—Nana, yo no quiero alejarme de ti. Concluyó diciendo finalmente Agustín con una mirada cabizbaja y confusa. — Kusti, es lo mejor para los dos y sé que tu ahora esposa no lo tome de la mejor manera, sé que la quieres y por lo mismo es mejor tomar caminos separados. — Hallaré la forma solo no quiero que desaparezcas otra vez, eres importante para mí y eso jamás cambiará. — Entiendo Kusti, veo que no cambiarás de parecer, sin embargo, piensa cómo harás que acepten a tu esposa en tu familia sabes que será algo difícil si aceptas que me vaya te ayudaré, pero si no tendrás que lidiar con este dilema tú solo. Dijo Lybia con dureza. — Nana, encontraré la manera de conseguir que ambos sigamos con esta relación, como dije, no dejaré que te vayas lejos donde no pueda hablarte. —Como quieras, supongo que no puedo convencerte como siempre haces lo que quieres — Ambos siguieron hablando en aquel lugar como los viejos tiempos entre risas, sin embargo, aquella conversación fue escuchada
— Debes de pensarlo muy bien… — No tengo nada que pensar Bisabuelo, yo… ¡No Puedo Tener DOS ESPOSAS!, gritó efusivamente August para mostrar su disgusto ante tal sugerencia. — Lo siento August, pero es la única forma que se me ocurre para que Lybia se quede…— Está bien, no te lo tomes seriamente solo tomadlo como última medida si no hay otra opción. — Uhm… Lo entiendo, lo pensaré Bisabuelo. — Está bien, está bien tu abuela Raina pronto vendrá al palacio, por ello te sugiero que cuanto antes debes traer a tu esposa y presentarla al menos ante mí. No veas en mí un enemigo hijo, aunque tengo el peso de cabeza de familia que soy y represento, tengo muchas decisiones que tomar por ello sé que es una situación difícil para ti, pero verás que pronto se nos ocurrirá una solución. — ¿Sí, verdad?, dijo August poco convencido— Traeré a Mónica Bisabuelo. — Uhm… está bien hijo, es lo que debes hacer. Después de aquella pequeña conversación el Bisabuelo Bertram dejó a August solo en la
Los siguientes días August, recogió sus pocas pertenencias de la mansión para mudarse al Palacio, pues tenía pendientes que arreglar de las empresas Familiares lo que ocupó gran parte de su tiempo y lo que restaba lo que era en su mayoría era cuando ya caía la tarde donde trataba de relajarse de sus días pesados lo que significaba también encontrarse cada noche con Lybia con quien pasaba horas y horas de plática volviendo a esas épocas de adolescentes donde recibían su educación en la Familia Bleis. —Entonces ¿Por qué tienes esa mala cara Kusti? — Yo… Volveré a Ciudad Celeste, respondió August desviando la mirada. — …, no lo entiendo Kusti ¿No deberías estar feliz por volver a ver a tu esposa?, tengo entendido que te ausentaste bastante tiempo ¿no es así? — Es verdad, es solo… — Que es lo que tanto te perturba Kusti, te escucharé sabes que estoy siempre disponible para ti. — Nana yo … Lo siento, por mas que busco y busco una solución ninguna me conlleva a lo que realmente de
La sonrojez de sus mejillas eran evidentes así como el fuego de sus cuerpos había sido encendido por aquel apasionante beso candente que cosquilleaba en su interior, para cuando por fin se separaron, sus miradas perdidas hacían eco de sus deseos más profundos, el impulso se impuso ante cualquier rastro de razón por lo que sus ojos infundían hambre de deseo por lo que nuevamente se perdieron en un desesperado y hambriento beso sin fin el que duró más de lo que uno podría imaginar. Ante la piel y las tentaciones iban sucumbiendo, pero un rastro de cordura se hizo presente por parte de Lybia quien al darse cuenta del curso que llevaba tal situación aparto bruscamente a August quien luego de tal acto volvió a sus sentidos. — Nana …. Yo… —Shh, no digas nada, lo sé. Interrumpió Lybia los labios de August antes que vuelva a pronunciar otra palabra.— Soy consciente de lo sucedido aunque quiera preguntar muchas cosas es mejor dejarlo de lado para no confundir más las cosas, tú ya tienes a
