Un par de días después tengo ya gafas nuevas y una maleta por llenar. He estado durmiendo con Killian pero no he movido mis cosas y ahora me enfrento a una pequeña mudanza yo sola. No sé por dónde empezar a guardar y no tengo a Andrea para que me ayude porque está trabjando en una fiesta en el bar. Allí están todos. Mientras, yo me como la cabeza para intentar meter todo en una maleta que me parece tan pequeña.—Deberías bajar a la fiesta.Sonrío y echo la cabeza hacia atrás.—Me dijiste que lo tuviera todo preparado para mañana a primera hora y no he empezado.Sus brazos tatuados se ensanchan cuando los cruza y tengo que hacer fuerza para apartar los pensamientos lujuriosos.—Lo haremos mañana. Ahora quiero que vengas conmigo.—Nunca he estado en una fiesta —admito.—No tienes que quedarte toda la noche. Quiero la banda vea bien a mi mujer antes de que dejemos de vivir aquí. Y hay muchos que no te conocen, tienen que hacerlo para saber respetarte y protegerte si yo no estoy.¿Si él n
Killian no aparece en toda la noche y Roy se queda a dormir en la habitación de invitados mientras yo me como las uñas en el sofá. Son las cuatro de la madrugada cuando escucho su deportivo crujir contra la grava y el sonido de la lluvia. Hace que me levante de un salto y corro hasta la puerta de entrada abriéndola de par en par. Se me moja un poco el pijama y me abrazo a mí misma conteniendo las ganas que tengo de correr a él.Viene hundido en su sudadera empapándose de pies a cabeza y aunque estamos a oscuras yo puedo ver con claridad como el pelo mojado se le pega a la cara y como sus manos grandes y tatuadas tienen heridas. No me importa mojarme, le aparto el pelo de la cara y descubro la sangre que tiene en la ceja (seguramente rota) y un pequeño corte en el labio.—Killian —susurro.—Estoy bien —dice y me aparta las manos de él.—No me alejes —me quejo y vuelvo a tocarlo. No puede esconderse de mi ni en la completa oscuridad de casa—. Ven...Mañana limpiaré todo el desastre del
KILLIANAhora con todo lo que sé va estar todo bien para mi banda, para mi, para Dana.—¿Lo tenemos?—Lo tenemos —afirmo—. Organiza una reunión en mi oficina.—¿Para ahora?—Sí, cuanto antes.—Vale, presidente. Nos vemos en un rato.Cuando me quite toda esta mierda de encima todo irá mejor. ¿Cómo coño confié en ese gilipollas para llevar tratos?—¿Te vas? —Su voz llena la cocina casi en un susurro.A veces me parece que va a romperse. No tiene ni idea del mundo aunque ella crea que sí, me gustaría mantenerla en la ignorancia.—Nos vamos los dos al club, todavía no me fio de dejarte aquí sola.Porque me daría algo si vuelve a pasarle algo. La quiero, joder si lo hago. Su pelo rubio se balancea largo por su espalda mientras subimos las escaleras y quiero enredármelo entre los dedos y follarla en mitad del pasillo, lo haré esta noche aunque me cuesta contenerme cuando se desviste delante de mi para ponerse ropa abrigada de calle. Si hubiera sabido que esta mujer iba a ser tan mía la hubi
KILLIANPor la mañana seguimos desnudos, su piel caliente está pegada a la mía y me quedaría toda la mañana sintiendo sus tetas apretadas contra mi pecho. Cojo las almohadas del suelo y las coloco para dejar a Dana bien tumbada.—¿Por qué no te quedas un rato más? —pregunta adormilada.Me inclino sobre ella para besarle la espalda.—Tengo que hacer una llamada. Ahora vuelvo.Tardo tres intentos en que me lo coja, pero lo hace.—¿Qué? —me brama.—Deja la resaca y ponte a trabajar en lo que acordamos ayer. Me lo quiero quitar de encima cuanto antes.—Presidente, estoy ocupado con...—No me importa. Primero el trabajo.Me paso días pegado al teléfono pero sin salir de casa, vigilando desde la distancia mientras Dana me hace de todo, hasta chuparme la polla como una experta. Joder. ¿En qué mierda me he convertido?—¡Killian! —grita—. ¡Te necesito!Me levanto del sofá y arrastro los pies hasta la cocina. Está vuelta un remolino alrededor de la comida y me señala la olla. No sabe hacer much
