- Por un momento pensé que no me permitirían entrar, no sabía que había tanto protocolo para tu fiesta, no me dijiste nada. Expresó Gastón Con un poco de molestia. - Lo siento, es que me había sentido mal, lo olvidé. Gastón giró su rostro hacia el otro lado y puso sus ojos en blanco. - Tu padre no parecía nada cómodo con mi presencia. - Disculpalo, el es así no le gustan los extraños. Se acercaron de nuevo al caney dónde se llevaba a cabo la fiesta, la música sonaba pero el ambiente ya no era el mismo, todos cuchicheaban y miraban a todas partes preguntándose que había pasado, hasta que la mira de todos se posó en ellos. El Alfa quien era el que más se veía incómodo se dirigió a su mesa, le comentó algo en el oído a su esposa, haciendo que se levantara de la silla y salieron del caney. La primera mesa con la que se toparon era donde habían un grupo de lobas, entre ella estaban Stella, Kayla y Netty, no despegaron su mirada de ella. Sobre todo Stella que la miraba con mucho
- Gabriel pensábamos que no vendrías. dijo el Alfa, dándole un corto abrazo y unas palmadas en la espalda. - El viaje fue lento, había mucha nieve en el camino. - Lo bueno es que ya estás aquí. Expresó Eva con felicidad - Si, Cómo va la fiesta? Los Alfas se miraron por unos segundos - Va bien, bien esperando que sea la hora. No supo porqué pero sintió la necesidad de mentirle al beta. - Que bueno, iré a mi habitación, necesito dejar mi bolso y sacar un regalo que le traje a Alana. - Está bien, te esperamos en el caney. Salieron de la casa y se dirigieron de vuelta a la fiesta - Crees que le moleste el invitado de Alana? Preguntó el Alfa. - No lo sé, Gabriel y Alana siempre han tenido una relación cercana. No estoy segura de si se molestara. Pero si creo que debemos decírselo a Alana. Los alfas entraban al caney y Ziara y Alian salían con rapidez, Eva al verlos caminar tan rápido se acercó a ellos. - Alian ya se van? - No, volveremos en un rato. Ziara no se siente bien. E
Matt y Jacob se levantaron para saludarle, estaban felices de verlo de nuevo allí, luego le ofrecieron un asiento, un siento que no quiso recibir. Su mirada estaba fija en el chico del otro lado de la mesa y el lo miraba de la misma manera. Gabriel no lo conocía, porque sólo lo había visto una vez y no tan de cerca, pero pudo reconocerlo y su interior se revolvió. ¿ Cómo era posible que el estuviera aquí, en la manada, en su hogar? Se sintió traicionada, a decir verdad se sintió como un estúpido. Levantó su mirada tratando de controlar aquel huracán de sentimientos que sentía dentro, cuándo miró hacia al frente la vió, podía reconocer ese cuerpo, la ropa, las botas, el cabello en cualquier lugar, podía reconocerla dónde fuera que estuviera. Pero al verla sólo sintió ganas de alejarse, de alguna forma se sintió traicionado por ella, lo había usado. Quiso irse pero sabía que iba a ser muy obvio, así que iba a entregar el maldito regalo, quedarse un par de horas y se iría a acostar, y
Alana sintió que todo le estaba saliendo mal, si no fuera porque Gabriel decidió venir, todo estuviera saliendo mejor, sus papás se adaptarían a Gastón, lo conocerían y les agradaría, lo único que debían hacer era conversar un poco más. - No, no te vayas. La mejor parte de la fiesta está por comenzar. No es que no le agrades a nadie, o que no quieran que estés allí, es sólo que, debes practicar un poco más con todos, sobre todo con mis padres. - Alana, de verdad? Hablar con tus papás desde que llegué aquí tu papá solo me ha mirado con ganas de asesinarme. Sus ojos parecen los de un león encima de su presa. No, fue un error haber venido. - No, te prometo, que la noche mejorará, vamos sólo diviértete un poco, debes beber un poco más y levantarte de esa silla en la que has estado sentado desde que llegaste. Alana caminó un poco más, ya estaban en la casa, solos les faltaba entrar. Gastón la observó por unos segundos y sin responderle se dió la vuelta para entrar a la casa prime
