Lisa
El Sr. Akira entró al cuarto y me sentí aterrada, pensé que vendría a terminar lo que había comenzado en el estudio.
—Vas a tener trabajo que hacer, corderito.—¿Me necesita?
—Tal parece que la suerte está a tu favor hoy. Es el momento demostrar cuán eficiente puedes ser — arqueó una ceja—. Empezarás a estudiar en la universidad. Pagaré todos los gastos y, a cambio, deberás acercarte a un sujeto. No acepto errores.
—Entendido.
—Solo te diré lo que debas saber, nada más ni nada menos. Te deberás ganar su confianza a toda costa.
—Lo haré—respondí con seguridad.
—Me encargaré de todo y, si haces una estupidez o cometes un maldito error, ya sabes lo que pasará, ¿verdad?
—Sí, señor.
—Bue
Sentía como si hubiera dormido demasiado. Suspiré y me estiré. ¿Qué hora será? ¿Qué es esto que me sujeta tan fuerte? Traté de voltearme y grité al ver que el Sr. Akira estaba acostado al lado mío.—Qué mujer tan ruidosa —se sentó en el borde de la cama molesto.Ahora que recuerdo anoche estuve con el Sr. Akira en el baño. Al recordar lo que sucedió, puse mis manos en la cara de la vergüenza que sentía. ¿Por qué tengo que recordar eso en este momento?—¿Por qué tapas tu cara? — preguntó serio.—Por nada. Iré a bañarme.—¿Planeas no invitarme?—Prefiero un poco de privacidad—caminé rápidamente al baño.¿Por cuánto tiempo más planea seguir con esto? Espero poder bañarme tra
El chófer me trajo a la suite, y no nos dirigimos palabra en todo el camino. —Srta. Lisa, tenga todo lo que necesita. El Sr. Akira contrató una empleada para que se encargue de todo. Pasaré a las seis de la mañana a recogerla para ir a la universidad. Deberá estar preparada ya a esa hora. Cualquier otro detalle o duda, puede consultarlo conmigo.—Gracias, estoy muy clara— caminé a la suite.Era realmente un lugar muy grande. Tuvo que valer una fortuna poder comprar algo así.—Bienvenida, Srta. Lisa. Fui contratada por el Sr. Akira. Estará a mi cuidado durante su estadía. Espero poder serle de mucha ayuda.—Gracias— sonreí.Es mucho más dulce que las otras empleadas. ¿Con qué la habrá chantajeado? Conociéndolo, imagino que todas las personas que están a su alrededor son porque las obliga. Es
Me perdí en el paisaje a través de la ventana. No entiendo por qué el Sr. Akira tiene interés en Carter. No parece una persona de haber cometido nada malo en contra de nadie. No entiendo cuál es su interés. Debo asegurarme de que realmente sea el Carter que él está buscando. Quizá cambió su apariencia para que no lo reconozcan. No veo otro motivo.—Bienvenida a casa, Srta. Lisa—dijo la empleada, mientras que tomaba mi mochila—. ¿Cómo ha sido su día?—Gracias, fue un día muy bueno.—Le enviaron unas flores, Srta. Lisa.—¿Flores?Me acerqué a las flores para oler su aroma. ¿A qué viene todo esto?—¿Y esto qué es? — saqué de entre las flores una pequeña caja que contenía una prenda muy fina. Jamás había visto una prenda as&ia
Busqué por todos los alrededores dentro de la universidad, pero no había rastro de Kanji. ¿Cómo pude ser tan descuidada? Si el Sr. Akira se entera, quien sabe lo que haga conmigo. Tengo que encontrarlo.—¿Hay otro lugar más que deba conocer?—Sí, está el Jardín, el parque y la piscina, ¿Quieres ir también?—¡Si! —respondí rápidamente.Nos dirigimos a todos los sitios en los que pensé que podría estar, pero no lo encontré. La única opción que nos quedaba era la piscina. Solo los del club de natación podían pasar. Nos acercamos para mirar quienes estaban ahí, pero no veía a nadie parecido a Kanji. ¿A dónde pudo haber ido?—¿Qué hacen por aquí, jovencitas? —preguntó alguien en un tono molesto.Ambas nerviosas n
Luego de llegar a la suite y de darme un baño, me tiré en la cama. Me sentía muy agotada, ha sido un día largo. Será mejor que me acueste a dormir.Mi teléfono sonó en la madrugada. ¿Quién podrá ser a estar hora? Era el teléfono que me dio el chófer. Debe ser Akira. ¿Qué es lo que quiere ahora?—¿Bueno?—¿Me extrañaste, corderito?—¿Por qué mandas a tu chófer a darme otro teléfono? ¿No te arriesgas demasiado así? — pregunté directamente, evitando su estúpida pregunta.—Tengo mis razones. No es algo de lo que debas quejarte; mientras sigas las órdenes y hagas todo de acuerdo con el plan, nada tiene que salir mal. ¿Acaso dudas de tus habilidades? —era evidente su sarcasmo. ¡Es un maldito idiota!—No, no es as&i
Tengo que buscar a Aomi. Necesito el tiempo justo para poder llamar la atención de Kanji y que escuche nuestra conversación. Si no funciona ese plan, no sé qué podría hacer.—Al fin te encuentro, Aomi. Vayamos mañana —dije en voz alta en pleno pasillo.—¿De verdad irás conmigo? —se veía muy emocionada.—Sí, iré.—¿A dónde van chicas? Veo que ya son buenas amigas —dijo Kanji, acompañado por dos chicos.—Vamos a la biblioteca mañana. ¿Quieres ir? — le preguntó Aomi.—Mañana no tengo nada que hacer, así que nos podemos encontrar en la biblioteca, aunque no soy muy amante de los libros — rio.—Mañana en la biblioteca a las 3, ¿les parece? — preguntó Aomi.—Perfecto, pero no me dejen esperando&mdash
La trajeron a una clínica privada y la atendieron con urgencia.—¿Cómo se encuentra Aomi?—Ella está estable, la estarán vigilando por unos días. Se pondrá bien.—¿Cómo pudo pasar esto? — no podía contener mis lágrimas.—Fue por mi culpa que Aomi está así.—¿Por qué piensas eso?—Los que mataron a mi padre están detrás de mí, no es la primera vez que intentan atentar contra mi vida. Las vieron a ustedes conmigo, por lo que será mejor que se queden en mi casa. Me preocupa que reconozcan tu rostro y te hagan algo— lucía genuinamente preocupado.—Yo no puedo hacer eso. Yo tengo que volver a mi casa, pero será mejor que cuides de Aomi. Ella es quien necesita tu ayuda ahora.—Si me hubiera alejado desde un principio como trat&eac
Golpeó la puerta fuertemente y salí corriendo a la ventana dispuesta a todo, pero en el instante que corrí a la ventana para forzar la cerradura, se escuchó la puerta abrirse. Logré abrir la ventana e intenté lanzarme, pero me haló por el pelo.—¿A dónde crees que vas, corderito? — me haló del pelo hasta llevarme a la cama—. Eres una insolente— tiró el arma a un lado y me agarró las dos manos.—¡Suéltame! ¡Quita tus asquerosas manos de encima de mí! — forcejeaba con todas mis fuerzas.—Eres una perra; supongo que ya te sientes atraída por él y por eso estás así. No dejaré que estés con nadie más, así me toque amarrarte y encerrarte. Tú me perteneces. ¿Me escuchas? — desgarró mi blusa de un tirón—. Tu cuerpo, tu alma y