Capítulo 118: No Es para Dolor

Tal vez fue aquel día en que él la encontró en el bosque, cuando estaba herida intentando escapar, y él la rescató del frío helado, dándole una sensación de seguridad.

O tal vez fue en el momento en que la colocó en la bañera, lavándola con una gentileza inesperada, curando después las heridas de sus pies, algo que jamás habría esperado de alguien como él. Y luego, cuando la alimentó con carne en su punto perfecto, Sasha lloró al recordar a su madre.

¿Fue ahí cuando una parte de ella comenzó a abrirse a él?

Quizá fue cuando Miguel le prometió que nadie volvería a lastimar a su padre. O cuando le dio un cuarto más decente, lejos de las cadenas que la mantenían como una verdadera esclava, devolviéndole un mínimo de dignidad. ¿O fue cuando quitó el collar de su cuello y nunca volvió a colocarlo?

Sasha piensa en su historia, en cómo se convirtió en padre, en la manera en que cuidó de Kesha, incluso sin ser biológicamente suyo. Ver ese lado paternal, tan distinto de la brutalidad que solía
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