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Prisión y escape

Mi loba está furiosa porque faltó a su palabra de alfa, una que debe respetar como a su manada. Es tan importante que nadie escapa del castigo por romperla, es una promesa que todo ser superior a los demás tiene la obligación de cumplir. 

James no lo hizo, lo peor es que sucedió porque tenía miedo de mí, de la seguridad con la que lo reté a un desafío secreto. Su justificación es una mentira, sabe que por algo me atreví a desafiarlo. 

Atacar dentro de la mansión no es una buena idea, los guardias podrían llegar en cualquier momento y mi fuerza no sería suficiente para matarlos a todos. Intento comunicarme con mi loba para hacerla entrar en razón, pero no, ella está roja de la furia, solo ve a James transformarse y atacar de vuelta. 

El bastardo es veloz, tantos años de entrenamiento lo volvieron una máquina de matar, desvía mis movimientos fácilmente; nuestros cuerpos colisionan, el mío más pequeño que el suyo, con menos músculos. 

Tengo ventaja por mi tamaño, puedo pasar debajo de su cuerpo con facilidad, aparezco detrás de él, muerdo sus patas traseras logrando que caiga, pero se levanta tan rápido devolviéndome un golpe que me deja tirada en el suelo.

Hice mal en dejarme guiar por el odio y la ira, tuve que ser paciente, pensar los movimientos y dejar que James me crea incapaz de vencerlo. No hay peor error que apresurar planes como este, dónde me dejé manipular por mi parte animal sin pensar en las horribles consecuencias. 

Soy humana de nuevo, el choque fue tan duro que mi loba está levemente herida; el lobo de James sé levanta victorioso, me ve como escoria, hasta su animal es una basura, nada lo diferencia del humano, pasando unos segundos luego del golpe, me recupero, pero me quedo ahí esperando la siguiente acción de mi "mate", la cual es transformarse rápidamente. 

— ¿Con eso planeabas vencer? Eres débil, Gianna y hoy voy a reclamar mi premio — no, eso significa una cosa. 

Va a tomarme por la fuerza. 

Estoy vestida, nosotros podemos volver a nuestra forma humana con ropa, una habilidad que toma tiempo perfeccionar. No duro mucho vestida porque James sé arroja sobre mí para desgarrar lo que llevo puesto. Sonríe como el maldito lunático que es, lame sus labios cuando solo quedo en brasier.

— Siempre estuve detrás de tí — me quedo de piedra ante tal declaración — Espantaba a los chicos que querían algo contigo para tener tu cuerpo, es el mejor que he visto y el mejor que voy a follar por el resto de mi vida.

Se obsesionó conmigo ¿Por eso era el centro de sus burlas? 

— Está enfermo ¿Vas a violarme? Eres un alfa de sangre, porque de modal y ética no sabes nada ¡Nada! — sigue riendo, no le afecta lo que digo y eso me enfada. 

No, Gianna, no dejes que te provoque o terminarás por caer definitivamente. 

— ¿Violarte? Cariño, soy tu mate, esto no es considerado como abuso ¿Quién te creerá? Nadie, porque entre mates el sexo es natural. Vas a disfrutarlo, solo dolerá cuando rompa tu himen — m*****a sea, por eso espantaba a los hombres, para tener mi primera vez.

Si antes lo odiaba, ahora no tengo palabras para describir lo que siento por él. 

— No lo harás, antes de que me toques, te mato — por fin, mi loba recuperó su poder. 

Puedo vencerlo y huir de aquí en menos de 15 minutos. 

— Yo voy a matarte, pero en la cama — intenta tomar mis manos entre las suyas y colocarlas sobre mi cabeza, sin embargo demuestro mi vigor — ¿Cómo m****a puedes hacer eso? Nadie tiene más fuerza que un alfa — le doy un golpe en la entrepierna con la rodilla que tengo libre, su rostro se contrajo de dolor.

— ¿Cómo? Ese es mi secreto, querido James — me levanto, voy al otro lado de la habitación viendo cómo él se sostiene del borde del escritorio con una mano, con la otra toca su entrepierna. — ¿Eres tan débil que no soportas un golpe en el pene? Hombre sigue siendo hombre sin importar su rango. 

Ahora soy yo la que ve a James adolorido, riendo en mi interior al disfrutar de su agonía. 

— Gianna… Voy a follarte todas las jodidas noches desde hoy — le golpeé el pene y sigue pensando con esa cabeza. 

Me sorprende que nadie haya venido para auxiliar a James. 

— Les dije por el link de la manada que les daba el día libre, pensaba disfrutar del cuerpo de mi mate sin interrupciones — el idiota se jodió a sí mismos. 

