Los siguientes días August, recogió sus pocas pertenencias de la mansión para mudarse al Palacio, pues tenía pendientes que arreglar de las empresas Familiares lo que ocupó gran parte de su tiempo y lo que restaba lo que era en su mayoría era cuando ya caía la tarde donde trataba de relajarse de sus días pesados lo que significaba también encontrarse cada noche con Lybia con quien pasaba horas y horas de plática volviendo a esas épocas de adolescentes donde recibían su educación en la Familia Bleis. —Entonces ¿Por qué tienes esa mala cara Kusti? — Yo… Volveré a Ciudad Celeste, respondió August desviando la mirada. — …, no lo entiendo Kusti ¿No deberías estar feliz por volver a ver a tu esposa?, tengo entendido que te ausentaste bastante tiempo ¿no es así? — Es verdad, es solo… — Que es lo que tanto te perturba Kusti, te escucharé sabes que estoy siempre disponible para ti. — Nana yo … Lo siento, por mas que busco y busco una solución ninguna me conlleva a lo que realmente de
La sonrojez de sus mejillas eran evidentes así como el fuego de sus cuerpos había sido encendido por aquel apasionante beso candente que cosquilleaba en su interior, para cuando por fin se separaron, sus miradas perdidas hacían eco de sus deseos más profundos, el impulso se impuso ante cualquier rastro de razón por lo que sus ojos infundían hambre de deseo por lo que nuevamente se perdieron en un desesperado y hambriento beso sin fin el que duró más de lo que uno podría imaginar. Ante la piel y las tentaciones iban sucumbiendo, pero un rastro de cordura se hizo presente por parte de Lybia quien al darse cuenta del curso que llevaba tal situación aparto bruscamente a August quien luego de tal acto volvió a sus sentidos. — Nana …. Yo… —Shh, no digas nada, lo sé. Interrumpió Lybia los labios de August antes que vuelva a pronunciar otra palabra.— Soy consciente de lo sucedido aunque quiera preguntar muchas cosas es mejor dejarlo de lado para no confundir más las cosas, tú ya tienes a
—Amelia y la señora?, preguntó con disgusto Agustín. —Lo siento señor, aún no ha llegado. —¿Es siempre así desde que me fui? —Bueno… no siempre, pero casi siempre usted sabe cómo es la señora cuando se trata de trabajo, ella llega pasada la madrugada aunque nosotros le digamos que es malo para su salud no somos nadie para tomar decisiones de cómo lleva su día a día solo podemos cuidar de ella tanto como se nos es posible. El temperamento de Agustín de por sí nunca fue fácil de tratar y casi nunca se había enfadado con su esposa, pues siempre habían sabido sobrellevar sus discusiones a pesar de lo complicadas que fueran, ya que las ocasiones que pasaba eran por lo general era culpa de él mismo por lo que era muy fácil de llegar al punto final de reconciliación, pero en esta oportunidad no sabía qué pasaba, pero la sensación de ira e inconformidad se hacía presente. — Y Leonardo no ha sido capaz de manejarla?, Preguntó Agustín en tono seco — Bueno, el señor Valdez lo intentó
Mónica después de aquella despedida no regreso a casa hasta el día siguiente, pues, no tenía ganas de regresar a aquella casa donde nadie la esperaba más aún sentía que aquella villa la consumía y ya no era feliz como lo era antes por lo que la última semana visitó sitios web de inmobiliarias para adquirir una propiedad donde se sintiera más a gusto, pues, en su corazón ya había pasado el tiempo de esperar ansiosamente el regreso de Agustín de quién no se supo más novedades únicamente fue esa llamada a plena madrugada que recibió de su parte luego de eso no hubo ninguna señal de él ni tampoco respondía aquellas llamadas que le hacía es por eso que toda esperanza se esfumó por la desatención y el olvido aunque fue solo un mes de estar separados lo que resquebrajo todo fue la actitud de su total desaparición sin importarle al menos su relación.Aunque Mónica preferiría no regresar volvió, aún estaba casada y ese era su hogar aunque le disgustara. — ¡Señora!, hasta que regresó.—Amelia,
