LunaSabía que debía darle espacio a mi hermano y aun cuando asistí el lunes a la cita como siempre, él no se presentó, igual le comenté a Vincent lo ocurrido y dijo que lo mejor era darle tiempo a que se calmara, tampoco debía buscarlo ni presionarlo para evitar dar el mensaje erróneo puesto que aun cuando no fue la manera de hacerlo, sí era necesario que yo colocara límites en mi vida con mi hermano, pero la forma en que me habló y peor, el cómo me observó en ese último instante es algo que no he podido sacarme de la cabeza, tanto así, que incluso seguí durmiendo con Noah para no sentir la horrible sensación de soledad que me dejó el silencio y la partida de Drak.También sabía que no debía hacerlo, pero en mi desesperación, busqué a Drak en varios hoteles de la ciudad sin éxito alguno, también llamé a Oz para saber si estaba con él o conocía su paradero llevándome una negativa, aunque algo me decía que sí lo sabía, solo que sería inútil insistir. Ante esto, fui al trabajo creyendo
Noah–¿Te encuentras bien? Estaba preocupado, más después de recibir esa extraña llamada de tu hermano.–¿Mi hermano? –Sí, Drak me llamó y dijo que se iba o algo así, entre varias amenazas me sugirió que te esperara temprano esta vez, que podrías necesitar algo de compañía.Su sonrisa esta vez no se ve amarga, es fresca y el regreso de esa mirada desafiante que antes se había visto opacada hace que pueda esbozar el mismo gesto en respuesta.–Bueno, ya que estás aquí, entonces creo que puedes ayudarme a abrir esto que traje.De su bolsa saca dos botellas de color verde, el empaque está tallado como una calabera y río ante ello porque sé perfectamente qué es. Debo confesar que la absenta y yo no somos los mejores amigos, pero mi cuerpo está acostumbrado a grandes cantidades de alcohol, no por nada soy uno de los alumnos de Oz.–Es una edición especial que me regaló Oz alguna vez cuando tomé el mando de mi trabajo, uno de mis mayores logros personales… Fue la primera vez que me distanci
NoahEstaba con un terrible dolor de cabeza, el mundo me daba vueltas y ni qué hablar del estómago. Levanté la mirada encontrando a Mao nadar muy feliz en lo que el cínico de Falaris veía a la nada misma con sus enormes ojos amarillos, era extraño verlo tan quieto, pero no iba a enfocarme en sus pataletas de diva con esta resaca.–¿Cómo te sientes?Luna apareció con su melodiosa voz y dulce sonrisa extendiéndome un jugo y unas pastillas que no tardé en tomar.–Gracias, pero estoy como la mierda. ¿Qué pasó anoche?–¿No recuerdas nada?–Lo último que recuerdo fue tener a una increíble y muy sensual mujer entre mis brazos a punto de ser devorada por mí y después nada –su tímida sonrisa borró la preocupación que se había pintado en su faz generando a su vez un cosquilleo en mi estómago.–Digamos que por mi afán diste un mal paso y caíste golpeándote la cabeza, la verdad me asusté mucho, creí que el daño era grave hasta que empezaste a roncar –frunció sus labios conteniendo la risa y yo la
NoahNo me di cuenta en qué momento me quedé dormido. Solo sé que lloré como no recuerdo haberlo hecho antes desde que era niño. Mis lágrimas simplemente no dejaban de salir de mis ojos y mi pecho comprimido no me permitía tragar ni respirar con facilidad. Ayer, entre tanta bruma, solo encontré consuelo en su olor y con sus brazos alrededor mío mientras veíamos al causante de todas mis angustias: Falaris, quien perseguía dichoso a Mao por toda la pecera.Estúpido pez.Pensar en él me hace abrir los ojos con dificultad, la luz es molesta, el dolor de cabeza provocado por el llanto lo es más. El sol despunta con fuerza y pega directo gracias al gran ventanal del salón. Dormí en el sofá con Luna a mi lado y esa incomodidad ha reavivado el dolor de mi espalda baja, estoy envejeciendo en definitiva. Aunque no quiero, tengo que levantarme, primero porque ya no encuentro cómo acomodarme y segundo porque el incesante timbre de la puerta no me deja seguir descansando.Ella sigue aquí, conmigo.
