CAPÍTULO 88: AYUDA INESPERADASavannahEl aire en la habitación es frío, o tal vez soy yo quien no puede dejar de temblar. No sé cuánto tiempo llevo aquí, encogida en el rincón como un animal herido. La ventana con barrotes deja entrar una luz tenue de luna que apenas ilumina el suelo desnudo. Mis ojos arden de tanto llorar, pero las lágrimas ya no caen. Me siento vacía, como si el miedo y la desesperación hubieran absorbido todo lo que quedaba en mí.De repente, el sonido de la cerradura girando me sobresalta. Mi corazón se acelera y me hago aún más pequeña contra la pared. Por instinto, llevo mis manos a mi pecho, intentando protegerme de lo que sea que venga.Cuando la puerta se abre, me preparo para ver la figura imponente de William. Pero no es él.—Abuela… —susurro.Julia Davenport, siempre tan impecable, tan altiva, entra al cuarto con pasos vacilantes. Su rostro, normalmente impasible, está pálido y sus ojos vidriosos. Me observa con horror y una lástima que no puedo soportar.
CAPÍTULO 89: SEMBRANDO DUDASLoganEstoy cansado de esperar. Puedo escuchar las voces al otro lado de las estructuras metálicas. Charlotte está hablando con un par de hombres que no reconozco. No sé cuánto más voy a poder contenerme.Mi instinto me grita que actúe, que me mueva, que la enfrente, pero sé que tengo que ser inteligente. No puedo arriesgarme a perder más de lo que ya he perdido.Tony me da una palmada en el hombro.—Tranquilo, hermano. Esperemos el momento adecuado.Le asiento con la cabeza, aunque la paciencia no es algo que tenga en este momento. La sangre me hierve. Solo quiero respuestas, y Charlotte va a dármelas, aunque tenga que arrancárselas palabra por palabra.Finalmente, veo cómo los dos hombres con los que habla comienzan a retirarse. Este es el momento. Sin decir nada más, salgo de las sombras con Tony a mi lado. Mis pasos son firmes y resonantes sobre el terreno. Charlotte gira la cabeza al escucharme, y su expresión cambia. No es sorpresa. Es irritación.—¿
CAPÍTULO 90: NO HA TERMINADOSavannahEl frío metal de la perilla de la puerta resbala bajo mis dedos temblorosos. Mi pulso es un tambor en mis oídos mientras lucho por girarla, pero la adrenalina me traiciona. No puedo controlar mis movimientos, mis manos no me obedecen. Cada segundo que pasa siento a William más cerca, su presencia es oscura y amenazante detrás de mí. Finalmente, la puerta cede. Un destello de alivio cruza mi mente, pero no dura. Antes de que pueda dar un paso, un tirón violento en mi cabello me arrastra hacia atrás, obligándome a gritar de dolor.—¿A dónde crees que vas, querida? —William susurra cerca de mi oído, su voz es helada mientras me presiona el cañón de una pistola contra la sien.Mi cuerpo tiembla como una hoja al viento, pero no me dejo quebrar. No del todo.—¿Por qué no disparas de una vez? —le digo con la voz quebrada, pero llena de desafío—. Acaba con esto. Eso es lo que querías desde el principio, ¿no?William ríe, una carcajada amarga que me revue
CAPÍTULO 91: NO TE CREOLoganLlego a la comisaría antes de que salga el sol. Mi sombrero está empapado de la lluvia ligera que cayó durante la madrugada, y mis botas resuenan con cada paso sobre el piso de baldosas. Estoy aquí por una sola razón: William Langford. Ese bastardo manipuló a Savannah, se aprovechó de que no tenía memoria para casarse con ella, y no pienso quedarme de brazos cruzados. Anoche apenas y pude pegar un ojo, quería ir tras ella después del encuentro que tuve con su odiosa hermana, pero Tony no me dejó hacerlo.Lo único que me retuvo fue Olivia. No había parado de llorar desde que me fui y ni siquiera mis hermanas la podían calmar. Así que la acuné en mis brazos y la mecí hasta que se durmió.Esta mañana la he dejado al cuidado de Mel mientras estoy aquí. El oficial en recepción levanta la mirada, bostezando.—¿En qué puedo ayudarlo? —pregunta con la voz arrastrada por el sueño.—Quiero poner una denuncia —respondo sin rodeos.—¿De qué se trata?Respiro profundo
