Miguel apoya su cabeza con suavidad sobre su pecho, abrazándola como si fuera lo más preciado del mundo.Porque lo es.Siente un alivio tan abrumador que apenas puede respirar. Su corazón late desordenado, los músculos tensos finalmente cediendo mientras las lágrimas recorren su r
— Todo es culpa mía... — se lamenta Pedro, la voz quebrada por el dolor, mientras se derrumba en llanto en los brazos de Mariana. Sus sollozos vienen en oleadas, sacudiendo su cuerpo como si la culpa fuera una tormenta implacable. — ¡Si no hubiera pisado ese maldito casino, mi hija... mi niña... estaría viva! — Aprieta los puños contra su pecho, como si quisiera arrancar el dolor que lo consume.Mariana lo sostiene con firmeza, pero sus propias lágrimas silenciosas traicionan la fortaleza que intenta mostrar. Caen por su rostro, calientes e incesantes, mientras el vacío dejado por Sasha se hace aún más presente.La mente de Mariana se niega a aceptar que su preciosa ahijada, esa chica llena de vida y sueños, haya partido tan pronto.Siente como si estuviera en medio de una broma de mal gusto y que en cualquier momento Sasha aparecerá por detrás para asustarla, como solía hacer cuando era pequeña.— ¡Y ese maldito ni siquiera me deja acercarme! — grita Pedro, la indignación mezclada co
Dos días después:— Hija, estás tan hermosa... — dice Pedro, con la voz entrecortada y los ojos llenos de lágrimas.La observa con admiración y orgullo, aunque en el fondo piensa que es demasiado joven para casarse. Ver a su hija vestida de novia es un sueño hecho realidad, y se siente inmensamente agradecido por no haber perdido esa oportunidad con ella.Sasha, frente al espejo, acomoda nerviosamente la tela del vestido, intentando disimular la emoción que desborda en su pecho. Sonríe al mirar a su padre, conmovida.— Aún estás a tiempo de arrepentirte — suelta Pedro de repente, rompiendo el silencio cargado de significado. — Puedo pedirle a la hermana de Mariana que nos mande bien lejos de aquí.— ¡Papá! — exclama Sasha, poniendo los ojos en blanco, aunque no puede evitar una pequeña sonrisa en los labios que revela cuánto sabe que él solo lo dice por un tonto celo paternal.— No pierdo nada intentándolo — Pedro se encoge de hombros con aire despreocupado, aunque su mirada preocupad
La música llena el ambiente, anunciando la entrada de la novia. Todos los ojos están enfocados en Sasha, rebosantes de alegría y admiración.Es la primera vez que ocurre una boda humana entre dos lycans.A cada paso que da Sasha, el vestido flota con gracia a su alrededor, y las luces suaves se reflejan en los cristales, haciéndola parecer una visión salida de un sueño.Sasha siente el peso de las emociones mientras camina. Las lágrimas comienzan a rodar por su rostro. Está viviendo un sueño — uno que, hasta hace un mes y una semana, parecía imposible.No solo está uniéndose a alguien, sino casándose, como esposa, como compañera, y asumiendo el puesto de Reina Lycan, la Genuina Lunam de una raza que ni siquiera sabía que existía. Y ahora es responsable, junto a Miguel, de todo un pueblo.Su pueblo.Sus ojos recorren el altar. En el escalón más bajo, Mariana le sonríe mientras las lágrimas corren por su rostro y una enorme sonrisa se dibuja en sus labios pintados de rojo.Sasha le devu
Miguel y Sasha caminan lado a lado hacia fuera del salón, sus pasos alegres y apurados. El sonido de risas y aplausos resuena a su alrededor mientras los presentes lanzan arroz sobre ellos, la pequeña tradición humana que simboliza bendiciones para la pareja.Miguel mantiene su postura imponente, pero su mirada, al volverse hacia Sasha, está llena de ternura. Ella, por su parte, sujeta levemente la falda del vestido para no tropezar, con los ojos brillando de felicidad y emoción.— ¿Estás bien? — pregunta Miguel, inclinando levemente la cabeza hacia ella.— Siempre, si estoy contigo — responde Sasha, sonriendo, entrelazando sus dedos con los de él, sintiendo la seguridad que su presencia le brinda.Al salir al exterior, la noche los envuelve con un manto de estrellas y una enorme luna llena plateada. La mansión está rodeada por filas de lycans que han venido desde diferentes partes del mundo, esperando por ella.El ambiente vibra con una energía poderosa, casi eléctrica. Cada lycan pr
Al día siguiente:El sol apenas había comenzado a salir hacía unos minutos, pero Miguel ya estaba sentado en la cabecera de la inmensa mesa redonda de reuniones, observando con atención a cada uno de los alfas y sus compañeras que iban entrando a la sala y tomando sus lugares.La sala, decorada con una simplicidad imponente, exhalaba un aire de tensión y expectativa.Uno a uno, cada pareja tomó su lugar, hasta que finalmente se sentó el último.Las princesas Alys y Alice estaban sentadas a la mesa, al lado derecho, con la reina Liana entre ellas. A su lado, también estaba sentada Lovetta, un detalle que llamó la atención de todos, pues a pesar de no estar emparejada con ningún alfa, fue invitada personalmente por el propio Genuino Alfa a participar, algo que levantó algunas cejas, pero que nadie se atrevió a cuestionar.Miguel se levantó, con la mirada seria, cargada de autoridad. Saludó a todos con un leve movimiento de cabeza antes de comenzar.— Agradezco la presencia de cada uno d
— Tras una conversación seria con mi Genuina Lunam, hemos decidido que es hora de hacer las cosas de forma diferente. Hora de ser diferentes. — La voz de Miguel resuena en la sala, firme y cargada de convicción.Los ojos de los alfas están fijos en él, la intensidad de su presencia domina el ambiente.— ¿Qué piensas hacer, Genuino Alfa Miguel? — El Alfa Dante y el Alfa Dominic preguntan al mismo tiempo, ambos emocionados por saber en qué consistirá ese nuevo cambio. Se miran, con expresiones similares en el rostro.Miguel alza la cabeza, sus ojos negros brillando con una determinación inquebrantable.— Vamos a acogerlos.La respuesta, directa y poderosa, cae como un trueno sobre la sala. Miguel no deja margen a dudas. No está allí para pedir permiso ni consultar votos. Ya ha tomado una decisión, y la única opinión que realmente le importó fue la de su compañera destinada.— Los híbridos viven escondidos, muchos en condiciones de extrema miseria. — Hace una pausa, el peso de sus palabr