Mónica después de aquella despedida no regreso a casa hasta el día siguiente, pues, no tenía ganas de regresar a aquella casa donde nadie la esperaba más aún sentía que aquella villa la consumía y ya no era feliz como lo era antes por lo que la última semana visitó sitios web de inmobiliarias para adquirir una propiedad donde se sintiera más a gusto, pues, en su corazón ya había pasado el tiempo de esperar ansiosamente el regreso de Agustín de quién no se supo más novedades únicamente fue esa llamada a plena madrugada que recibió de su parte luego de eso no hubo ninguna señal de él ni tampoco respondía aquellas llamadas que le hacía es por eso que toda esperanza se esfumó por la desatención y el olvido aunque fue solo un mes de estar separados lo que resquebrajo todo fue la actitud de su total desaparición sin importarle al menos su relación.Aunque Mónica preferiría no regresar volvió, aún estaba casada y ese era su hogar aunque le disgustara. — ¡Señora!, hasta que regresó.—Amelia,
Ya casi era la media noche después de dos largas noches, y los lamentos habían cesado así como los sollozos y los ruegos que se oían de vez en cuando solo cuando te encontrabas lo suficientemente cerca a la puerta de aquella habitación. Mónica aun con los ojos rojos e hinchados trato de conciliar el sueño para salir de esa horrible pesadilla, aquel lugar era pequeño como una alacena dónde solían guardar las cosas viejas que estaban con un pie para la basura, había muchos fierros rotos, telas que no servían, ya que estaban demasiadas desgastadas además de las telarañas que había por todo el lugar era uno de esos lugares desagradables que jamás imaginas más aún encerrado y sin un rastro de luz que alumbre. Después de tanto desconsuelo Mónica por fin se quedó dormida por un momento apoyada en la puerta, despertándose de un salto por una pesadilla, pero dándose con la sorpresa que su pesadilla era verdadera. — Agustín… Por favor… Sácame de aquí. Tengo mucho miedo… susurraba Mónica con
—Te recogeré a las 8, definió Agustín antes de partir a la Corporación Winds. —Bien.— Mónica vio alejarse el coche de Agustín a la distancia y cuando estuvo lo suficientemente lejos por fin dio un suspiro de alivio no sabía la razón, pero simplemente en aquella villa los días felices que inundaban su día a día se esfumaron con aquel viaje que hizo Agustín, no sabía que había ocurrido ni tampoco quiso saber del todo por qué temía que fuera algo mucho peor de que hoy la atormenta. Mónica no era ingenua, pero sabía en su interior que su vida no era la misma y estaba siendo controlada por alguien más aunque aún no le causaba problemas no se sentía a gusto de esa manera, era consciente que era producto de los pensamientos infundados que le había mencionado su esposo sabía que de algún modo debía conversar con él sobre esos actos que no eran de su agrado. Todo está cambiando entre ellos y eso era evidente, pero de alguna manera Mónica no quiso rendirse fácilmente por lo que decidió pone
El viaje se alargó, ya que tomaron un camino distinto al que solían tomar de vuelta a casa. —Esta es la ubicación, Agustín. —¿Estás seguro?, No parece una casa muy grande a decir verdad. Bien, bajemos y veamos que tiene de bueno. Antes de bajar junto al joven que estaba a su lado Agustín dirigió una extraña mirada a Mónica y le dijo "Ya regresamos". Ante esto Mónica no dijo nada y se quedó en silencio en el coche observando por fin el lugar a donde habían llegado, el lugar le pareció agradable y raramente conocido como si ya lo hubiera visto en algún lugar. Tardó en recordar dónde lo había visto hasta que recordó que semanas atrás estaba visitando inmobiliarias dónde una de las casas que presentaban era justamente esa la que había elegido por la que había pagado el costo completo del que solo faltaba hacer los papeles legales. Pero ahora estaba frente a ella y era Agustín quien había entrado a esa casa, no sabía los fines, pero un miedo recorrió su columna vertebral hasta la pun