CAPÍTULO 92: INTENTO DESESPERADOSavannahEl sonido del aplauso irónico llena la habitación, rebotando en las paredes como un eco cruel. Mis hombros tiemblan mientras las lágrimas caen por mi rostro. No sé si es el miedo, la rabia o la culpa lo que me está rompiendo por dentro. Pero lo que sí sé es que esa llamada, esas palabras que le dije a Logan… esas mentiras desgarradoras… nunca podré perdonármelas.William se recuesta en el marco de la puerta con una sonrisa arrogante en su rostro, sus ojos brillan con una malicia que me revuelve el estómago.—Vaya, vaya —dice, arrastrando las palabras—. Debo admitirlo, Savannah, eres una actriz excepcional. Sonaste tan… convincente.Lo miro con odio, con todo el desprecio que puedo reunir.—Ya tienes lo que querías. —Mi voz sale rota, pero firme—. Déjame ir.William se ríe, una carcajada fría y cortante que me da escalofríos.—¿De verdad eres tan estúpida? —pregunta, inclinando la cabeza como si hablara con una niña pequeña—. ¿Crees que voy a d
CAPÍTULO 93: AMENAZA CUMPLIDASavannahEl latido de mi corazón es un tambor en mi pecho, tan rápido y fuerte que parece que va a reventar. Mi pierna sangra sin cesar, la herida abierta arde como si estuviera en llamas. Con las manos temblorosas, arranco un trozo de mi camisa y lo amarro alrededor de la pierna, creando un torniquete improvisado. El dolor es tan intenso que mis labios se separan en un grito ahogado, pero me obligo a apretarlos. No puedo permitirme hacer ruido ahora.Me escondo en las raíces del árbol caído, tratando de calmar mi respiración. Cada jadeo parece una señal que le indica dónde estoy. A través de las sombras, lo veo. William está a unos metros de distancia, caminando entre las hojas secas y canturreando como un lunático. Sus pasos son lentos, seguros, como si disfrutara de mi sufrimiento.—Savannah… —canturrea, alargando mi nombre con una voz burlona—. Sal, sal, dondequiera que estés.El pánico me paraliza. Contengo el aliento rogando que no me vea, que no es
CAPÍTULO 94: HORRORLoganEl rugido del motor llena el silencio del camino mientras conduzco hacia la mansión Davenport. Mis manos están tan tensas sobre el volante que los nudillos se me han puesto blancos. Una y otra vez, las palabras de Savannah se repiten como un bucle implacable en mi cabeza.Sacudo la cabeza, tratando de alejar ese pensamiento. No puede ser verdad. Ella no lo decía en serio. Savannah es terca y malhumorada, pero no es cruel. No de esa forma. Estoy seguro de que hay algo más detrás de esas palabras.El camino se siente interminable, como si la distancia se estirara con cada kilómetro que recorro. Finalmente, la silueta imponente de la mansión aparece frente a mí, pero algo está mal. Muy mal.El lugar está desierto. La verja está abierta, lo cual ya es extraño, pero lo que más me inquieta es la ausencia de movimiento. No hay empleados deambulando por los jardines, ni el habitual ajetreo de coches entrando y saliendo. Todo está sumido en un silencio antinatural.Sa
CAPÍTULO 95: LA LLAMADA QUE SALVÓ MI VIDAMelanieEstoy en la sala de la casa balanceando suavemente la cuna portátil donde Olivia duerme. El leve susurro de su respiración me calma un poco los nervios, pero no lo suficiente. Mi teléfono vibra en mi mano por quinta vez en diez minutos, pero lo ignoro. Otra vez.—¿Qué haces, Mel? —La voz de Tony interrumpe mis pensamientos. Mi hermano mayor está recargado contra el marco de la puerta, mirándome con los brazos cruzados—. Déjate de tonterías con el celular y haz algo útil, ¿no?Levanto la vista y le dedico una mirada que espero sea suficientemente letal.—Estoy cuidando a Olivia. ¿Qué más quieres? —murmuro, pero él rueda los ojos.—Sí, claro. Cuidándola mientras te hipnotizas con esa pantalla. ¿Qué pasa, eh? ¿Novio nuevo o algo? —Su tono es burlón, pero cada palabra me hace hervir la sangre.—Cállate, Tony. —Mi voz es más cortante de lo que pretendía, y lo sé porque él se encoge de hombros con una sonrisa que me dan ganas de borrarle de