La noche fue fría, lluviosa y con truenos, se sentía el viento soplar contra las ventanas, la madera crujía entre el vaivén del agua y el viento. Era una tormenta. Lo que al principio parecía sólo ser una nevada , se volvió una tormenta eléctrica. La lluvia no era tan fuerte como el viento y los truenos, Alana había perdido la cuenta de cuántos habían caído. No sé atrevía a voltear hacia donde estaba el lobo que permanecía acostado detrás de ella, estaba apenada, parecía una niña de seis años, con un miedo tan grande a los truenos que salía corriendo a la habitación de sus papás. No podía dormir, no iba a dormir, tenía un frío horrible, la calefacción parecía luchar contra el frío de afuera. En mala hora habían llegado a Healy y lo peor de todo fue lo que sus amigas le hicieron hacer. No podía creerlo, seguro ellos estaban aprovechando el frío y la lluvia para calentarse con sus lobos. Ahhh se sintió frustrada. Intentó cerrar sus ojos nuevamente para intentar dormir, se aco
Abrieron sus ojos y se vieron por varios segundos, el momento se sintió bastante incómodo. Alana recordó todo lo que había pasado la noche anterior y la paz que Gabriel había provocado en ella, había dormido plácidamente junto a él.Pero se sintió como una estúpida, se suponía que quien debía buscar un acercamiento en ellos era él y no ella, las cosas habían estado tensas, pero no por haber dormido juntos iba a ser diferente. Quiso recuperar su cordura de la peor manera, - Gabriel, dijiste que te irías al sofá en lo que yo me durmiera.Sí, el lo había dicho, pero cayó en un sueño tan profundo que no supo si se durmió primero que ella, respiró profundo, la mañana ya había comenzado mal, lo que significaba que el día iba a ser peor. No quiso pelear, ella tenía razón.Se levantó rápidamente y sin mirarla le dijo - Lo siento Alana, no quería faltarte el respeto ni incomodarte, al contrario sólo no quería que tuvieras miedo. Yo, yo me quedé dormido creo que primero que tú.Aunque ella se
Ziara estaba en su habitación, se suponía que Alian había llegado ayer de su viaje y aunque tenía muchas ganas de verlo no quería ir a la manada. El encuentro con esa estúpida loba la había puesto muy alterada, le hizo sentir muchas cosas sobre todo una que era la que más le remordia la consciencia, la había hecho sentir culpable. Sabía que si era culpable, pero no del todo, ella no quiso hacerlo, nunca quiso ser participe de tan atroz acto. Pero que podía hacer? Ir en contra de los deseos de su padre y morir? Esperar a que matara a Alian. Cómo iba a vivir con la culpa? No sabía, había intentado Miles de ejercicios mentales para bloquear esos recuerdos pero sólo funcionaban por poco tiempo, cuándo algo los sacaba a relucir era muy difícil volver a deshacerse de ellos. Sabía que no tenía escapatoria si quería estar con Alian debía obedecer a su padre El tenía ojos en todos lados, en el consejo, incluso no dudaba que dentro de la manada también. Que horrible vida llevaba. Pero
Mientras iba de camino con Alian a su habitación, no podía dejar de pensar en Alana, era una loba un poco extraña decir verdad, había algo en ella, eso podía verlo, le agradaba Alana en verdad, pero si era de poner la vida de la loba o la de ella en una balanza, la de ella pesaba más. Al fin y al cabo, ella podía ayudar a Alian a sobrellevar su dolor, si es que algo le pasaba, claro no había que ir tan lejos. El Rey no podía hacerle nada o por lo menos no por ahora. Si no obvio todos sabrán que había sido ella, así que tenía que saber cómo actuar y como ganarse la confianza de todos los lobos, incluso de aquellos lobos del pueblo, de aquellos que eran amables y tratar de agradarles a los que la miraban con desdén. No se dió cuenta que ya estaban en la habitación y que Alian la miraba de forma extraña. La vampiro estaba ensimismada en sus pensamientos, tratando de sobrevivir a las amenazas de su padre y tratando de ser feliz le costara lo que le costara. - Ziara- Dijo Alian casi gr
