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2. Primer día (parte 2)

Después de agradecer a la secretaria Aura toma su asiento y comienza a hojear los documentos del caso, aparentemente el Sr. Rinaldi trabajaba en una posición baja en el Grupo Smith, solo tenía dos años trabajando en la empresa y era como arquitecto asistente de otro arquitecto, el Sr. Pablo Arjani. No había mucha información sobre su pasado, pero era impresionante la cantidad de gente de la comunidad de la Costa que se habían levantado en su defensa, no tenia redes sociales, y aun con esta demanda tan importante no aparecían fotos de él en internet, si no fuera por este caso nadie sabría su existencia. Un fantasma se vería más que él. Mientras analizaba otros puntos, aparece una figura frente a la puerta - puede pasar – dice aún con la mirada en el computador.

- Disculpe por ser tan grosera – dice Sofía, en voz baja – Hay mucha presión por aquí, y normalmente no hablamos ni siquiera en tiempos de descanso.

- Descuida – dice aura mientras levanta la cabeza, poco sorprendida por su disculpa, aunque llegó antes del tiempo esperado – mientras no se repita, todo estará bien – añade con una sonrisa fingida.

- Gracias, así será – dice Sofía un poco desconcertada, podía notar la desconfianza en la voz de Aura, quizás no era tan amable como aparentaba ser en el principio.

- Perfecto, ¿Qué tal si almorzamos cerca juntas? Así podemos ir revisando las preguntas – dice Aura en un cambio repentino de humor para aligerar el ambiente, el trabajo era lo más importante.

- Conozco el lugar perfecto ¡yo invito! – dice Sofía con una leve sonrisa.

- Vamos entonces – dice Aura mientras levanta su bolso, en camino hacia la puerta.

El almuerzo pasó sin novedades, mientras comían y revisaban el caso con entusiasmo, no se convirtieron en amigas, pero la relación laboral mejoró notablemente. Cuando regresaron llamaron a Massimo, que al parecer no había salido de la oficina estudiando todos los documentos del caso. Cuando se acercaba la hora de la reunión Aura les pidió que limpiaran la mesa y solo mantuvieran una hoja con sus notas y otra hoja en blanco para anotar los comentarios.

Mientras esperaban en la sala de reuniones Aura no podía creer lo que su vista le mostraba, a través de las paredes de cristal caminaba en la misma dirección a la sala de reuniones un atractivo hombre de cabello oscuro, la luz jugaba con él y se entreveían algunos rayos en tonalidades castaño claro, vestido de forma sencilla pero elegante; un pantalón de tela fina gris y una camisa azul marino, mantuvo la compostura, pero el hombre le atraía, era un espectáculo a su vista. El sintió su mirada y se la devolvió con una muy leve sonrisa, casi imperceptible, pero ella la notó, ¡Dios mío, esos ojos! nerviosa bajó la mirada y pretendió estar hojeando sus notas. ‘¿Trabajará aquí también?’ se preguntaba.

En ese mismo instante la asistente abrió la puerta, mientras le indicaban al Sr. Rinaldi que podía entrar. Cuando Aura se dio cuenta que aquel hombre era precisamente su cliente, el arquitecto, no pudo evitar sentir un escalofrío que gritaba peligro en su corazón. Se puso de pies inmediatamente, se presentó y al resto del equipo, ignorando sus emociones y comportándose de una forma educada y completamente profesional.

- Encantado de conocerle Srta. Parra – dice mientras le extendía la mano con una sonrisa sincera y cautivante – me puedes llamar Maurizio, nos veremos por un buen tiempo.

- Eso es cierto Sr. Rinaldi, perdón, Maurizio, aunque esperamos resolver su caso lo más pronto y de la forma más satisfactoria posible. Puede tomar asiento aquí – dice Aura cordialmente.

- Gracias – dijo mientras tomaba asiento, observando a los demás jóvenes que habían en la habitación, comenzó a hablar sin esperar preguntas – Creo que debería iniciar diciéndoles que tengo 26 años, duré 1 año y 6 meses trabajando en el Grupo Ramos, pero veía poco avance para mí en esa firma, por lo que apliqué en el Grupo Smith y ahí me ofrecieron una mejor posición, baja sí, pero mejor que la que tenía. Después de unos meses trabajando con el Arq. Arjani comencé a sospechar actitudes sospechosas en él, buscaba planos de otras compañías les quitaba la tarjeta y me los entregaba para redibujarlos, al principio me decía que eran viejos planos suyos, y que si le presentábamos esos planos a los clientes y solo tenía que modificarlos según sus sugerencias era un proceso más rápido y así era mejor para atraer más clientes. Yo le creí, hasta que hace un mes me di cuenta que un edificio de oficinas que diseñamos aquí en el centro, se parecía mucho a otro que termina de construir precisamente el grupo Ramos en el lado Este de la ciudad. – dice y exhala abruptamente.

- ¿Y entonces qué pasó? ¿Cómo es que te acusan a ti? – pregunta Massimo intrigado.

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