Me despierto en una cama y no estoy sola. De un salto casi me caigo de boca al suelo y Jess me mira con los ojos bien abiertos y llorosos. Mierda.—¿Dónde estamos? —me pregunta.La habitación se parece a la del club pero sé que no estoy allí. Se siente diferente y cuando tiro del pomo estamos encerradas. El bolso de Jess no está y no creo que lleve un teléfono bajo el vestido. Esto no es como lo de Killian, a Killian lo conocía.Y no tengo mis documentos salvavidas.Me duele la cabeza y cuando respiro, las fosas nasales me queman.—¿Dónde estamos? —repite.Tengo la cabezsa tan llena de cosas que me caigo de culo en la cama. No puedo escuchar más a Jess, es insoportable y sus quejidos hacen que quiera llorar. Y lloro. ¿Por qué? Yo estaba perfecta con Killian, era parte de algo y sabía dónde tenía los pies.La puerta se abre con tanta fuerza que rebota contra la pared y la silueta de un hombre se descubre con la poca luz del amanecer que se cuela por la ventana. Jess se arrincona contra
Me despierto cuando todavía es de noche y la tormenta parece nunca terminar. Su lado de la cama está vacío y frío, y solo queda rastro de nuestra ropa tirada por el suelo.—¿Killian?Me siento y me cubro la desnudez con la sábana. Ni siquiera sé que horas es. Por lo volver a ponerme el vestido que está echo una bola en el suelo junto con mi ropa interior, saco del armario de Killian una sudadera y unos calcetines que me quedan gigantes. La calefacción sigue puesta así que no me muero de frío cuando me asomo por la entreplanta para encontrarlo, pero todo está vacío y en silencio.Debería estar más cansada de lo que estoy pero no puedo volver a la cama y termino haciendo un montón de nuestra ropa húmeda y asquerosa para poner una lavadora. No tengo otra cosa que hacer que no sea esperar, así que me siento en el sofá a esperar haciendo zapping.---Abro los ojos y me topo de lleno con los ojos oscuros y brillantes de Killian. Del susto me levanto y casi le golpeo sin querer. Se ha duchad
Un par de días después tengo ya gafas nuevas y una maleta por llenar. He estado durmiendo con Killian pero no he movido mis cosas y ahora me enfrento a una pequeña mudanza yo sola. No sé por dónde empezar a guardar y no tengo a Andrea para que me ayude porque está trabjando en una fiesta en el bar. Allí están todos. Mientras, yo me como la cabeza para intentar meter todo en una maleta que me parece tan pequeña.—Deberías bajar a la fiesta.Sonrío y echo la cabeza hacia atrás.—Me dijiste que lo tuviera todo preparado para mañana a primera hora y no he empezado.Sus brazos tatuados se ensanchan cuando los cruza y tengo que hacer fuerza para apartar los pensamientos lujuriosos.—Lo haremos mañana. Ahora quiero que vengas conmigo.—Nunca he estado en una fiesta —admito.—No tienes que quedarte toda la noche. Quiero la banda vea bien a mi mujer antes de que dejemos de vivir aquí. Y hay muchos que no te conocen, tienen que hacerlo para saber respetarte y protegerte si yo no estoy.¿Si él n
Killian no aparece en toda la noche y Roy se queda a dormir en la habitación de invitados mientras yo me como las uñas en el sofá. Son las cuatro de la madrugada cuando escucho su deportivo crujir contra la grava y el sonido de la lluvia. Hace que me levante de un salto y corro hasta la puerta de entrada abriéndola de par en par. Se me moja un poco el pijama y me abrazo a mí misma conteniendo las ganas que tengo de correr a él.Viene hundido en su sudadera empapándose de pies a cabeza y aunque estamos a oscuras yo puedo ver con claridad como el pelo mojado se le pega a la cara y como sus manos grandes y tatuadas tienen heridas. No me importa mojarme, le aparto el pelo de la cara y descubro la sangre que tiene en la ceja (seguramente rota) y un pequeño corte en el labio.—Killian —susurro.—Estoy bien —dice y me aparta las manos de él.—No me alejes —me quejo y vuelvo a tocarlo. No puede esconderse de mi ni en la completa oscuridad de casa—. Ven...Mañana limpiaré todo el desastre del
