Gary permaneció en el estacionamiento del hospital, esperando a Benjamín. No había querido discutir delante de Brooke y ponerlo peor, así que, se recargó sobre el capó y esperó a que su examigo hiciera acto de presencia, tenía que dejarle las cosas claras de una buena vez y por todas…Él se preparó cuando vio venir al agente, sabía que esta conversación no volvería a tener lugar de nuevo.—Muévete —ordenó Benjamín, acercándose a él junto a la patrulla.—Tenemos que hablar.—No hay nada que decirnos, Astor, si tienes algún problema legal, búscame en la oficina de la estación. Si el tema es personal, no me interesa hablar contigo —espetó con molestia.Gary se apartó del auto y lo enfrentó.—¿Crees que no sé qué sospechas de mí? —le cuestionó.—Soy policía, sospecho de todo y de todos, pero si me lo preguntas es porque la conciencia seguramente te remuerde —lo acusó el oficial.Gary apretó los puños con fuerza, su mandíbula se tensó.—Yo no le hice esto a Brooke.—No lo sé, lastimosament
Brooke jadeó, el dolor y el efecto de la medicina estaban haciendo estragos en su cuerpo, pero su instinto lo obligó a mantenerse despierto. Tenía que llegar a la casa de Benjamín, si quería confiar en alguien, ese tenía que ser el jefe de la policía. Con dificultad, tomó la bolsa que Richard le había dejado, la aferró a su pecho y caminó por la calle, mirando a todos lados de vez en vez. Temía que alguien lo siguiera.Él ni siquiera sabía cómo es que había conseguido escapar del hospital, pero tenía la sospecha de que también era obra de Gary, si pretendía llevárselo a casa aun teniendo una restricción para acercarse a él, lo más probable era que necesitara tener los pasillos libres mientras eso sucedía. Era eso lo que le había permitido escapar sin llamar la atención.Brooke casi sonrió, pero no lo hizo, el dolor de sus costillas y la zona baja de su espalda le hacían cada vez más difícil caminar. Con la vista nublada le echó otra mirada a la tarjeta que el oficial le había dejado,
Brooke estuvo en completo silencio, deseaba estar en cualquier otro lugar, menos en el departamento de Caleb, pero no tenía más opciones que quedarse, aunque tenía dinero, no podía permitirse el lujo de malgastarlo. Todo lo que había tomado de allí, había sido para pagar el servicio del taxi mientras huía del hospital, eso le hizo pensar en Richard, y, si para ese momento él ya tenía conocimiento de su desaparición. ¿Estaría preocupado? ¿Lo echaría de menos o simplemente…?—Será mejor que vayamos a dormir —habló Nick, sacándolo de sus cuestionamientos. Quizá para Richard era un alivio haberlo perdido de vista. Brooke no tenía idea de la preocupación que carcomía el corazón del oficial.(…)—¿Cómo que ha desaparecido? —preguntó, levantándose de la silla. Su turno no terminaba sino hasta dentro de cuatro horas, lo que era una eternidad.—Es todo lo que sé, Benjamín se negó a darme mayor información, Richard, no sé lo que le sucede al jefe, últimamente —comentó el agente, sentándose fren
Gary escuchó atento todo lo que se decía en la sala privada, no podía creer que este tipo de negocios tuviera lugar en su discoteca, aunque, en una ocasión había sido advertido, jamás creyó que Paul fuera capaz de tanto.Los puños de Gary se apretaron con fuerza y sus ojos se llenaron de lágrimas mientras escuchaba cada maldita palabra que se decía. No tenía idea de quién se había encargado de hacer llegar el audio y no le interesaba, en ese momento solo quería escuchar la verdad, que, de una u otra manera, se había negado a aceptar.—¿Qué decías de Darío?—Cierto, te decía que llamó la atención de la persona menos indicada y, pues, fue inevitable que sucedieran las cosas. Negarse a los deseos del jefe fue la peor decisión que pudo tomar.—Ve al grano, papá —urgió Benjamín, mientras su corazón latía acelerado por la presencia de Nick en la discoteca.—Pensé que no estabas interesado.—Deja de jugar conmigo —gruñó Benjamín.—El jefe tomó lo que se le negó y Darío no lo soportó; así que