Al despertar muy temprano, Mónica a tientas buscó a su lado y no halló a nadie, es más, el lugar estaba completamente frío como si nadie hubiera estaba ahí, lo que le pareció extraño. Pensó que quizás Agustín estaba muy abarrotado de trabajo y se quedó hasta tarde en la oficina que tenía en casa, por lo que sin tomarlo demasiado serio, Mónica se levantó y se alistó para ir a la Corporación AyzaBell. Mónica bajaba las escaleras y observó que todo se hallaba tranquilo y muy silencioso, hasta Amelia quien se levantaba más temprano no la veía por ningún lado. Al llegar a la cocina, preparo un desayuno rápido de avena con cereales mientras lo hacía sin querer se dio cuenta de que la cena que compró el día anterior se hallaba por completo en el bote de basura, además que la nota que con cariño escribió se hallaba ahora arrugada y rota por la mitad. Aquello rebasó todo límite posible y pronto las lágrimas empezaron a caer por el rostro de Mónica, nunca pensó en ver aquel comportamiento ta
Todos los directivos se miraron y revisaron cuidadosamente las carpetas y los planes que había preparado Mónica por lo que discutían entre ellos y pronto el ambiente se tornó menos tenso, pues en sus rostros se evidenciaba que el plan que tenían en mente funcionaria si lo hicieran tal y como lo estructuró Mónica por lo que estuvieron de acuerdo en cumplir con cada detalle para seguir adelante. —Bien, solucionado el tema no olviden preparan un plan para los otros contratos pendientes por mi parte también estaré armando otra estructura que funcione y con un buen plan de acción. ¿Todos de acuerdo o tienen alguna duda? —Está claro, señorita Mónica.— Bien, el otro tema importante por el que estamos aquí es que como están las cosas, preveo que quizás haya oportunidades en que me ausente sin razón como paso estos días y la verdad es que no quiero que surja ningún inconveniente por mi ausencia por lo que vamos a nombrar a alguien que junto conmigo dirigirá está empresa con ello me ayudara
—Aún no he terminado de hablar contigo. — Yo creo que sí, no hay nada mas que hablar entre nosotros, respondió Mónica antes de seguir su camino. —Dije que te sientes. ¿Me harás repartirlo nuevamente? Mónica al notar la expresión helada que le dirigía Agustín no tuvo otra opción que darse la vuelta y regresar al mismo lugar que estaba ocupando en la mesa. — Bien, dime que sucede. En ese momento Agustín al tenerla nuevamente cerca sintió un disgusto en su corazón por las anteriores palabras de Mónica, pues era verdaderamente cierto que por tiempo a esta parte ya no tenían nada de que hablar o pedirse consejos tal vez sobre como llevaban sus empresas, ahora solo eran dos personas que vivían en una casa como dos desconocidos al darse cuenta de eso le molesto sobremanera, pero no podía hacer nada la respecto porque el sentimiento de hartazgo se había hecho presente y no disminuía en su interior y era mas evidente cada vez que veía a Mónica, aunque pensaba que todo se debía al comporta
— Cuando fue que cambiaste tanto…, esas palabras salidas de la propia Mónica sorprendieron a Agustín, a lo que Mónica solo no volvió a pronunciar nada más, pues, había puesto en palabras aquello que su mente había estado pensando muy seguido.— Adiós— Se despidió Mónica antes de entrar en más detalles. — Alto, no te vayas. Pidió Agustín con un tono de súplica.Ante esto, Mónica dio un par de pasos adelante antes de detenerse y escuchar esa voz calmada, pero suplicante, sabia que su actitud cambio luego de sus palabras por lo que no quería escuchar mas palabras que al final le hicieran mas daño por lo que quiso cortar la opción de aclarar la situación. — Estoy cansada, olvida lo que dije y no le prestes atención. Después de esas pocas palabras Mónica siguió su camino hacia la habitación desplomándose luego de cerrar la puerta detrás de ella, con lágrimas en los ojos mientras su corazón se apretaba como un pañuelo desgastado, era ella quien no quiso seguir con el tema es solo que quiz