KILLIANAhora con todo lo que sé va estar todo bien para mi banda, para mi, para Dana.—¿Lo tenemos?—Lo tenemos —afirmo—. Organiza una reunión en mi oficina.—¿Para ahora?—Sí, cuanto antes.—Vale, presidente. Nos vemos en un rato.Cuando me quite toda esta mierda de encima todo irá mejor. ¿Cómo coño confié en ese gilipollas para llevar tratos?—¿Te vas? —Su voz llena la cocina casi en un susurro.A veces me parece que va a romperse. No tiene ni idea del mundo aunque ella crea que sí, me gustaría mantenerla en la ignorancia.—Nos vamos los dos al club, todavía no me fio de dejarte aquí sola.Porque me daría algo si vuelve a pasarle algo. La quiero, joder si lo hago. Su pelo rubio se balancea largo por su espalda mientras subimos las escaleras y quiero enredármelo entre los dedos y follarla en mitad del pasillo, lo haré esta noche aunque me cuesta contenerme cuando se desviste delante de mi para ponerse ropa abrigada de calle. Si hubiera sabido que esta mujer iba a ser tan mía la hubi
KILLIANPor la mañana seguimos desnudos, su piel caliente está pegada a la mía y me quedaría toda la mañana sintiendo sus tetas apretadas contra mi pecho. Cojo las almohadas del suelo y las coloco para dejar a Dana bien tumbada.—¿Por qué no te quedas un rato más? —pregunta adormilada.Me inclino sobre ella para besarle la espalda.—Tengo que hacer una llamada. Ahora vuelvo.Tardo tres intentos en que me lo coja, pero lo hace.—¿Qué? —me brama.—Deja la resaca y ponte a trabajar en lo que acordamos ayer. Me lo quiero quitar de encima cuanto antes.—Presidente, estoy ocupado con...—No me importa. Primero el trabajo.Me paso días pegado al teléfono pero sin salir de casa, vigilando desde la distancia mientras Dana me hace de todo, hasta chuparme la polla como una experta. Joder. ¿En qué mierda me he convertido?—¡Killian! —grita—. ¡Te necesito!Me levanto del sofá y arrastro los pies hasta la cocina. Está vuelta un remolino alrededor de la comida y me señala la olla. No sabe hacer much
KILLIAN—¡No podéis hacer eso! ¡¿Sabes con quién me he aliado ahora?! —me grita.—Con los hijos de puta que secuestraron a tus hijas, lo sé. No me importa arrasar con todos vosotros.No he venido a discutir, hemos venido a tener una reunión, a que este capullo vea que ya no le queda nada. He saldado sus deudas y me he quedado con el resto de su dinero, solo es cuestión de horas que me quede con su puta empresa.Se queda blanco cuando se entera, le cambia la cara, a él a esta familia. Ya no tiene ni cómo mantener sus lujos ni esta casa.Ben tira la mochila a la mesa.—¿Qué es eso? —pregunta.—Lo justo para comprarte la empresa. Hay un millón —digo.—No te voy a vender nada.Solo basta que diga eso para tener un par de pistolas apuntándole. Su mujer casi se echa a llorar entre tembleques. Quiero terminar esto cuanto antes y no discutir, al final tarde o temprano voy a conseguir lo que quiero.—Firma esos papeles y nos dejamos de rollos —ordeno.Su seguridad ya no existe, cuando este sit
DANAQuedarme sola me da tiempo para pensar un poco mejor las cosas. Paso mucho tiempo sola durante semanas, bueno, no estoy sola, estoy con Killian.Estoy durmiendo en el sillón, como cosas que me traen de la cafetería y me ducho en el baño del hospital. No quiero irme. No quiero dejarlo solo.—HIja... Tienes que salir a que te dé el aire. Mira qué buen día hace, ha llegado la primavera.—Puedes abrir la ventana.—Tienes que moverte, ya te ha dicho el doctor que no puedes pasarte aquí todo el día. Venga, vamos a dar un paseo. ¿Quieres que te lleve a comprar cosas para embarazadas?—Solo tengo tres meses, casi ni se me nota. No estoy gorda.—Yo no te he llamado gorda, solo digo que... pues eso...Siento que solo Andrea me entiende, ella sabe tratarme mejor y no tartamudea cuando hablamos de mi embarazo. Estos han sido los peores dos meses de mi vida. Diría que he vuelto a vivir al club pero casi nunca salgo del hospital y las pocas veces que lo he hecho ha sido para ir a comer o a dor