—No has dirigido ni una sola palabra por todo el camino— soltó Akira indiferente.
—¿Qué quiere que le diga? — respondí cortante.—Primero que todo, quiero saber qué te dijo esa zorra.¿Cómo puedo decirle todo? No creo que le guste la idea de saber todo lo que Aomi me dijo. ¿Por qué tiene que preguntar esto ahora?—¿Vas a guardar silencio? —se acercó y sujetó mi mentón, haciéndome mirarlo.Mis manos temblaban al tenerlo tan cerca.—Ni siquiera me has mirado desde que salimos, ¿Será que mi corderito me odia?—¿Cómo pudo hacerle eso? Ella lo amaba.—No es mi problema. Ella mismo firmó su sentencia de muerte, en el momento que pensó traicionarme, pero no es algo que deba discutir contigo.Ha pasado una semana luego de la muerte de Aomi. Sigo asistiendo como de costumbre a la universidad. Por otro lado, no he tenido ninguna noticia de Akira, lo que me mantiene preocupada y, tampoco sé ha aparecido por aquí. Sé que es imposible que venga y, no es que lo esté esperando, pero él no saber de él, me causa angustia, pues no sé en que esté pensando o tramando.A los pocos días, luego de que Kanji visitara mi casa, él regresó a la universidad como de costumbre. Aún está con la idea de buscar a Aomi, sin saber que no la va a encontrar. Es realmente muy desgarrador que ni siquiera un funeral digno pudo tener. Es algo que me mantiene aún frustrada. Los días desde entonces, han sido incómodos. Las pesadillas aún invaden mi cabeza, recordando esa escena tan cruel.Haría lo que fuera para poder ir a ver a mamá. La echo de men
—No pensé que vendrías hoy a clases— me dijo Kanji.—Sí, necesitaba despejar la mente un poco; además, tenemos un examen hoy y no podía faltar.—¿Examen? —se veía preocupado.—Déjame adivinar, ¿No estudiaste?—La verdad es que no, no suelo estudiar—sonrió incómodo.—Debes hacerlo o no podrás graduarte.—Estudiar solo es aburrido—murmuró.—Yo puedo enseñarte, pero hay un requisito por eso — sonreí.—¿Cuál sería?—Que pongas la comida— reí.—No hay problema. Luego no te arrepientas— rio.Los días en la escuela, a pesar de tener mi objetivo asegurado, eran cada vez más incomodos. Aún no p
A la mañana siguiente todo volvió a ser como antes; es como si la persona que hizo todo eso anoche, no era la misma que está enfrente de mí ahora. No es que me moleste, pero ¿Por qué me hizo todo eso entonces? ¿Para qué me trajo hasta aquí? ¿Por qué se abrió por un instante conmigo? No puedo saber lo que piensa, lo que busca o lo que quiere. Cada día entiendo menos.Hoy es mi cumpleaños. Ni siquiera puedo pensar en la posibilidad de que todo lo que hizo fue por eso. Jamás le conté sobre esto, así que no es posible. Entonces ¿Cuáles son sus verdaderas razones?—Te llevaré con tu mamá— ni siquiera me miró para decírmelo, solo salió de la habitación.Todo el camino fue en silencio, es como si solo hubiera actuado todo este tiempo y, que ahora vuelve a ser la misma
Akira no respondió ninguna de mis llamadas. No ha dado la cara y, no sé lo que pueda estar haciendo o tramando. Su silencio es una tortura. ¿Cómo puedo hacer para que Akira me permita sacar a mi mamá de ahí? Siempre ha sido alguien difícil para acercarme. Quisiera hacer tantas cosas, pero a la misma vez, termino en nada. Todos mis movimientos dependen de él. Su actitud me desconcierta. Cada vez lo siento más lejos de alcanzar. Tengo que buscar la forma de hacer que Kanji se acerque y confíe más en mi; con eso quizá pueda ganar algo de tiempo para poder pensar en un plan. Haber dejado a mi mamá sola y, en ese estado, me hace sentir la peor hija del mundo, ¿Cómo pudo ocultarme algo así?—¿Quieres ir a comer? Quedaste conmigo en la semana para estudiar, no lo has olvidado, ¿o sí? —preguntó Kanji.Tengo que busc
Akira—Cuando grande quiero ser un superhéroe, mamá.—¿Y eso por qué, mi amor?—Para protegerte de todos los chicos malos.—Eres tan lindo, Akira. Estoy segura de que vas a poder serlo— me abrazó fuertemente.Sus abrazos siempre fueron tan cálidos.—Llegó tu padre. Ve a tu cuarto, pequeño.Siempre me dedicaba la misma sonrisa de siempre, sin importar las circunstancias.—Eva, ¿Dónde mierdas te metiste? — la voz de mi padre siempre era firme y ruidosa —. ¿Aún no has preparado la cena? Eres una perra buena para nada.Los golpes que le proporcionaba a mi madre se podían escuchar, a pesar de estar detrás de la puerta de mi cuarto. No podía hacer nada.—Te leeré un cue
—Iré a ver si mi mamá ha despertado.—Te espero afuera.Entré de vuelta a la habitación y me quedé contemplando sus heridas. Si tan solo hubiera llegado un poco antes de tiempo, hubiera podido evitar todo esto.—Perdóname, mamá— me acerqué a su frente para darle un beso, cuando comenzó a abrir sus ojos.—¿Lisa?—Mamá, ¿cómo te sientes?—Estoy bien, mi amor, ¿Por qué estoy aquí?—No importa, solo quédate tranquila—la abracé—. Akira te va a llevar a su apartamento para que puedas estar ahí. Te visitaré y vamos a pasar más tiempo juntas. Crearemos nuevos recuerdos, mamá—sonreí—. Iré por el alta, Akira está afuera.Sentí un peque&ntild
Llegamos a la casa y su teléfono sonó.—¿Así que esa rata no ha dicho ni una sola palabra? —preguntó molesto-. Aumenten la dosis entonces. Ese infeliz habla porque habla— colgó la llamada.—¿Qué le van a hacer? —pregunté asustada.—Eso es algo que una mujer hermosa como tú no debe saber— acarició mi mejilla.—¿Será que puedo decirle algo?—Dime, soy todo oídos—me prestó atención.—¿Para qué me quiere? — llevé mis manos temblorosas a mi espalda.—¿No es obvio? —me miró fijamente.—No entiendo lo que quiere decir. Un día me utiliza, al otro día me saca a un lado. Un día me trata bien otro día me trata mal. No entiendo nada de us
AkiraMi teléfono sonó interrumpiendo con nuestra conversación.—Se apareció el Sr. Xiao al negocio. Se le prohibió la entrada como nos ordenó— me informó mi empleado.—¿Sigue causando problemas ese viejo? Debí matarlo cuando pude. Es realmente un dolor en el trasero. No dejen que por ningún motivo entre al negocio. Si lo intenta, ya saben qué hacer.—Como ordene, Señor— colgué la llamada.—¿Problemas, Akira? — preguntó Lisa.—Ese negocio se presta para muchos problemas. Debería salir de el. Lo he estado considerando.—¿De qué negocio hablas?—El casino.—Es mi papá, ¿cierto?—Sí, es él. Está causando mucho problema siempre qu