Me despierto cuando todavía es de noche y la tormenta parece nunca terminar. Su lado de la cama está vacío y frío, y solo queda rastro de nuestra ropa tirada por el suelo.—¿Killian?Me siento y me cubro la desnudez con la sábana. Ni siquiera sé que horas es. Por lo volver a ponerme el vestido que está echo una bola en el suelo junto con mi ropa interior, saco del armario de Killian una sudadera y unos calcetines que me quedan gigantes. La calefacción sigue puesta así que no me muero de frío cuando me asomo por la entreplanta para encontrarlo, pero todo está vacío y en silencio.Debería estar más cansada de lo que estoy pero no puedo volver a la cama y termino haciendo un montón de nuestra ropa húmeda y asquerosa para poner una lavadora. No tengo otra cosa que hacer que no sea esperar, así que me siento en el sofá a esperar haciendo zapping.---Abro los ojos y me topo de lleno con los ojos oscuros y brillantes de Killian. Del susto me levanto y casi le golpeo sin querer. Se ha duchad
Un par de días después tengo ya gafas nuevas y una maleta por llenar. He estado durmiendo con Killian pero no he movido mis cosas y ahora me enfrento a una pequeña mudanza yo sola. No sé por dónde empezar a guardar y no tengo a Andrea para que me ayude porque está trabjando en una fiesta en el bar. Allí están todos. Mientras, yo me como la cabeza para intentar meter todo en una maleta que me parece tan pequeña.—Deberías bajar a la fiesta.Sonrío y echo la cabeza hacia atrás.—Me dijiste que lo tuviera todo preparado para mañana a primera hora y no he empezado.Sus brazos tatuados se ensanchan cuando los cruza y tengo que hacer fuerza para apartar los pensamientos lujuriosos.—Lo haremos mañana. Ahora quiero que vengas conmigo.—Nunca he estado en una fiesta —admito.—No tienes que quedarte toda la noche. Quiero la banda vea bien a mi mujer antes de que dejemos de vivir aquí. Y hay muchos que no te conocen, tienen que hacerlo para saber respetarte y protegerte si yo no estoy.¿Si él n
Killian no aparece en toda la noche y Roy se queda a dormir en la habitación de invitados mientras yo me como las uñas en el sofá. Son las cuatro de la madrugada cuando escucho su deportivo crujir contra la grava y el sonido de la lluvia. Hace que me levante de un salto y corro hasta la puerta de entrada abriéndola de par en par. Se me moja un poco el pijama y me abrazo a mí misma conteniendo las ganas que tengo de correr a él.Viene hundido en su sudadera empapándose de pies a cabeza y aunque estamos a oscuras yo puedo ver con claridad como el pelo mojado se le pega a la cara y como sus manos grandes y tatuadas tienen heridas. No me importa mojarme, le aparto el pelo de la cara y descubro la sangre que tiene en la ceja (seguramente rota) y un pequeño corte en el labio.—Killian —susurro.—Estoy bien —dice y me aparta las manos de él.—No me alejes —me quejo y vuelvo a tocarlo. No puede esconderse de mi ni en la completa oscuridad de casa—. Ven...Mañana limpiaré todo el desastre del
—Tráeme agua, inutil.Resoplando me arrastro hasta la cocina para complacer a mi hermana, Jess, es lo mejor para no discutir. De todas formas cuando discutimos yo nunca tengo la razón para nadie salvo para mi misma. Nuestros padres me odian y siempre están de su lado. Para lo poco que me queda aquí prefiero pasar desapercibida.Cojo un vaso del armario y lo lleno con agua del grifo reservándome los pensamientos de echarle sal, azucar o algo por el estilo para que le sepa la boca mal todo el día. Le llevo el agua y me encuentro en el salón con nuestros padres, serios, rectos, sin fingir que son perfectos aunque se lo crean. Me arrebata el vaso de las manos y casi moja el suelo, menos mal que no porque me hubiera tocado secarlo a mi.—Tenemos una reunión en dos horas, van a venir unos socios. Ya sabéis lo que hacer.Sí. Jess tiene que ponerse guapa para ver si consigue ligarse a alguno de esos "socios" y sacarles el máximo partido y yo tengo que encerrarme en mi habitación. Yo siempre s