Los minutos se fueron volando, como si el mismo tiempo estuviera de parte de Alana para hacer su espera mucho más corta. Todos se fueron ubicando a su alrededor. La loba se sentía mal, pero luchaba con el dolor y el malestar en su mente. Su mente era blanco y negro. Alana estaba en el centro, frente a ella, estaban su familia, sus amigos, Gastón, pero, donde estaba Gabriel? Lo busco con la mirada hasta que lo ubicó a lo lejos sentado en una silla, se sintió mal por él. No quería lastimarlo, el parecía herido, ofendido y sabía que era su culpa, pero en realidad las cosas se habían salido de control y eso si había sido culpa de ambos. Gabriel la miraba de igual forma, pero con mucha molestia en su mirar, Gabriel le sostuvo la mirada y ella lo hizo también, hasta que sintió otra mirada en ella, una mucho más dominante, rompió el contacto visual con el lobo y dejó que su cerebro la guiara al lugar de donde provenía la intensa mirada, cuando la consiguió su piel se erizo y aunque por un
Todos murmuraban, se podía decir que todos en la manada estaban impactados y lo que más les preocupaba era que el Alfa hubiera abandonado la fiesta después de haberse dado cuenta quien era el compañero de su hija. Cómo Alfa era difícil aceptarlo, porque ni siquiera sabía quien era, ni de dónde venía, aparte de lo que le hacía sentir, le daba inseguridad, sentía que su hija estaba en peligro, pero ahora no habia nada que hacer porque dudaba que Alana lo rechazara. Pidió a la diosa paciencia, pues ella no se equivocaba. La puerta de la oficina se abrió dejando ver a Alian molesto. - No haremos nada? Preguntó a su padre. -Qué vamos a hacer? Crees que Alana lo va a rechazar? El chico ni le prestó atención en toda la noche y resultó ser su compañero, si esto es una prueba necesitaré mucha ayuda para poder superarla. - No lo sé, pero algo hay que hacer, ese tipo, no me cae bien. Hay algo en él que me roba la tranquilidad. - No, eres el único, pasa lo mismo con tu madre. Pero ya lo
Alana intentaba no dormirse, pero había algo a su alrededor que le provocaba sueño, sentía como si estuviera levitando y no caminando, la sensación era extraña y nada placentera. El chico a su lado, le soltó la mano cuando se alejaron lo suficiente de los demás, la misma Alana le había dicho que debían alejarse de todos en la manada, para ella poder aceptarlo. La loba ingenua aún creía que el chico no sabía que ella era una loba. Delante de todos le había tomado la mano y se habían ido, pero al alejarse lo suficiente la soltó. Alana no parecía estar consciente de algunas cosas, su cabeza daba vueltas y ni hablar de lo oscura que estaba su mente. Gastón se paró frente a ella, mirándola fijamente, tenía que aprovechar su estado, para poder tomarla, porque sabía que Alana a pesar de que le había prometido que la próxima vez si iban a estar juntos, le iba a poner peros. Se acercó y tomándola por la barbilla, levantó su rostro y la besó, la loba no se resistió pero tampoco resp
Se sentaron cerca donde habían unos banquitos, estaban más o menos lejos de la fiesta, la música no se escuchaba y Alana se preguntó el porqué, no recordaba bien que había pasado, pero si que Gastón era su compañero. Ahorita se sentía mejor que hace unos cuántos minutos. Aunque su mente seguía siendo un lío, parecía que por ahora, la luz había triunfado, su mente estaba un poco más tranquila también. Miraba al chico a su lado y no sabía por dónde empezar. - Gastón, yo, yo, asssh- bufó - ¿Cómo te lo digo sin que suene extraño? - Habla, que sea lo que sea, yo te entenderé. La loba sonrió y pensó, eso es porque no sabe que es lo que diré. - Yo soy una loba. Gastón se rio. -Como así que Una loba? Dijo levantándose y mirándola de forma extraña - Si, una loba- contestó Alana un poco nerviosa - No te entiendo- Dijo arrugando un poco su entrecejo. - Estás es una manada de lobos- El chico miró a su alrededor mostrando confusión - Somos hombres lobos. - Qué? No existe