Mientras Alana empacaba su ropa, que por orden de su padre, era llevar poco equipaje, una maleta y un bolso. Lo demás debía quedar tal y cómo estaba. Si todo salía bien y ellos llevaban. a cabo su ceremonia iban a debatir dónde se iban a quedar a vivir. Si no lograba llevarse bien y mantener una relación estable Alana se quedaría en la manada y rechazaría a Gastón, esas fueron las órdenes del Alfa. Alana empacaba todo con ayuda de su madre, habían escogido la ropa que podía necesitar, Alana escogió algunos vestidos y tacones para salir, unas botas, dos tenis y sus conjuntos preferidos de faldas, monos y unos jeans, lo demás era ropa interior, maquillaje y todo lo referente a su aseo personal. Alana vio cuando su madre metió una foto en el bolsillo de la maleta y luego como se limpiaba las lágrimas que caían en sus mejillas. - Mamá, ¿por qué lloras? - Te voy a extrañar. - Sólo será un mes, puedes pensar que estoy en uno de mis tantos viajes a las manadas, regresaré mamá. - Lo sie
El viaje a Healy era largo, Alana estaba feliz y extasiada aprovecharía el tiempo para conversar más con Gastón, quería saber tanto sobre él pero siempre terminaban hablando de ella. - El viaje será largo. - Lo sé, aprovecha de dormir. Alana lo miró extrañada, acaso no estaba feliz de que por fin estuvieran juntos? - Todo bien? - Por qué no lo estaría? - No pareces feliz. - ¿Qué quieres Alana? ¿Que haga una fiesta? Tus padres te mal acostumbraron mucho. Sintió un nudo formarse en su garganta, no entendía que diablos pasaba porque nunca había dejado que nadie le hablara de esa forma, el único que lo hacía era su padre. Pero también tenía que salir de su zona de confort y eso implicaba la forma de ser de Gastón. (...) Llegó al castillo buscando a su padre, sabía que hoy debía ir con su padre a visitar a la bruja del mismísimo satán, no quería pero tampoco quería correr el riesgo de que algo malo pasara. Su cuerpo hacía ya varias semanas que no era el mismo, tenía sexo
Healy... Sus cejas se levantaron con confusión y miró a los lados para saber si era ella la que se había equivocado, pero no. La dirección estaba bien, eran ellos los que habían tomado otro rumbo. - ¿A dónde vamos? Preguntó confundida - A mi casa. - Pero, esta no es la dirección que le diste a mi padre Gastón puso los ojos en blanco. Estaba exhausto de cargar esa maleta, que pesaba como si en vez de llevar ropa llevara piedras.- Ah sí, creo que de los nervios me confundí. - Pero ¿cómo sabrán dónde vivimos? - Enviaré un recado con el chófer, al parecer es de confianza. Alana lo pensó un poco, si tal vez había sido la euforia del momento, la felicidad de saber que ya podían estar juntos. Levantó sus hombros y restándole importancia al asunto siguió caminando detrás de él. Llegaron a un sitio donde habían algunos taxis. - Espérame allí, ya vuelvo. Y se acercó a un taxi para hablar con él conductor. Alana no podía escuchar lo que hablaban pero se imaginaba que seguramente le
Ziara Hacía dos días que había tomado las últimas infusiones de Betzabet, fueron cuatro esta vez, hubo un sabor extraño, algo que no le gustó. Pero no podía negarse a probarlo, tenía dos días con dolor en su vientre, podía ser su periodo tal vez, pero el dolor era muy fuerte, no había podido ir a la manada y era algo que la tenía muy preocupada. El no saber nada de Alian le alteraba los nervios, su dolor era tan fuerte que no se podía levantar. Su papá tenía un plan y no le agradaba la idea de que la utilizara de nuevo, no sabía que haría esta vez pero sabía que sería algo muy malo. Su papá nunca hacía nada bueno. Todo se había vuelto tan extraño después de que comenzó a tomar todas esas cosas, qué, lo más seguro era que le estuvieran haciendo daño. Había escuchado decir que era algo para que no saliera embarazada y aunque no quería tener hijos ahora, los quería en un futuro y eso era otra cosa que martirizaba su mente, que tal si nunca podía tenerlos? Ese dolor que tenía pod