Noah–¿En serio? ¿Qué es lo que quieres?–Tu ayuda… tu consejoEsta mañana que llegué de casa de mi madre Luna no estaba. Me preocupé y marqué varias veces a su teléfono y no hubo respuesta, sé que debe estar muy molesta y con toda la razón, solo que en verdad perdí la noción de las horas, hoy buscaré cómo resarcirme… Y así, con esos pensamientos revueltos, vine a trabajar como todos los días; sin embargo, no he podido sacarla de mi cabeza pensando en qué debería hacer para disculparme o si es prudente contarle la razón de mi desaparición, pero aquí estoy con la concentración más baja de lo normal y para sumarle más a mi cerebro embotado, Henry, mi hermano menor, no ha dejado de llamarme en todo el día, ha sido molesto, por lo que decidí contestarle para sacarlo rápido del camino, si es que es posible. –No soy la persona más indicada para eso, Henry, no entiendo qué haces llamándome.–¡No me cuelgues! Por favor, Noah, no tengo a nadie más a quién acudir…Resoplo y sobo mi sien mientr
Noah–¡No está! ¡Sus cosas tampoco están!–No entiendo, ¿para qué me llamas a mí si la responsabilidad de cuidarla era tuya? Te lo dije claro, Meier, si algo le pasa a Lu…–¡Tú sabes dónde está! ¡Tienes los malditos códigos de estas pulseras!–Con que alguien intentó hackear mis dispositivos –soltó con sorna el muy imbécil mientras mis nervios empeoraban.–¡Ja! como si no lo supieras… Oz, por favor… Si sabes dónde está solo dime.–Te dije que ya era hora de que tuviesen más libertades, tú fuiste a visitar a esa ricura que llamas mamá y si ella quiere salir también puede hacerlo.–Oz…–¿Qué? No puedo negar que tu madre es una preciosura y está libre…–Oz…–No sabía que eras uno de esos hijos celosos, acepta que ella también merece un poco de cariño y yo no me negaría a dárselo.–¡¡Oz!!… ¿¡Dónde está Luna!?El estruendo de un vaso estrellándose contra la pared me deja congelado. Si Oz está tomando tan temprano en la mañana es por algo grave… o eso creo, tal vez lo más extraño sea que no
Luna–…IMBÉCIL CRETINO FARISEO INFELIZ PERRO DESGRACIADO CABRÓN DE LA GRANDÍSIMA REPUTA ¡¡¡MIERDA!!! –las botellas vacías volaron por toda la habitación en mil pedazos al impactar contra la pared de la furia descomunal que tenía desde hace días.–Y yo que creí que solo las mujeres de La Orquídea eran de temer… –comentó Ares como si nada incrementando mi furia, a lo que lancé otra botella contra él que esquivó como si fuese un borrador–. Me halaga que me hagas el blanco de tus perdiciones, pero te recuerdo que el causante de tu malestar es…–¡¡NO TE ATREVAS A NOMBRAR A ESE ASQUEROSO MENTIROSO GUSANO INFELIZ!!–Vale –levantó las manos en son de rendición y se acercó acunando mi rostro. Debería estar muerto de los nervios al verme actuar como una lunática, pero sé que esto no es nada para lo que hace y ha visto–. Mi Luna, ya destruiste esta bodega, ¿qué te parece si mejor nos vamos a dormir? Hay mucho por hacer y necesitas descansar.Su voz era tan dulce como su expresión consiguiendo de
Noah¡Vaya horno es esta ciudad! Si pensaba que en Amsterdam hacía calor era porque nunca había llegado a Madrid en estas fechas, al menos no sobrio. Debo desabrocharme la camisa para poder respirar un poco, al parecer he pillado el día más caluroso del año para llegar a “ayudar” a mi hermano.Si, si… Soy un altruista sin remedio… bueno, eso pensarán todos los demás pero es obvio que no vine por eso. Fue solo verle al recibirme en el aeropuerto en compañía de una mujer y un hombre para darme cuenta en un segundo de toda la situación: Está calado por ella que no hace parte de su “normal” repertorio de acompañantes, quién por su aspecto grande se siente insegura por conquistar a alguien de las características de mi hermano y con un vigilante 24/7 que, si bien creo que lo hace por amor, no la deja ser ni expresarse como debería. Los temores, los temores…A veces la familia por querer proteger solo creamos inseguridades. Me costó entenderlo, nos pasó a todos con el rubio menor y míralo a