Richard no se apareció en el hospital luego del traslado de Benjamín, las siguientes tres semanas pasaron entre reportes sobre la misión y la búsqueda incansable de Paul Raymond, era como si la tierra se lo hubiese tragado y él no esperaba encontrarlo pronto. Paul era un exagente, por supuesto, que sabía cómo funcionaba la institución, por lo que, estaría escondido como la rata miserable que era.La verdad solo hacía enfurecer a Richard, como agente había fallado en su misión de atrapar a Paul y como hombre, había vuelto a fallarle a Brooke. ¿Cómo tendría el valor de enfrentarlo cuando su principal agresor estaba libre? Moría de vergüenza.Richard caminó con paso lento por el estacionamiento del hospital, a principios de la cuarta semana, finalmente, encontró un tiempo para visitar a Benjamín Davis.Mientras tanto, Brooke miró a Enrique, el muchacho llevaba una hora intentando convencer a Nick de volver a casa y descansar. Él había estado al pendiente de Benjamín y también estaba reac
Gary miró fijamente la imagen en la pantalla, era de Brooke dormido en su cama, cuando era feliz a su lado. Las lágrimas se derramaron por sus mejillas, Gary se llevó la botella de licor a sus labios y bebió su contenido, había dolor, tristeza y rabia en su cuerpo, y nada de eso aliviaba el alcohol. —Señor, esto no le hace ningún bien. La empresa lo necesita —dijo Cecilia, arrodillándose delante de él, con una taza de humeante café en las manos, el cual dejó en el piso, no quería arriesgarse a salir herida, pero le preocupaba mucho la situación de su jefe.—Vete, Cecilia —le ordenó sin verla.La mujer suspiró, pero no se movió.—No puedo hacerlo, señor, no puedo dejar que siga hundiéndose de esta manera. La empresa lo necesita, nosotros lo necesitamos —insistió Cecilia, quitándole la botella de whisky de las manos e intentó quitarle el móvil, pero esa fue la única cosa que Gary no se dejó arrebatar.—Todo, menos esto —susurró con la lengua pesada por el alcohol—. Es lo único que me q
A la mañana siguiente, Richard volvió al hospital. Luego de dejar a Brooke a salvo, le pareció que ya no era un buen momento para visitar a Benjamín, lo que tenía que hablar con su jefe era un tema delicado, no era fácil, pero también se le encomendó aquella misión, solo esperaba que Benjamín quisiera escucharlo.—Nick —saludó, entrando a la sala de espera del hospital.El hombre se puso de pie tan pronto como lo vio.—Richard —respondió—, ¿qué haces aquí? —le preguntó, tendiéndole la mano para saludarlo.—El médico me ha llamado anoche para informarme que Benjamín despertó —explicó y Nick asintió.—Lo ha hecho, también le conté que fuiste tú quien le salvó la vida —comentó el rubio.—En realidad no hice mucho, Nick.—Te quedaste a su lado y llamaste a emergencia, eso le salvó la vida a Benjamín y no sabes lo agradecido que estoy contigo por eso.Richard asintió.—¿Puedo verlo? —preguntó.Nick asintió y lo guio a la habitación de Benjamín, quien estaba acompañado de Steven.—Alguien q
«Enrique Turner, también era tu padre».Brooke se quedó en silencio, la noticia lo dejó sin habla por un momento, pero luego creyó que eso solo era un producto de su imaginación.—Mamá.—Nunca quise decirte quién fue tu padre, Brooke, no deseaba que sufrieras por su culpa. Él se fue cuando tu tenías cuatro o cinco años, no recuerdo con exactitud, la cabeza a veces me falla.—Creo que solo estás confundida, mamá.Molly negó con energía.—Ese muchacho es la copia exacta de su padre. Enrique era rubio como tú y como él.Brooke sintió un nudo subirle a la garganta. Era verdad, él y Quique tenía un ligero parecido, sin embargo, Nick se veía casi como una copia suya, aunque él era más bajo, unos pocos centímetros, eso no hacía diferencias en el resto de sus facciones.—No puede ser, debes estar equivocada —susurró Brooke, no porque no quisiera a Quique y a Nick de hermanos, sino porque como él, esos dos muchachos habían sido abandonados. ¿Qué clase de hombre era Enrique Turner? ¿Qué tipo ab