— Tan grande... tan llena — gime Sasha, su voz entrecortada por el placer creciente, sus ojos cerrados mientras se pierde en las sensaciones desconocidas de su cuerpo.Miguel sonríe, su lobo aúlla en su mente, deleitándose con la percepción del placer creciente de su hembra, y por un momento, Miguel no se preocupa en corregir a su bestia.Después de algunos minutos, Sasha se mueve, dándole la autorización silenciosa para que continúe. Miguel comienza a moverse dentro de ella, lentamente al principio, deslizándose hacia dentro y fuera con una precisión deliberada que lo mantiene al borde de la locura.Por primera vez, se contiene bajo una hembra, controlándose con una gentileza que ni siquiera sabía que era capaz de ofrecer. La vagina humana se ajusta a su miembro de una manera tan perfecta, como si estuviera hecha únicamente para recibirlo...Compañera destinada.La voz de su conciencia grita, y Miguel aprieta los dientes.¡No! Como mi esclava, tiene que soportarme, maldita sea. Nada
Luciana camina por los pasillos de la mansión en dirección a la cocina principal, cada paso marcado por el cansancio de una noche sin dormir. Sin embargo, su mente está lejos del agotamiento físico: es la preocupación lo que la consume. Durante toda la noche luchó contra el impulso de regresar a la guarida de Miguel, de verificar cómo estaba. Pero resistió, confiando completamente en Sasha.¿Hice lo correcto?Esa pregunta la atormentó durante horas. Sasha no está allí por voluntad propia; fue forzada. Su padre está preso, rehén de Miguel, el lycan que la esclavizó. No tiene ningún buen motivo para cuidar de él, ninguna lógica para preocuparse por ese macho.Pero ella fue la única que intentó hacer algo, la única que trató de ayudarlo cuando todos los demás simplemente observaban cómo perdía la pelea.Los recuerdos de Sasha gritando para que Miguel se levantara y venciera al otro alfa suavizan un poco las preocupaciones de Luciana.A Sasha le gusta él.Luciana reflexiona, es un hecho,
— ¿Estás sugiriendo que él la está cortejando, Lunae Luciana? — suelta Lovetta con un toque de sarcasmo.Luciana no se deja intimidar por la tensión en el aire. Sonríe levemente, una sonrisa que no llega a sus ojos.— ¿Yo? No. Solo mencioné hechos, Velut Lovetta. Ve quien quiere ver — responde con suavidad, dejando que las palabras floten entre ambas.— Él me está evaluando como su compañera elegida — dice Lovetta, aferrándose con fuerza a la posibilidad que él le dio.— Sí, ¿y desde hace cuánto? ¿Un mes? — su voz es irónica, pero no cruel. — Todo este tiempo, y todavía no ha habido ningún avance. Ninguna señal de que te haya elegido, ¿verdad?Lovetta vacila, las palabras de Luciana golpeando el nervio expuesto de su frustración. Sabe que Luciana está tocando su herida más profunda: el hecho de que, a pesar de todas sus esperanzas y esfuerzos, Miguel no ha dado ningún paso concreto para escogerla como su compañera.— Pero no me ha echado, sigo aquí, así que sí, sé que me considera.Lu
Sasha despierta lentamente, aún sin fuerzas para abrir los ojos. Su cuerpo está envuelto en una cálida sensación que recorre suavemente todo su costado, irradiando desde una gran mano caliente que reposa sobre su piel. El toque es firme, posesivo, pero sorprendentemente reconfortante. Cada centímetro que toca provoca un escalofrío en su columna, y el mundo, aunque sea por un breve instante, parece un lugar seguro.El pecho fuerte de Miguel está presionado contra su espalda, el peso de su brazo rodea su cintura, creando una barrera entre ella y el resto del mundo.— Hmm — Sasha suelta un suave gemido, dejándose llevar por las agradables sensaciones que recorren su cuerpo aún entumecido por el sueño.Mordidas ligeras son dejadas en su cuello. Cada mordida es seguida por una caricia suave de los labios de él deslizándose por la curva delicada de su cuello, con una posesividad que hace que el cuerpo de ella arda.Con cada toque, Sasha siente una profunda sensación de pertenencia, como si