Quien era Isan? Isan al igual que el Alfa Silas, era el último vampiro de Sangre Real, no había otro con un linaje más puro que el suyo, venía de sangre fuerte, de las dos familias más grandes que pudieron haber existido en todos los clanes del mundo. Pero Isan, había hecho cosas que nadie sabía, puede que alguien lo sospechara pero nadie se atrevía a decir, se podía decir que había acabado con todo lo que su padre había construido. Para el no existía un pueblo, eran lacayos que vivían en sus tierras, no había tal preocupación por nadie que no fuera él. Pero había Sido así toda su vida? No del todo, de hecho, en algún momento de su vida, se enamoró y fue el vampiro más feliz del universo. Pero todo acabó cuando sus padres expresaron la idea de que ese noviazgo o relación, podían acabar con lo puro de su linaje, a parte de que la unión de esas dos razas, podían resultar en un hijo muy extraño. Sus padres no lo aceptarían jamás. Hizo todo lo que pudo, pero cuando le dijeron que po
Las leyes, eran las leyes entre sus mismas especies por así decirlo, la que los separaba, era un amor imposible. Pero Alian y Ziara se amaban. Era un amor intenso capaz de superar cualquier lazo sanguíneo. Los lobos eran fieles, y defendían a capa y a espada, siempre y cuando fuera con sus parejas, existían manadas, dónde no les importaba el lazo de pareja, lo que tenía peso en realidad era el estatus social. Por qué? Porque pasaba mucho, la mayoría de las veces, que la pareja de los Alfas terminaba siendo alguien de una familia muy noble, sin pureza en su sangre. Para lo que a muchas manadas les resultaba peligroso porque se creía que restaba fuerza en la sangre Alfa. La Manada de hielo, era diferente, aunque respetaban las decisiones de todos, lo más seguro es que cada lobo o loba terminara con su pareja, la que la diosa luna hubiera escogido para ellos. Claro caso el de Alian, aunque el Alfa Silas era de esos alfas chapados a la antigua, no le gustaba que los lobos se mezclaran
- ¿Que dijiste Gabriel? Preguntó Alana con sus mejillas rojas, tenía ganas de reír era raro escuchar a Gabriel decir algo así, pero lo que le causaba fue la cara que puso el lobo cuando se dió cuenta de lo que había dicho. Las mejillas del lobo estaban teñidas de rosa, estaba apenado, lo dijo sin pensarlo, o mejor dicho lo estaba pensando pero no quería decirlo. No era un lobo acostumbrado a decir cosas así, pero desde anoche se estaba conteniendo. Alana causaba muchas emociones en él y la primera era un deseo carnal nada normal. Sus manos ardían de las ganas de tocarla, y no hablar de sus labios, quería tanto besarla, sentir su piel en sus manos, tomar cabello que ahora era bastante largo y enrollarlo en sus manos. Su olor, su olor era su perdición. - Alana, yo lo siento. Yo, yo, pensé en voz alta. No está bien lo que dije. Alana sabía que Gabriel le huía al deseo, a la seducción, Alana quien estaba realmente divertida con la situación se acercó al lobo, muy segura de que e
Unos pasos se acercaron a la puerta del baño y la puerta sonó toc, toc, toc -Alana, por favor abre. Necesito que hablemos. - Que vamos a hablar? Ya te lo dije esto fue un error, uno que más nunca va a suceder. Sólo fue un desliz. -Un desliz? Eso no parecía un desliz. Lo estaba disfrutando . - Si lo disfruté pero sólo porque me dejé llevar, pero descuida no sucederá. La puerta sonó un par de veces más. - ¿Qué? Tocaras la puerta con tanta insistencia como tú amiguita la humana? - Alana, déjame explicarlo. - Que vas a explicar? No quiero saber nada. Y por favor no tienes que buscar excusas, no somos nada, vete que no voy a abrir, necesito bañarme y tener privacidad. Si eres tan amable. El lobo entendió que no iba a lograr que abriera y se alejo del baño. Alana suspiró, se estaba conteniendo, se acercó a la tina y abrió las llaves del agua con tanta fuerza que parecía que iban a romperse. No iba a llorar. No llores Alana, No llores. Se decía a si misma. Después de todo