Las lágrimas se acumulaban en mis ojos irritados mientras veía cómo se desarrollaba el evento que tenía ante mí.

A mi alrededor, el aire olía a pino recién cortado y a lluvia caída que se mezclaba perfectamente con el fuego rugiente que se alojaba en el hogar de mármol blanco. La gente vestida de todos los colores y trajes sonreían, y yo estaba al lado de mi pareja mientras el Rey Antón y la Reina Emily dejaban que Emrys terminara su discurso de aceptación.

“Y...”. Mi impresionante pareja terminó, con los ojos tormentosos supervisando a cada persona en la sala del trono, sin dejar de ver a nadie. “Les doy las gracias a todos por su tiempo hoy y por su apoyo en los años pasados y en los años que están por venir”.

Los aplausos rugieron cuando Emrys terminó su discurso, la orquesta comenzó sus suaves notas que transportaban la nueva felicidad de mi nueva manada, mi nuevo hogar. No pude evitar derramar una o dos lágrimas cuando este cálido sentimiento de pertenencia floreció dentro d