Casi no he dormido. Por la mañana yo ya debería estar lejos de la ciudad, de la familia que no me quiere, de todo este embrollo. Bien sabiendo que esto era algo que podía pasarme, algo más tranquila me deja saber que es Killian y que lo conozco. Sigo mirando al techo cuando abren la puerta y una chica sonriente me saluda.—Buenos días —dice y se ríe. ¿Está loca?—. Killian me ha pedido que te traiga esto. Yo me llamo Andrea, me parece que me va a tocar vigilarte mientras estés en el club —bromea.¡Mi mochila! He tenido que dormir con la ropa puesta y menos mal que llevo un chándal. Me levanto de un salto de la cama y se la quito de las manos. Dios. Se ha quedado mis papeles, mi dinero.—Gracias —musito de todas formas—. Yo soy Dana.—Oh, lo sé. Ya lo sabemos todos. Eres la hija prófuga de los Bennet. Te están buscando.Me buscan por lo que sé. Porque solo les da miedo quedarse sin sus lujos, que los clientes de la empresa se enteren de que han sido estafados, que toda esa gente que con
Andrea me trae comida, cosas para entretenerme y pasa un par de horas hablando conmigo por la noche cuando vuelve de su trabajo en el bar. Puedo dormir un poco esta noche aunque me levanto cuando aún es de noche porque la corriente de aire frío que entra me hace estremecer.Me levanto para cerrar la puerta. Espera... ¡Está abierta! Con la poca valentía que tengo camino descalza hasta las escaleras, y después a la cocina. La nevera está repleta de cosas y me cuesta encontrar el cartón de leche tras bolsas de carne y unas cuantas cervezas.—¿Quién coño te ha dado permiso para salir de tu habitación?Doy un salto y me clavo el borde de la encimera en la cadera. Siseo y dejo el vaso y la leche. Ay Dios santo. Pero qué hombre...—Yo... umm... La puerta estaba abierta y solo he bajado a por un vaso de leche.No puedo apartar la mirada de su cuerpo perfecto. Los tatuajes le cubren toda la piel desde el cuello hasta los dedos y hasta perderse en la goma elástica de su pantalón del pijama. Es
Casi veinte minutos después ya no se oye tanto jaleo. He oído que han subido a Killian a su habitación y salgo a hurtadillas, no sé cuál es su cuarto pero no es difícil encontrarlo, es el único del que sale luz bajo la puerta. No llamo, no me importa, solo abro la puerta.Está sentado en el borde de su cama, encorvado y goteando sangre por todas partes.—¿Qué coño haces? —me brama.—He escuchado lo que ha pasado. ¿No ha venido el médico aún?—Dana, lárgate.Se aprieta un trapo contra el hombro y sisea.No sé mucho de curar heridas, disparos, pero no puede quedarse así mucho más tiempo. He visto que en el baño de mi habitación hay un botiquín, pensando que quizás aquí también haya uno me meto en el baño y ¡bingo! Lo suelto a su lado en la cama y lo siento mirarme mientras intento ayudar.—¿Han sido ellos?—Su puta seguridad —brama.—Ha ido mal, ¿no?Estoy a punto de tener una arcada cuando veo el agujero que traspasa su camiseta y su piel.—¿A tí qué te parece? Ya saben que te tengo.—
Las piernas me tiemblan mientras bajo las escaleras y me encuentro con algunos miembros de la banda reunidos en el salón enfrentados con mis padres. El corazón casi se me sale por la boca y quiero volver a subir corriendo. Estoy con mi pijama puesto, seguramente con cara de haberme estado a punto de quedar dormida, y descalza. El frío del suelo me mantiene en la realidad. Se les ve bien, perfectos y pulcros como siempre, como a unos tiranos. Quiero que Killian los destroce porque yo nunca he sido capaz y ni lo seré por mi cuenta.—Hija... —exhala mi madre y por como me mira casi me convence de que ha estado preocupada.—Dana —me llama Killian y me hace un gesto de cabeza sin dejar de mirar a mis padres—, ven aquí —me ordena.Camino descalza hasta estar a su lado y el simple echo de estar tan cerca suya me hace sentir extrañamente protegida, segura.—Deja que vuelva con nosotros, te lo devolveremos todo.Dana... ven aquí, cariño —insiste mi madre.—No va a ninguna parte. Está bien, ya l