KILLIAN—¡No podéis hacer eso! ¡¿Sabes con quién me he aliado ahora?! —me grita.—Con los hijos de puta que secuestraron a tus hijas, lo sé. No me importa arrasar con todos vosotros.No he venido a discutir, hemos venido a tener una reunión, a que este capullo vea que ya no le queda nada. He saldado sus deudas y me he quedado con el resto de su dinero, solo es cuestión de horas que me quede con su puta empresa.Se queda blanco cuando se entera, le cambia la cara, a él a esta familia. Ya no tiene ni cómo mantener sus lujos ni esta casa.Ben tira la mochila a la mesa.—¿Qué es eso? —pregunta.—Lo justo para comprarte la empresa. Hay un millón —digo.—No te voy a vender nada.Solo basta que diga eso para tener un par de pistolas apuntándole. Su mujer casi se echa a llorar entre tembleques. Quiero terminar esto cuanto antes y no discutir, al final tarde o temprano voy a conseguir lo que quiero.—Firma esos papeles y nos dejamos de rollos —ordeno.Su seguridad ya no existe, cuando este sit
DANAQuedarme sola me da tiempo para pensar un poco mejor las cosas. Paso mucho tiempo sola durante semanas, bueno, no estoy sola, estoy con Killian.Estoy durmiendo en el sillón, como cosas que me traen de la cafetería y me ducho en el baño del hospital. No quiero irme. No quiero dejarlo solo.—HIja... Tienes que salir a que te dé el aire. Mira qué buen día hace, ha llegado la primavera.—Puedes abrir la ventana.—Tienes que moverte, ya te ha dicho el doctor que no puedes pasarte aquí todo el día. Venga, vamos a dar un paseo. ¿Quieres que te lleve a comprar cosas para embarazadas?—Solo tengo tres meses, casi ni se me nota. No estoy gorda.—Yo no te he llamado gorda, solo digo que... pues eso...Siento que solo Andrea me entiende, ella sabe tratarme mejor y no tartamudea cuando hablamos de mi embarazo. Estos han sido los peores dos meses de mi vida. Diría que he vuelto a vivir al club pero casi nunca salgo del hospital y las pocas veces que lo he hecho ha sido para ir a comer o a dor
KILLIAN¿He escuchado bien?—¿Qué coño acabas de decir?—Que... estoy embarazada —susurra.Joder. ¿Embarazada ha dicho? Sí, eso ha dicho.Y cuando me quiero dar cuenta está llorando otra vez. Esto está siendo una locura. Una puta locura.No puedo dudar, sé que es mío, confío tanto en ella que sé que no es como ninguna otra de esas que han intentado colarme sus mierdas. Esta vez es de verdad. >—¿Desde hace cuánto que lo sabes? ¿Por eso no querías que me fuera esa noche?—Me enteré esa noche cuando ya te habías ido —admite. Se limpia las lágrimas, el pecho le tiembla—. Yo... ha sido difícil.Más y más mierda. Mi mujer embarazada y yo en una mierda de bandas.Abro los brazos para acogerla en ellos y aunque no tiene mucha fuerza intenta abrazarme con todo lo que tiene. Por lo menos no vuelve a echarse a llorar.—Ya no va a ser difícil. No voy a salir de casa en un tiempo para que me controles si es lo que quieres.Escuchar como se ríe me alivia un poco.—Vale —murmura—. ¿No es
DANALa primera vez que volvemos a pisar el club se forma una fiesta celebrando que Killian esté bien. Además, nos felicitan por el bebé que viene en camino.—Menos mal que no has muerto. Estaríamos en un follón —le dice uno de los chicos—. Y enhorabuena por el crío.Escuchar eso me para el corazón. Yo nunca he llegado a pensar en no tenerlo, en que muriera, para mi Killian siempre estuvo ahí aunque no del todo, pero no estaba muerto. No iba a morir. Yo también estaría echa un follón sin él.—Los futuros padres del club —canturrea Andrea y abraza a Killian y después a mi con tanta fuerza que casi me levanta del suelo.—Eh, con cuidado —gruñe él.—La he cuidado de maravilla así que no me vengas ahora con tus mierdas. Ven, Dana, te he comprado unas cosas.Me levanto las gafas por la nariz y quiero despedirme de Killian pero ella me arrastra hasta la cocina. Todos están bebiendo, fumando, ella me prepara una taza con yougurt batido al que me he aficionado. Me lo bebo como si fuera agua.