Jamás en mi vida había estado más cerca del cielo que en ese momento.

Mis ojos se cerraron cuando los labios rosados y gruesos de Emrys se encontraron con los míos de una forma apresurada. El olor a cedro y la lluvia abrazaron mi cuerpo. La respiración de ambos aumentó mientras el cosquilleo bailaba sobre nuestros labios y las chispas recorrían mi cuerpo. Mi cabeza se deshizo de todos los pensamientos.

Fue como si el tiempo se hubiera detenido y todo lo que me había llevado a este momento se hubiera derrumbado en mi inexistente proceso de pensamiento de ese momento. Sentí chispas y cosquilleos de placer que satisfacían necesidades que no sabía que existían, y por primera vez después de mucho tiempo, la tranquilidad se apoderó de mí.

Relajándome en el beso, sentí que Emrys sonreía contra mis labios mientras sus manos descendían por mis caderas.

Al sentir una repentina sacudida de dolor, Emrys se apartó de inmediato y buscó mi rostro desesperadamente, y sus manos ahuecaron mis mejill