Ziara sentía como su corazón latía con fuerza en su pecho, no fue hasta que salieron de las tierras de su padre que puedo respirar con tranquilidad. Sintió que le estaba dando un ataque de pánico. No sabía porqué su padre había actuado de tal forma pero no era por nada bueno, nunca era bueno con nadie. Por qué lo sería con Alian. -Ziara- Le habló Alian tocandola por el hombro. La vampiro se sobresaltó un poco y miró a su alrededor. - ¿Estás bien? Te ves algo extraña. - Ehh, si, si. Es sólo que me asusté mucho al saber que estabas allá, no lo hagas nunca más. - ¿ Por qué? Tu padre no se ve tan malo después de todo. * Eso crees, si no te mató es porque trama algo más.* - Estaba preocupado por ti, por eso fui. - Yo no pude ir, me sentía un poco mal, no podía ni levantarme de la cama. - Es hora de que veamos un médico, veré si Tadeo puede verte. - No es necesario. Me vió uno en el castillo. Mintió porque le aterraba saber que sucedía con ella. Tu padre sabe que fuist
Alana Se despertó sobresaltada, sentía su corazón latir desbocado. Había dormido mucho, mucho como hacía tiempo que no lo hacía. No supo en qué momento se durmió, porque había comido junto a Gastón y cuando se fue a la habitación a bañarse, a prepararse porque pensó que estarían juntos y se quedó dormida a penas y pudo terminar de bañarse. Todo fue extraño, cuando se durmió eran más o menos las nueve de la noche. Se sentó en la cama, con la mano en el pecho como si eso la fuera a tranquilizar un poco, estaba sudada y sobresaltada como si hubiera tenido una pesadilla miró a su alrededor y estaba sóla en la habitación, pero hubo algo que le llamó la atención y fue ese olor, uno que podía reconocer con facilidad y que ahora era mucho más fuerte, tanto que molestaba un poco en su nariz, era el olor de Gastón. Se levantó para buscarlo, pero primero fue al baño se lavó la cara y salió del baño cuando pasó por la ventana la abrió y todavía era de noche. * Que raro, entonces no dormí
- De verdad no puedo estar con ella? O eso sólo lo inventaste para que no deje de estar contigo? La mano de la loba fue hasta los labios del vampiro. - Crees que me pondría celosa? - Acaso, no tienes sentimientos Stella? Una sonora risa brotó de sus labios. - Jajajaja- Claro que los tengo, pero los cuido más que a nada. - Te han hecho sufrir o, no? - Digamos que, alguien me rechazó por Alana y soy una loba que nunca pierde. - No me digas- Respondió Gastón con Sarcasmo La loba se acercó y le dió un casto beso en los labios. - Vamos, debes vestirte. Alana no debe sospechar nada, aún no se puede enterar. - Cada día es más insoportable estar con ella. Me asfixia estar junto a ella. Quiere que la tome a cómo de lugar. Y yo. - Y, tu qué? - Soy hombre Stella, tengo poca fuerza de voluntad. - Bueno, ya te dije lo que debías hacer. No es por celos, es que no sabemos cómo va a reaccionar en cuánto sus poderes comiencen a aparecer, puede ser peligroso para ti. - Tienes razón. Pe
Los ojos de Alana se abrieron como platos, fueron de la loba al vampiro. Su cabeza comenzó a doler de una forma inimaginable, sus ojos se cristalizaron. - Ohhh, no me digas, vas a llorar? Alana no pudo hablar, sentía un nudo en su garganta. Y por si fuera poco todo aquello que estaba sintiendo, su mente comenzó nublarse. * No, no es el jodido momento de dormir* Cerró sus ojos con fuerza y una lágrima corrió por su mejilla. - No era necesario decirlo. - ¿Por qué, no? Que ibas a esperar? - ¿Es cierto? Stella rio. - Crees que mentiría? - Cállate Stella, no estoy hablando contigo. Se acercó a Alana y puso su dedo índice en su frente de forma despectiva y molesta - Mucho cuidado con la forma en que me hablas. No estás en la jodida manada. Alana buscó los ojos de Gastón y cuando sus miradas se cruzaron pudo sentir la frialdad con la que la miró. Fue imposible no sentirse como una estúpida, la habían engañado. Su labio inferior tembló. - Entonces, es cierto. Me mentiste. ¿Por qué l