—Amelia y la señora?, preguntó con disgusto Agustín. —Lo siento señor, aún no ha llegado. —¿Es siempre así desde que me fui? —Bueno… no siempre, pero casi siempre usted sabe cómo es la señora cuando se trata de trabajo, ella llega pasada la madrugada aunque nosotros le digamos que es malo para su salud no somos nadie para tomar decisiones de cómo lleva su día a día solo podemos cuidar de ella tanto como se nos es posible. El temperamento de Agustín de por sí nunca fue fácil de tratar y casi nunca se había enfadado con su esposa, pues siempre habían sabido sobrellevar sus discusiones a pesar de lo complicadas que fueran, ya que las ocasiones que pasaba eran por lo general era culpa de él mismo por lo que era muy fácil de llegar al punto final de reconciliación, pero en esta oportunidad no sabía qué pasaba, pero la sensación de ira e inconformidad se hacía presente. — Y Leonardo no ha sido capaz de manejarla?, Preguntó Agustín en tono seco — Bueno, el señor Valdez lo intentó
Mónica después de aquella despedida no regreso a casa hasta el día siguiente, pues, no tenía ganas de regresar a aquella casa donde nadie la esperaba más aún sentía que aquella villa la consumía y ya no era feliz como lo era antes por lo que la última semana visitó sitios web de inmobiliarias para adquirir una propiedad donde se sintiera más a gusto, pues, en su corazón ya había pasado el tiempo de esperar ansiosamente el regreso de Agustín de quién no se supo más novedades únicamente fue esa llamada a plena madrugada que recibió de su parte luego de eso no hubo ninguna señal de él ni tampoco respondía aquellas llamadas que le hacía es por eso que toda esperanza se esfumó por la desatención y el olvido aunque fue solo un mes de estar separados lo que resquebrajo todo fue la actitud de su total desaparición sin importarle al menos su relación.Aunque Mónica preferiría no regresar volvió, aún estaba casada y ese era su hogar aunque le disgustara. — ¡Señora!, hasta que regresó.—Amelia,
Ya casi era la media noche después de dos largas noches, y los lamentos habían cesado así como los sollozos y los ruegos que se oían de vez en cuando solo cuando te encontrabas lo suficientemente cerca a la puerta de aquella habitación. Mónica aun con los ojos rojos e hinchados trato de conciliar el sueño para salir de esa horrible pesadilla, aquel lugar era pequeño como una alacena dónde solían guardar las cosas viejas que estaban con un pie para la basura, había muchos fierros rotos, telas que no servían, ya que estaban demasiadas desgastadas además de las telarañas que había por todo el lugar era uno de esos lugares desagradables que jamás imaginas más aún encerrado y sin un rastro de luz que alumbre. Después de tanto desconsuelo Mónica por fin se quedó dormida por un momento apoyada en la puerta, despertándose de un salto por una pesadilla, pero dándose con la sorpresa que su pesadilla era verdadera. — Agustín… Por favor… Sácame de aquí. Tengo mucho miedo… susurraba Mónica con
—Te recogeré a las 8, definió Agustín antes de partir a la Corporación Winds. —Bien.— Mónica vio alejarse el coche de Agustín a la distancia y cuando estuvo lo suficientemente lejos por fin dio un suspiro de alivio no sabía la razón, pero simplemente en aquella villa los días felices que inundaban su día a día se esfumaron con aquel viaje que hizo Agustín, no sabía que había ocurrido ni tampoco quiso saber del todo por qué temía que fuera algo mucho peor de que hoy la atormenta. Mónica no era ingenua, pero sabía en su interior que su vida no era la misma y estaba siendo controlada por alguien más aunque aún no le causaba problemas no se sentía a gusto de esa manera, era consciente que era producto de los pensamientos infundados que le había mencionado su esposo sabía que de algún modo debía conversar con él sobre esos actos que no eran de su agrado. Todo está cambiando entre ellos y eso era evidente, pero de alguna manera Mónica no quiso rendirse fácilmente por lo que decidió pone