—Hola, Bárbara. —saludó mi tío—. Con permiso, —lo miré—. Lo siento hijo, acabo de degustar un aceptable vino, no quiero que se convierta en un dolor de estómago por no tolerar la compañía.—Siempre tan sutil, Efraín.—Señor Villalobos o señor Efraín, no eres de mis amistades, Bárbara. —sonreí, un mesero pasó y tomé una copa. Vi alejarse al viejo.—Sigue siendo igual de viperino.—Algo debiste hacerle. —desvió la mirada.—No le he hecho nada, no me has contestado, ¿tu esposa?—En Colombia. —Me quedó mirando, llevé la copa a mi boca, ella alzó una de sus cejas.—¿Te separaste? —Los ojos le brillaron, a su lado llegó un señor unos cinco años menor que mi tío.—¿Preciosa nos vamos?—Yo no voy contigo a ningún lado. Ni ahora, ni nunca.El señor se la quedó mirando, fue tan revelador para mí ese momento y sentí tanta repulsión por esa mujer, el señor se fue enojando.—Debiste irte con él, Bárbara.—Ya no me interesa.Sonreí. Parece que a mí solo me rodean las arpías, aunque a Patricia no me
No podía dormir, habíamos llegado hacía una hora a la Viña y mi cabeza le daba vueltas y vueltas a lo dicho por mi tío «Solo si yo fui su luz». Salí de la cama, me había quedado a dormir en la casona, el viejo no me dejó irme en caballo al apartamento alejado donde estaba viviendo, era un camino oscuro y de noche algo peligroso. Llegué al baño, lavé el rostro. Patricia, Patricia, ¡Patricia! No quería pensar en ella… Ya debía de tener cuatro meses o si era mío tendría más de cinco, porque en esa fecha estábamos en Grecia, tal vez un poco más… El pulso se me aceleró, en seis meses debía hacerme la prueba para tener la certeza que sí era hijo mío. «Solo si yo fui su luz…» ¿Y si fui ese ser para ella?, pero le estaba haciendo la paja a ese tipo. Las palabras de mi tío cuando llegamos volvieron a acribillarme. Esa conversación me ha dejado peor de lo que estaba.—José Eduardo, independientemente de lo que te haya pasado con Patricia, tu actitud no es sana, desconozco los hechos, y por eso
Seguía las instrucciones de la enfermera. Pero gracias a ese aumento de ingreso para las tres fundaciones que estaban bajo el amparo del padre que el sacerdote me nombró la directora de las tres fundaciones y me daba un sueldo, sin duda ese señor era un ángel en esta tierra.Hasta el momento todo iba muy bien, trabajaba fuerte en la mañana, daba clase en la tarde dos veces por semana, regresaba a las dos o a las cuatro a la casa a estar con mi hija. Como le dije a él, no quería que aun mi hermana o mis amigas supieran de la falta de dinero en la que me encontraba, sin embargo, no había pasado necesidades. Contaba con un sueldo, no ganaba mucho, pero con ello pagaba los servicios básicos, y alimentos. Debía buscar algo adicional para poder vivir más holgada y no tan estricta. Me quedaba algo de reserva y con la venta de mi auto ayudó a tener un buen colchón, pero era por si debía de correr ante una eventualidad con mi hija.Sin embargo, ahora no me importaba decirle a Maju la verdad co
—¡Ya lo escuchaste! —dijo Maju.—Puedo estar en mi casa, con una enfermera…—Negado. —miré a Maju—. Cargas a María Paula y ella está pesada en un mes, cumple el año y está gordita. —Lo dijo con ternura y a mí se me infló el pecho.—Entendido, pero tráiganme a la niña todos los días.—Esa será la tarea de Dilia.—Las dejo, terminé el turno.—Gracias, Benjamín.—De nada, Maju. —A mi hermana la quieren mucho y quien no, me tomó de la mano.—No voy a volver a dejarte sola nunca. Eres de admirar hermanita.—Buenos días. —Era el padre Castro quien tocaba en la puerta—. Alguien me informó que estabas aquí.—Siga padre. —dije.—¿Ya todo está controlado?—Sí, al parecer tendrá incapacidad por el resto del embarazo. —Le comentó Maju.—Es mucho tiempo y las fundaciones.—Si no te han contado, ya tenemos cuatro voluntarias para hacer tu trabajo semanal. —volví a negar, mis amigas y hermana no podían encargarse por tanto tiempo—. Blanca, Socorro, Virginia y Maju se encargarán de supervisar las cos
