Semanas más tarde a la muerte de Fiorella, desperté una mañana con una ligera cefalea, aún sentía la cruel carga de la culpa por su muerte, aunque ya comenzaba a mejorar la herida que ello me había dejado. Coloqué la mano sobre mi cabeza, arrugando mi entrecejo y entrecerrando mis párpados para evitar la luz de la mañana, me senté sobre la cama estirando mi cuello sin abrir los ojos y bostezando. Escuché un suave suspiro, ese no provenía de mí.Me giré con los ojos ya bien abiertos, el suspiro me había espabilado y miré a Laura a mi lado. Completamente desnuda, la cobija solo cubría sus glúteos, revelando el resto de la hermosa piel que poseía, su blanca espalda y piernas se encontraban descubiertas, su cabellera descansaba sobre la almohada. Allí fue donde recordé todo lo sucedido la noche anterior y no pude evitar sonreír.Volví a acostarme al lado de la chica rememorando cada minuto en el que compartí con ella mientras la observaba dormir. Todo dio inicio por un tonto juego que se
Varios de los lugares sospechosos a ser la guarida de los Napoli habían resultado ser más que meras decepciones. Para mí, tener que pasar por lo que parecía ser una búsqueda sin victoria, resultaba ser una mezcla de emociones cambiantes que pasaba por la frustración hasta la ira, me sentía como una mujer hormonal durante la gestación con tantos sentimientos durante esos momentos de estrés absoluto.Sabía que aquello no era culpa mía, ni mucho menos de ninguno de mis hombres, al menos de aquellos en quienes confiaba con los ojos cerrados, ya que seguía pensando que había un traidor entre la familia, y no sabía porqué jodido motivo era capaz de tal bajeza luego de tantos años de servicio a mi lado.Laura trataba de evitarme cada que sacaba el tema sobre los Napoli, siempre haciendo mención que no le interesaba en absoluto esa
Los forenses llegaron al momento en que Laura y yo bajamos de nuevo al comedor, quizá ya comenzaban a acostumbrarse por el hecho de que la casa Lombardo estaba maldita, con tantos muertos que ya llevaba, entre suicidios y asesinatos a sangre fría, terminaríamos siendo una zona turística, como algo de La casa asesina o similar. Laura se encontraba un poco más tranquila, no sabía qué pasaba por su cabeza en aquel momento, pero seguramente era algo como que estaba perdiendo a todas sus amigas con lentitud. Se encontraba taciturna, como si su espíritu se encontrase en otro lado y solo su cuerpo estaba presente mientras se llevaban el inerte cadáver de la pobre Alejandra.El silencio se mantuvo por varios segundos más cuando los forenses y los muchachos sacaron a la desdichada mujer, Laura y Luz parecían mirar al vacío.— Bien, limpien el desastre.
Aquella noticia fue tan impactante que Laura y yo quedamos en un silencio profuso producto de la incredulidad. Era casi media noche cuando Bruno llegó a casa y nos dio esa noticia que me resultaba increíble, incluso pensé que se trataba de un mal chiste y que el imbécil saldría de detrás de la puerta riéndose de nuestras expresiones estupefactas, pero aquello no ocurrió. Steffano era de mis mejores hombres y no podía concebir lo que Bruno acababa de decirme.Al hacerse más prolongado el silencio debido a la impresión, Bruno se acercó con lentitud hacia nosotros. Laura se colocó detrás de mí aferrándose a mi saco, él mantenía el ceño arrugado, estaba enojado, demasiado enojado.— Fue asesinado. Esa carta con dinero que fue entregada, resultó ser una trampa de los Napoli. Ese tal Marco fue enviado po
Me quedé profundamente dormido luego de la acción divina con Laura, sin embargo, las horas de sueño no fueron tan extensas puesto que mi preocupación iba más allá que el anhelo de poder tener una noche apacible y reparadora. De hecho, había despertado porque me había parecido escuchar una voz susurrarme que pronto todo acabaría y que todos morirían, aquello era sin duda un motivo más que suficiente para aterrarme y abrir los ojos en un santiamén.Me encontraba bocabajo para cuando desperté, la taza de leche que Laura me había traído la noche anterior se encontraba aún en mi mesita auxiliar, pidiendo que me lo bebiese así estuviese frío, o mejor dicho, a temperatura ambiente. Escuché la puerta de la habitación cerrarse, giré para mi lado opuesto y me percaté que Laura no se encontraba en la cama, quizá fu
Agarré la mano de Laura y sonreí en automático, ella me miró un poco sorprendida por mi acción pero ignoré aquello y me acerqué a sus labios para besarla y darle los buenos días. A pesar del susto, me sentía de muy buen humor luego de sus palabras, era una gran noticia.— Preciosa, dile a quien haya venido a avisarte que me busca el señor, que me espere unos cinco minutos.Volví a besarla y me levanté semidesnudo en carrera a lavarme la cara para luego vestirme, Laura se veía un poco sorprendida pero solo se encogió de hombros y salió de la habitación. En menos de diez minutos estaba ya bajando hacia mi oficina, Vittorio y Bruno se encontraban acompañando al hombre. Llevaba una gabardina gris y en su mano cargaba un sombrero un tanto grotesco, supuse que era para que su rostro no se notara demasiado. Se dio la vuelta y
A la mañana siguiente fui directo a la habitación de Laura, ella se encontraba sentada en la mecedora mirando hacia la ventana, la saludé pero no recibí respuesta, ni siquiera volteó a mirar quién había entrado. Me acerqué con cierto sigilo, fue cuando ella habló.— Los mafiosos son todos unos cavernícolas, ninguno sabe comportarse a final de cuentas —musitó meciéndose.— ¿Me estás diciendo cavernícola?— A ti y a todos —espetó dirigiendo su mirada hacia mí—. Siempre tienen una excusa a su favor por sus actos, sea algo justificado o no. Responden siempre con la violencia. Tienes razón, los Napoli seguramente se habrán encargado de mi hermano y por ello no lo has encontrado, pero por esa misma razón, quiero que todo el altercado quede en el pasado.
Quería arrojar todo contra el suelo, pero sería un comportamiento innecesario e inútil para aliviar el enojo que sentía, el problema es que no sabía si me encontraba enojado conmigo mismo, con Laura o con el joven desmayado frente a mí. Salí de la habitación cerrando de un fuerte portazo y dejar encerrado de nuevo al hombre, Vittorio se despertó del susto y se asustó aún más cuando me vio frente a él. — ¿Por qué te quedaste dormido? ¡Laura entró y vio al tipo todo mutilado! — Jefe, me tomé el té y realmente no sé qué pasó, me quedé dormido luego de tomarlo, creo que me relajó demasiado. — ¿Quién te trajo el té? — La señorita Laura, pero ella llevaba rato conversando conmigo, yo fui quién mencionó que quería un té. — Eres un idiota. Mejor me largo de aquí, ¡y no te duermas más hasta finalizar tu turno! Me quedé afuera vigilando toda la noche, quizá el enojo no me permitía pegar los párpados. Sabía que no era la mejor decisión, hubiese querido descansar un poco pero no podía hacerl