Mala noche

James me mantuvo encerrada en la habitación que según él compartimos de hoy en adelante, no tuve opción de ir a otra cuando se lo pedí, se burló de mí y me dejó aquí antes de irse a una reunión con los viejos de la manda, supongo que para preparar mi boda o mejor dicho, mi funeral. 

El cuarto es lindo, blanco y negro con muchos muebles, más de lo necesario según mi piquisima experiencia en decoración. La cama ocupa más de la cuarta parte, las sábanas son tan suaves como el pelaje de mi amada loba, hasta creí que lo hizo con verdadero pelo de lobo. 

Las paredes y el techo están tallados a mano con decoraciones en oro, todo hermoso, hasta llegar a una de las puertas junto al baño, lo primero que me pregunté al entrar y mirar cada rincón fue ¿Puede ser una persona o un sobrenatural tan narcisista?

Ni el propio Narciso podría idolatrarse tanto como para llenar un espacio así de amplio con retratos de gran escala de él en su forma de lobo, también hay estatuas que resalta la “valentía” y el poder del gran futuro alfa. Seguro que es para su coronación, faltan dos semanas donde oficialmente seré coronada como Luna, tendré que hacerme cargo del bienestar y cuidado de las personas que en el pasado no hicieron nada más que destruir mi espíritu, orillando a mi mente insana a pensar en quitarme la vida para ser feliz.

Si, buscaba felicidad en una muerte que nadie lamentaría o recordaría.

Mi vida solo significa infierno, sea como Luna o una licántropo defectuosa que no sirve ni de tapete. 

Desde pequeña mi manada me mantiene como saco de boxeo en las prácticas, en la escuela o en mi propia casa. Mi exclusividad era ser la diversión de gente estupida e ignorante que no hizo más que incrementar mi odio y desprecio hacia ellos, los lobos, contando a la m*****a diosa que no tuvo mejor idea que unirme a mi verdugo.

Es casi impensable que una persona tenga tanta mala suerte, a mi me persigue desde que era una bebé, el primer ser en odiarme fue mi propio padre, su gran decepción. Si tan solo supiera la verdad se tragaria sus palabras, no me interesa probarle nada a él, esa Gianna dejó de ser tan idiota.

No necesito de la aprobación de nadie, sé de lo que soy capaz y voy a mostrarle al mundo que Gianna es invencible. 

Voy hasta la ventana para ver nuevamente lo que ya quedó impregnado en mi memoria, lo mejor es tener un panorama del terreno a explorar para que mi escape no falle y pueda saber con exactitud la cantidad de guardias que vigilan la mansión del Alfa.  

Son muchos, lo poco que tengo a favor es la escasa luz que ilumina el jardín o el frente, la oscuridad debe ser mi mejor amiga cuando logre salir de este infierno. 

No me preocupa el combate cuerpo a cuerpo, al desear tanto el reconocimiento de mis padres practicaba el triple en los obstáculos.

¿Dónde iré una vez que deje atrás a la m*****a manada? No sé, dejaré que el destino me guíe al punto final. De lo que sí tengo certeza es la lejanía, debo ir a la otra parte del maldito mundo para que él no me encuentre forjar una nueva identidad y cambiar mi aspecto físico.

– ¿Pensando en tu Alfa? — lo sentí llegar, pero no me importa y sigo viendo el exterior. 

El tiempo es ideal para acampar, la luna está en la cumbre y las estrellas funcionan como faroles naturales. 

— Pensando en que mi lugar está fuera de la manada — apoya sus manos en los lados de mi cuerpo, me arrincona contra la ventana.

— Estás dónde debes y con quién la luna te emparejó ¿Tan difícil es aceptar tu destino junto a mi? Tienes poder — poder, un concepto vacío que vale la vida de miles hombres con tal de que solo uno lleve una corona ficticia.   

— ¿Tan difícil es aceptar mi rechazo? También es parte del destino que yo te odie por el infierno que viví gracias a tus amigos y novia — Roma no se construyó en un día y él desea que lo perdone por simplemente ser su Luna.

— No vas a dejarme, antes de eso te arranco el corazón con la mano — no me asusta, esos sentimientos murieron.  