Los ojos se me humedecieron. El resto de la mañana la pasamos entre risas y hablando tonterías. Almorzamos juntas y una vez llegó Virginia se retiró.—Hola, Patricia. ¿Cómo sigues?—Es bastante cansón no poder moverme, pero en este momento lo primero es mi hijo.—Tú lo has dicho. —sacó su portátil—. Quiero mostrarte un par de cosas.—¿Viniste a trabajar enseguida?—No es eso, tengo solo dos horas, Maju viene con los niños y supongo que querrás pasar con María Paula.—Menos mal no se le han dado por ponerle un diminutivo. —Virginia soltó la carcajada.—Lo siento, mi marido ya les dice que en los L’Charme está Constantinopla y ahora hay un Mapa. —Se encogió de hombros y me uní a la risa—. A cada rato le dice a Angélica que vamos a visitar a la prima Mapa.Desde hace dos meses todo volvió a ser como antes entre mis amigos y yo. Mi celular sonó, era Socorro.—Hola, prima.—Hola, Patricia, ¿cómo sigues?—Muy bien, bastante entretenida.—Yo pasaré el fin de semana, ahora me encuentro en mi
El día se me estaba pasando muy rápido, los llevé a la planta, la fermentadora, las bodegas de añejo, los viñedos, les expliqué el proceso y a las tres de la tarde regresamos, mientras ellos jodian con la casa de Pedro Picapiedra. Preparé el almuerzo y bajo una estricta crítica, pasé la prueba.Ahora nos encontrábamos en la terraza, tomando la segunda botella de vino, hablando de todos los proyectos. De las locuras de Fernanda, quien se encuentra en Cancún trabajando con David o por lo que le escuché a Cesar y Alejo jodiendo al pobre hombre. Según ellos ya era hora que David les ayudara con su amiga. Podían decir lo que sea, pero Fernanda era única, una frentera mujer. Mi excuñado ingresó a la casa, seguimos hablando, al regresar trajo la carta de Samuel y un computador.—Pongamos música. —desdoblé la carta—. Julián en letras escribió lo que Samuel quería decirte y luego él transcribió las letras. Ya sabes que el niño apenas ingresó a primero.—No te afanes, con el hecho que mi sobrin
Dos meses habían pasado y no había salido de la clínica, hoy Benjamín me iba a hacer una ecografía para mirar la placenta que no quiso subir, Eduardo José seguía creciendo, ya tenía permiso de hacer mis necesidades en el baño, pero siempre que permanezco más de una hora levantada comienzo a manchar por lo grande que estaba mi bebé, y eso hacía que su cuerpo presionara la placenta y por ende provenía el manchado.He tenido sangrado en ocasiones. Seguía sin saber de José Eduardo, Alejo y César me visitaron una vez regresaron y los llené a preguntas, me dijeron que alejó de todo, trabajaba mucho en el viñedo, no quería saber nada. En la casa donde vivía, aunque era muy bonita, era rústica, Alejo le puso la casa Picapiedra, tenía gas, agua, luz y cero tecnologías, no había teléfono, internet, ni televisor. Salía muy temprano a trabajar, se preparaba su propia comida, almorzaba donde trabajaba, tenía varios portarretratos míos, pero no quiso saber nada de mí y eso me dolía mucho.—¿Mira qu
No podía dormir y todo el día lo había pasado con una extraña sensación. Ya estamos en junio, en dos meses debía de nacer el bebé, y era tiempo de programar viaje en esa fecha, o ¿espero a que ella me llame?, para eso debía de encender el celular... ¡Mierda!, no sé qué tenía, no venía al caso intentar dormir. ¡Qué amanezca pronto! Apenas salió el sol llegué a la casona, hoy teníamos otro evento, cada ocho días estamos asistiendo a uno.—Buenos días, hijo.—Hola, tío.—¡Qué milagro que desayunarás conmigo!—No tengo nada en la nevera. —sonrió.—Mañana llega tu madre con su hermana.—¿Viene con tía Elsa?Hace un mes mi madre me llamó e hicimos las paces, seguía molesta, lo único que dijo referente a Patricia era que iba a tomar el consejo de tía Elsa. Conmigo aplicaría la misma ley usada para con la situación de Alejo. Lo apoyó, pero lo dejó estrellarse contra el mundo. Era la segunda persona que me decía algo referente a no decirme nada y eso me dejaba peor la cabeza. Luego no podía qu