—Desde que estábamos en el restaurante vi a esas personas y por lo que veo es con nosotros la cosa.
—¿Habrán sido enviados por los Huswan?—¿Los Huswan?—Sí, sufrimos un atentado de camino al aeropuerto y fueron enviados por ellos. El hijo de Huswan esta muerto.—¿No le pasó nada a Kaori?—A ninguno de los dos.—¿Así que esos pendejos aún están dando problemas? Lastima que nos cagaron la cita. Bueno, corderito, tendrás que cooperar conmigo.—¿Qué haremos?—Solo sígueme. Este lugar esta lleno de gente, y es por eso que no han intentado nada. No dejes caer el helado o tendrás un castigo cuando lleguemos.—¿Ya vas a comenzar con tus cosas? —rio, y me jaló la mano para que camin&aacu—No hagas esto más, Akira— le pedí, y mordió suavemente mi cuello.—¿Por qué tener que seguir separados más tiempo? Aún nos amamos y eso deberán entenderlo nuestros hijos. Para que estés con otra persona, es mejor que estés con el padre de tus hijos.—Detente, por favor— lamió mi oreja y mi cuerpo comenzó a temblar más.—Yo te amo todavía y sé que tú también lo haces, no sé porque te sigues negando, pero no dejaré que ese orgullo termine con esto que nos costó tanto sacrificio y dolor. No es justo que se pierdan todos estos años que hemos estado juntos, solo por esto. Sé que actué mal, cometí muchos errores y lo más probable los siga cometiendo, pero yo los amo como a nadie y no dejaré que nos alejemos más. Te quiero conmig
Me acerqué a mi escritorio y marqué a la extensión de Kanji.—¿Puedes pasar a mi oficina?—Ya voy para allá— colgué la llamada y me quedé vigilándo al extraño.En alguna parte me parece haberlo visto y no puedo estar loca. Las veces que me ha sucedido esto, terminan pasando cosas indeseables. Kanji llegó inmediatamente a mi oficina.—Buenos días, Srta. Leiko.—¿Me dirás quién es él?—Sí, es alguien interesado en el puesto de supervisor. No pude hacerle la entrevista, ya que tengo mucho trabajo pendiente y lo mandé a esperar por ti aquí.—¿Estoy siendo una molestia?— preguntó el desconocido.—No, hagamos la entrevista. Gracias Kanji, eso era todo.—A tu orden—sali&oa
Fui a la oficina de Kanji y estaba ocupado hablando por teléfono, no quería interrumpirlo.—¿Qué te pasa, corderito? ¿Husmeando en la oficina de tu querido Kanji?—No estoy para tus estupideces. Adiós— traté de caminar para otro lado, pero Akira me agarró el brazo.—No me trates tan mal, preciosa.—No hagas una escena aquí, nos pueden ver y pensaran mal.—No estarían pensando mal, porque realmente está pasando algo.—Vamos a mi oficina, tengo que hablar contigo— le pedí.—¿Una propuesta indecente de mi corderito?—No seas imbécil.—¿Te he dicho lo que me gusta verte enojada?—Idiota.Caminé a mi oficina, y Akira vino detrás de mí.&mda
Akira—¿Cómo te están tratando, querida?— le pregunté a Hisa.—Sácame de aquí— me rogó en lágrimas.—Lo haré, pero cuando hagas algo para mí primero.—¿Qué quieres?—Te grabaré para que le confieses a mi hermano que ese mocoso es de él. No es nada difícil, ¿Verdad?—Yo no quiero decirle y tú lo sabes, Akira.—Bueno, ¿Quieres que te deje aquí, y se sigan divirtiendo contigo?—Akira, por favor — me rogó en llanto.—No, hasta que hagas lo que te pido.—¿Solo eso, y me dejarás ver a mi hijo?—Si, lo haré. Te diré todo lo que vas a decir en el vídeo y lo vas a memorizar, ¿Está bi
Me levanté por el timbre del teléfono, según abrí mis ojos me encontré en el pecho de Akira. Me sorprendí al tenerlo tan de cerca. Miré alrededor buscando al bebé, pero no estaba ya en la cama. Me quedé mirando a Akira sin moverme, sabía que si hacía un movimiento, por más pequeño que fuera, él se despertaría y no quería eso. Hace mucho no lo veo dormir, es extraño que no haya despertado por el sonido del teléfono. Por más años que pasen lo sigo viendo de la misma manera. Adoro verlo dormir, aunque sea por unos instantes. ¿Por qué tiene que ser tan lindo y tan malvado a la vez? Me quedé contemplando su lindo rostro por un tiempo. Como extraño esos pequeños momentos con él. Sentía esas malditas ganas de besarlo, pero sé que no debo. Eso quise repetirme en mi mente, pero mi cuerpo deseaba otr
Kanji se quedó en silencio.—¿Me dirán lo que está sucediendo?— volví a preguntar.—Nada, solo quiere lavarte el cerebro—respondió Kanji.—¿Estás seguro?—Akira arqueó una ceja. Kanji se veía molesto, normalmente siempre está mostrando una sonrisa, pero con el comentario de Akira, cambió por completo.—Haz lo que quieras— Kanji salió y tiró la puerta.—¿Me vas a decir que está pasando, Akira?—¿Descansaste anoche, corderito?—Sí, pero no cambies el tema— le dije, a lo que él sonrió y se acercó.—¿Por qué no terminamos lo que dejamos pendiente?—Ya no lo necesito.—¿Por qué?—me sujetó
LisaEstaba en mi oficina y Akira entró.-Vamos a otra parte- me dijo.-Tengo trabajo pendiente por hacer, será otro día- cerró la puerta y le puso seguro.-¿Qué estás haciendo?- se acercó a mí y jaló la silla-. Ya no comiences con tus cosas.-¡Cállate! Habíamos quedado en algo, pero al aparecer lo olvidaste.-Sí, lo olvidé.-Pues yo no- puso su mano en mi cuello y me obligó a mirarlo -. Tal parece que esos labios necesitan de los míos- lamió mis labios y me besó, esta vez fue él quien dejó escapar un quejido tierno. Hace mucho no lo escuchaba quejarse así y menos por un simple beso-. ¿Aún no me vas a escuchar?-No tengo que escuchar nada, ya escuché suficiente, ¿Cómo puedes ser tan cruel?
—Quiero que vayamos a mi apartamento.—No, Akira— se levantó y retomó su postura.—¿No me extrañas? ¿No deseas esto tanto como yo?— puso ambas manos en el respaldo de la silla—. Quiero que estemos juntos otra vez. Necesito escucharte, tocarte, sentirte; aunque sea por última vez, sé mía.—Akira…—Hace mucho no te tengo y no sabes lo que me haces falta, lisa.—No es el momento.—Esta bien, pero prométeme que habrá una próxima vez.—No puedo prometerte eso.Su teléfono sonó y lo buscó en su bolsillo.—Espérame un momento. Tengo que responder.AkiraLlamada telefónica—¿Qué me tienes?—Tenemos a la maestra,