— No me iré sin llevarte conmigo al infierno, James. Matarnos mutuamente dejará satisfecha a tu grandiosa Luna — se acerca hasta mi oído, no me da más que asco.

—  Me amarás como te amo, eso te lo juro por nuestra manada — el infierno que los dos probaremos llegará al resto de los lobos de Black Claw. 

— ¿Dormirás en el sofá? No te quiero junto a mí.

No lo siento como mi mate, la conexión para mi loba es nula desde que él nos maltrató. Mi corazón se llenó de odio, dolor y desprecio hacia quien debe ser el amor de mi vida y mi otra mitad. 

Mataría a James, pero seguro no llego ni a la frontera que los guardias me capturan y despedazan por magnicidio.  

— Dormiré contigo, es mejor que hagas la idea de que estaremos juntos siempre.

Siempre es un largo tiempo, uno que no voy a desperdiciar en proteger a una manada que no fue más que cruel con una Omega. Estoy tan emocionada por irme que mi cuerpo puede llegar a delatarme. 

— La Luna se equivocó, James, no deberíamos ser mates — él me odia y yo lo odio.  

Tengo que irme hoy, nada de esperar a mañana.

— No voy a tocarte todavía, serás tú la que ruegue porque me meta entre tus piernas — ahora se las da de buena gente, extraño que me haga nada a la fuerza.

Esa es la conducta primitiva de un Alfa. 

— ¿Cómo sabes que no voy a matarte mientras duermes? — me gusta sembrar dudas en la gente, si James no duerme su energía será menor y podrá atacar con seguridad.  

Seguimos igual, yo viendo el firmamento y él detrás de mí, apoyando su asqueroso pene contra mis nalgas.

— No lo sé, tendré que estar alerta de que no dejes a mi manada sin futuro Alfa. Gianna, intento hacerlo por las buenas, no querrás ver mi lado malo — no solo lo ví, me crié con él.

Cambié mucho desde que era una niña, lloraba en cada rincón que encontraba en soledad, me hacía una bolita en el suelo y dejaba que el agua salada abandonara mis ojos, le rogaba a la diosa Luna que deje ser tan cruel con una niña inocente. Las heridas que marcaron mi piel me enseñaron que me tenía a mi misma para luchar contra el mundo.   

— Tendrás un cuerpo sin vida, James, así me siento junto a tí — como diría Platón, mi cuerpo es la prisión de mi alma. 

— Con que tu cuerpo pueda darme herederos me siento satisfecho. No creas que me alegra lo que pasa, ahora lamento mucho no haberte cuidado — solo porque necesita de mi. 

Sigue siendo el mismo insensible de siempre.  

— ¿Saldré de la habitación algún día? — sale detrás de mí cuando lo empujo sutilmente, dejo de ver el paisaje y voy hasta la cama.

Antes era prisionera de la casa de mis padres, luego lo fui de mi mente y ahora lo soy del Alfa. Mis cárceles evolucionan más.

— Bajaras a las comidas y a los entrenamientos. Mi madre tiene que hablar contigo sobre tu función de Luna — esa m*****a loba, sabía el infierno que vivía y aún así miraba hacia otro lado.

¿El deber de una Luna no es proteger a los suyos? ¿No soy yo parte de su manada? ¿Por qué no cumplía sus deberes correctamente? Siempre haciendo favoritismos entre los mejores y los peores. 

— Gianna, deja de pensar en lo que sea que te afecte, tus palmas sangran por lo fuerte que aprietas — abre mis manos, ve las heridas y espera pacientemente a que sanen. 

— Odio a tu madre — fue mi loba la que tomó control de mis palabras, debe ser por un recuerdo donde ella es protagonista. 

— No me importa, harás lo que diga y punto. Gianna, si no llegas a amarme, yo lo conseguiré por los dos.

James es capaz de amarse a sí mismo, no a los demás, menos cuando son débiles como yo. 

— Voy a matarte, James — no ríe, seguro que confiando en sus capacidades de Alfa. 

— ¿Es una amenaza? — ahora soy yo la que río.

— Es una promesa.

Seré la primera licántropo en destrozar a su manada; seré la primera omega en vencer a un alfa; seré la que desafíe a la diosa Luna por su mala designación. 

Seré el final de la manada Black Claw, y el inicio de una nueva era.

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