Tal vez fue aquel día en que él la encontró en el bosque, cuando estaba herida intentando escapar, y él la rescató del frío helado, dándole una sensación de seguridad.O tal vez fue en el momento en que la colocó en la bañera, lavándola con una gentileza inesperada, curando después las heridas de sus pies, algo que jamás habría esperado de alguien como él. Y luego, cuando la alimentó con carne en su punto perfecto, Sasha lloró al recordar a su madre.¿Fue ahí cuando una parte de ella comenzó a abrirse a él?Quizá fue cuando Miguel le prometió que nadie volvería a lastimar a su padre. O cuando le dio un cuarto más decente, lejos de las cadenas que la mantenían como una verdadera esclava, devolviéndole un mínimo de dignidad. ¿O fue cuando quitó el collar de su cuello y nunca volvió a colocarlo?Sasha piensa en su historia, en cómo se convirtió en padre, en la manera en que cuidó de Kesha, incluso sin ser biológicamente suyo. Ver ese lado paternal, tan distinto de la brutalidad que solía
La revelación cae entre ellos como una piedra en el fondo de un lago, creando ondas silenciosas que afectan profundamente a Miguel. El silencio que sigue es denso; sus ojos se oscurecen, su expresión se vuelve indescifrable para Sasha. Se aleja ligeramente, su cuerpo tenso, su rostro endureciéndose más con cada segundo. Aprieta los puños, sus dedos hundiéndose en la carne de sus palmas mientras lucha por mantener el control."Y lo último que quiero ahora es quedar embarazada de ti." La frase se repite una y otra vez en su mente. Él no desea tener un hijo con una humana. Es lógico, natural. Ni siquiera son compatibles para la procreación; es imposible que una humana lleve un hijo lycan en su vientre, ya que la gestación obliga a la madre a permanecer en su forma lycan durante el proceso y hasta seis meses después del parto. Además, el padre también debe transformarse, pues la loba no lo acepta cerca si no está en su forma animal.Miguel lo sabe. La biología es clara. No hay forma de qu
Miguel suelta una risa baja y peligrosa, su boca curvándose en una sonrisa maliciosa mientras mira a Sasha con una intensidad que hace que su cuerpo reaccione, a pesar de toda la rabia que siente. La atrae aún más cerca, con los dedos firmemente sujetos a su mentón, sin dejarle espacio para desviar la mirada. — ¿De cuál exactamente estás hablando? — Provoca él, su tono ronco y lleno de sarcasmo. — En el pasillo de abajo, todas las hembras solteras están más que dispuestas a aparearse conmigo. No es solo una, esclava. Sasha siente un nudo de ira formarse en su estómago, la indignación quemando dentro de ella, pero mantiene su rostro impasible, intentando no mostrar cuánto las palabras de Miguel la afectan. En cambio, frunce el labio superior, dejando claro el desprecio en sus ojos. — Es más asqueroso de lo que pensaba — murmura Sasha, su voz afilada como una navaja, los labios curvados en una sonrisa sarcástica. — Pobre Lovetta — continúa, con un tono cargado de ironía. — Siempre
Aunque los dedos de Miguel ya no presionan el cuello de Sasha, permitiéndole respirar libremente, la sensación de asfixia persiste. No es solo física, sino emocional. La tensión aún flota en el aire, el peso de las palabras intercambiadas entre ellos dejando un rastro de incomodidad e inquietud.Miguel observa a Sasha por un momento, sus ojos oscuros e indescifrables la estudian mientras ella se sienta en la cama, con los dedos pálidos aferrándose a la sábana con fuerza para cubrir su desnudez. Como si la tela gruesa pudiera esconder la vulnerabilidad que siente, pero la sostiene como si fuera una armadura.Los labios de Miguel se curvan apenas, tan rápido que casi no se nota, mientras observa la fuerza con la que la humana se aferra a la sábana. Decide no comentar nada, dejando que el silencio continúe entre ellos, como si la pelea de hace unos segundos no hubiera sucedido.La guarida del Genuino Alfa está sumida en una extraña calma.Miguel se levanta, su desnudez carente de cualqui