Ya casi era la media noche después de dos largas noches, y los lamentos habían cesado así como los sollozos y los ruegos que se oían de vez en cuando solo cuando te encontrabas lo suficientemente cerca a la puerta de aquella habitación. Mónica aun con los ojos rojos e hinchados trato de conciliar el sueño para salir de esa horrible pesadilla, aquel lugar era pequeño como una alacena dónde solían guardar las cosas viejas que estaban con un pie para la basura, había muchos fierros rotos, telas que no servían, ya que estaban demasiadas desgastadas además de las telarañas que había por todo el lugar era uno de esos lugares desagradables que jamás imaginas más aún encerrado y sin un rastro de luz que alumbre. Después de tanto desconsuelo Mónica por fin se quedó dormida por un momento apoyada en la puerta, despertándose de un salto por una pesadilla, pero dándose con la sorpresa que su pesadilla era verdadera. — Agustín… Por favor… Sácame de aquí. Tengo mucho miedo… susurraba Mónica con
—Te recogeré a las 8, definió Agustín antes de partir a la Corporación Winds. —Bien.— Mónica vio alejarse el coche de Agustín a la distancia y cuando estuvo lo suficientemente lejos por fin dio un suspiro de alivio no sabía la razón, pero simplemente en aquella villa los días felices que inundaban su día a día se esfumaron con aquel viaje que hizo Agustín, no sabía que había ocurrido ni tampoco quiso saber del todo por qué temía que fuera algo mucho peor de que hoy la atormenta. Mónica no era ingenua, pero sabía en su interior que su vida no era la misma y estaba siendo controlada por alguien más aunque aún no le causaba problemas no se sentía a gusto de esa manera, era consciente que era producto de los pensamientos infundados que le había mencionado su esposo sabía que de algún modo debía conversar con él sobre esos actos que no eran de su agrado. Todo está cambiando entre ellos y eso era evidente, pero de alguna manera Mónica no quiso rendirse fácilmente por lo que decidió pone
El viaje se alargó, ya que tomaron un camino distinto al que solían tomar de vuelta a casa. —Esta es la ubicación, Agustín. —¿Estás seguro?, No parece una casa muy grande a decir verdad. Bien, bajemos y veamos que tiene de bueno. Antes de bajar junto al joven que estaba a su lado Agustín dirigió una extraña mirada a Mónica y le dijo "Ya regresamos". Ante esto Mónica no dijo nada y se quedó en silencio en el coche observando por fin el lugar a donde habían llegado, el lugar le pareció agradable y raramente conocido como si ya lo hubiera visto en algún lugar. Tardó en recordar dónde lo había visto hasta que recordó que semanas atrás estaba visitando inmobiliarias dónde una de las casas que presentaban era justamente esa la que había elegido por la que había pagado el costo completo del que solo faltaba hacer los papeles legales. Pero ahora estaba frente a ella y era Agustín quien había entrado a esa casa, no sabía los fines, pero un miedo recorrió su columna vertebral hasta la pun
Al despertar muy temprano, Mónica a tientas buscó a su lado y no halló a nadie, es más, el lugar estaba completamente frío como si nadie hubiera estaba ahí, lo que le pareció extraño. Pensó que quizás Agustín estaba muy abarrotado de trabajo y se quedó hasta tarde en la oficina que tenía en casa, por lo que sin tomarlo demasiado serio, Mónica se levantó y se alistó para ir a la Corporación AyzaBell. Mónica bajaba las escaleras y observó que todo se hallaba tranquilo y muy silencioso, hasta Amelia quien se levantaba más temprano no la veía por ningún lado. Al llegar a la cocina, preparo un desayuno rápido de avena con cereales mientras lo hacía sin querer se dio cuenta de que la cena que compró el día anterior se hallaba por completo en el bote de basura, además que la nota que con cariño escribió se hallaba ahora arrugada y rota por la mitad. Aquello rebasó todo límite posible y pronto las lágrimas empezaron a caer por el rostro de Mónica, nunca pensó en ver aquel comportamiento ta