Está más que indefenso. 

Me transformo de nuevo, esta vez mostrando el tamaño real de mi loba. Intimido a James, mi pelaje blanco se cambia a negro, mis ojos dorados ahora se vuelven rojos y mis dientes crecen mucho más.

— ¿Q... Qué m****a eres? — luce aterrado, me regocijo en su temor. — N...no eres una Omega… eres más fuerte ¡Dime! — de nuevo la gruesa voz de Alfa.

No respondo, en lugar de eso camino a pasos lentos hasta el escritorio, voy despacio para asustar a mi presa y hacer que huya para esconderse detrás del escritorio de roble. Las piernas de James tiemblan con cada paso que mis patas dan, doy uno y él retrocede cinco. 

El temor de James es tan fuerte que el olor almendrado queda esparcido en cada rincón del despacho. Huele a almendras cuando tiene miedo, por más alfa que sea no puede controlarse. 

James es bueno en lo físico, en cuanto a lo mental, su inexperiencia es evidente. 

Esta vez no hay combate, voy directo a su cuello para desgarrarlo y dejar su cuerpo inerte en el suelo. Logra sostener mi hocico entre sus manos, las gotas de sudor caen de su frente, ni con toda su fuerza puede evitar caer; da lucha como puede, sin energías y en su forma humana.

Le estoy brindando esperanzas de salir con vida de mis garras.

— G…Gianna ¡Soy tu alfa! Me debes obediencia — proclama entre gemidos lastimeros, mis patas traseras aprietan sus piernas.

No pierdo más tiempo, me deshago de su agarre y llegó hasta su garganta, el pánico en sus ojos en lo que veo antes de ser libre.

¡Crack! Ese glorioso sonido demuestra que rompí su cuello. 

Maté a James, al alfa de Black Claw.

No puedo festejar por culpa de los pasos apresurados que escucho, son muchos y están a nada de llegar al segundo piso.

Salto por la ventana, en el instante en que la puerta es abierta por la madre de James ¿Cómo lo sé? Por el grito desgarrador que da su loba.

Corro sin detenerme, sin mirar atrás. Múltiples lobos vienen hacia mi buscando detenerme o matarme, lo que sea mas facil y rapido.

Me atreví a matarlo en su propia casa, algo inédito en seguramente todas las manadas del mundo, sé cuál será mi pena si soy atrapada.

Ejecución por plata.

Veo los límites de la manada, estoy a nada de sentir la libertad y de convertirme en una fugitiva. Ellos no pueden condenarme si salgo del territorio, no importa que haya matado a mi mate es ilegal porque eso ya corresponde a tierras humanas. 

Sonrió al estar a menos de 100 metros, apresuro mi paso, sin embargo soy detenida por dos lobos que identifico bien y a la primera, mi padre y su hermano me derriban, muerden e incluso rasguñan mis patas.

— Pudiste tenerlo todo, ahora morirás — nunca hubo amor, pero no creí que él estuviera feliz por eso. — No debiste desafiar al alfa.

Mi progenitor muerde fuertemente mi pecho para debilitarme y convertirme en humana, ambos me arrastran hasta las mazmorras de la manada, me encadenan con esposas de plata gruesas y clavan una lanza del mismo material en mi hombro derecho.

— No eres una omega, ninguna podría matar a un alfa — mi tio se muestra desconcertado, él sí se preocupó por mi cuando era una niña, cosa que cambió al saber mi rango en la manada. 

— El alfa ha dictado su sentencia sin la necesidad de un juicio — aquí vamos — Moriras por la cruz de plata.

Eso quiere decir que será el padre de James me crucificara delante de la manada. Esa pena unicamente puede ser cumplida por el sucesor del alfa muerto.

— ¿Debo temer? Padre, tío… Me hacen un favor al matarme, yo lo intenté numerosas veces y fallé. Por fin el alfa hará algo bien — Anibal me golpea con una vara de hierro.

— Será en cuatro días al amanecer, debemos velar a James y cumplir con la tradición de los días de luto.

Eso me tiene que dar ventaja.

— Comerás tres veces al día, el alfa dijo que desea verte enérgica a la hora de matarte — sonríe mi padre, siempre me odió.

Me dejan sola, tirada y herida en el mismo lugar donde cientos de traidores estuvieron antes. Solo que yo sí saldré con vida, prometo escapar sin ser notada la misma madrugada en que el alfa enviará a sus hombres por mi. 

La comida era una auténtica m****a, sin embargo era rica en nutrientes y calcio, mi loba se fortaleció tantp que curó cada herida en mi cuerpo.

Cumplí con mi promesa, cuatro días después cruzo los límites de la manada sin un solo rasguño. 

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