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Sabía que ir a esa casa no era buena idea, pero Edie no quería cambiar de pensar, cuando se le mete algo en la cabeza no hay nada que lo detenga.

Oír todo lo que salía de esas asquerosas personas me enfurecía, quería matarlos con mis propias manos, pero a pesar de todo el dolor que ocasionaban a mi bebé, no dejaban de ser sus padres, sé que me odiaría si llegara a hacer todo lo que tenía en mi mente.

Verlo llorar, estrujaba mi pecho, sus lágrimas no dejaban de brotar de sus ojos, haciendo que mi furia siguiera latente.

Al subir al auto lo seguía llevando en mis brazos, no podía apartarlo de mi pecho mientras acariciaba su suave cabellera, deseando con todas mis fuerzas consolarlo. Poco a poco su llanto fue menguando mientras el peso de su cuerpo se hacía más pesado. Levantando su rostro podía notar que se había quedado dormido en medio del llanto.

Oír sus sollozos mientras dormía me entristecía, regañándome por haber permitido que le hicieran daño de nuevo. El auto se detenía frente a
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