Quería irme de ahí, pero al verlo desmayarse, no tuve la fuerza de hacerlo. Arreglé mi ropa interior y caminé lentamente hacia él. Tenía miedo de que despertara y me atacara otra vez. Estaba en lágrimas por el dolor que sentía, jamás me había hecho algo como esto. No creo que el alcohol lo haya puesto tan agresivo. Otras veces ha tenido razones para molestarse, pero no creo que esto lo haya hecho ponerse así. Parecía el diablo en persona.
Me arrodillé quejándome de dolor y toqué su frente. Estaba hirviendo, su cuerpo estaba muy caliente. Se veía sudoroso y pálido. Estar tan cerca me tenía nerviosa, mis manos estaban temblando. Debo llamar a una ambulancia o al chófer, Akira no puede estar bien. Abrió sus ojos y me puse más nerviosa. Me arrastré tratando de alejarme de él. Escuché cuando se levantóMis piernas estaban temblando al verlo ahí parado mirándome fijamente. No sabía ni qué hacer, los niños están en el jardín, tengo que mantenerlo lejos de ellos.—¿Qué haces aquí, Akira? Vete, por favor— se quedó en silencio y caminó hacia mí, así que fui retrocediendo lentamente. Sentía ganas de correr, pero no tengo a donde ir.—Vamos al cuarto— me cogió la mano y me hizo caminar a su paso. Sus manos están muy calientes, este no es el Akira que conozco.—No, por favor.—Camina— me llevó al cuarto y me empujó a la cama.—Te lo suplico, no hagas esto otra vez — se abalanzó sobre mí y se acomodó entre mis piernas, evitando que pudiera cerrarlas—. No más, por favor— le pedí en lá
—¿Qué dijiste?— me respondió con un beso, antes de levantarse de la cama. Retomó su postura y se puso serio.—Perdóname, mi corderito— su cuerpo aún no se veía estable, estaba temblando y sus ojos se veían llorosos. Se subió el cierre y caminó a la puerta—. Cuídate, lisa— ni siquiera me miró a la cara, bajó la cabeza y con una última sonrisa fingida se fue.—¿A dónde vas? — le pregunté, tratando de levantarme de la cama. Mi cuerpo estaba lleno de moretones y chupones. Sin contarel olor que tenía de él. Busqué mi ropa interior y me la puse.Caminé rápidamente a la entrada, pero el auto de Akira ya no estaba. ¿Eso que significó?Subí de vuelta al cuarto y busqué el teléfono, lo llamé en m
—Realmente me molesta, si no fuera el padre de tus hijos, ahora mismo le hubiera dado lo que se merece. Hubiera roto el maldito trato que habíamos acordado, y estuviera muerto ahora.—No, no vale la pena. Gracias por decirme las cosas, Kanji. Te lo agradezco mucho. Has sido el único real que me ha apoyado hasta ahora—fingí una sonrisa para no mostrar el nudo que estaba en mi garganta. Me levanté de la mesa y él hizo lo mismo. Necesitaba descargar mi tristeza, pero no quería que él lo presenciara. Quería estar sola y quise irme, pero Kanji lo evitó. Me agarró de la mano y me llevó al pasillo frente a las puerta del baño del restaurante, puso sus dos manos en mi hombro para que lo mirara.—No te dejes atormentar por algo que no tuviste la culpa. Como bien dijiste, no vale la pena.—Lo sé, me iré a la casa— Kanji me
Me quedé en la oficina por unas horas, haciendo informes y encargándome de las entrevistas de los nuevos empleados. El estar en la empresa me tuvo la mente ocupada, me sentía cansada y quise irme a la casa. Kanji se quedó con los últimos que faltaban y preferí irme. Llamé al chófer y pasó a recogerme.—¿Realmente no sabes nada de Akira?— le pregunté al chófer al subirme al auto.—No, señorita.—De ahora en adelante trabajarás para mí, estarás bajo mis órdenes. Tu nueva jefa seré yo. De hoy en adelante, haremos de cuenta que jamás existió o que está muerto, ¿Estoy siendo clara?—Sí, señora.—Y si ese ser se comunica contigo, te prohíbo a dar información de nosotros. Si quiere información que venga d
Pasaron los meses y la ausencia en la casa podía sentirse, la soledad consumía cada parte de mi; era como si la casa se estuviera cayendo y la carga recaerá en mis hombros. Las preguntas eran más, Kaori no hace más que hablar de su padre y Lin me ayudaba a distraerla para que olvide su preocupación. Mr. Jefferson,mi madre y mi hermanito han estado bien, su recuperación ha sido excelente. Esta noche me invitaron a cenar a la casa, y no sabía ni que hacer. Todas las veces que he ido, he pasado sola o con los niños, y no sé qué más excusa darle a mi madre.Por otro lado, Kanji ha estado al pendiente de todo, tanto de la empresa y del centro comercial, ya que recientemente fue que pudieron terminarlo y la inauguración será en unos días. Había tardado mucho por el caso de los Huswan y los últimos permisos que faltaban. Fue un proceso muy largo, pero Ka
Salimos los cuatro a la casa de Mr. Jefferson, nos vieron llegar juntos y mi madre se sorprendió bastante.—Bienvenidos a mi humilde hogar — dijo Mr. Jefferson al vernos.—Gracias por la invitación, Mr. Jefferson — respondió Kanji.Me acerqué a mi madre para abrazarla.—¿Cómo estás, hija? ¿Y Akira? ¿Aún no regresa? ¿Quién es esté hombre?—Estoy bien, mamá. Akira está aún en el viaje de negocio. No tiene un día establecido de regreso— presenté a Kanji a mi madre—. Él es Kanji Carter, socio y amigo, trabaja conmigo.—Es un placer conocerla, señora — Kanji sujetó la mano de mi madre y la besó.Me le quedé viendo al ver su gesto de amabilidad, mi madre se veía feliz con ese
Regresamos a la casa, los niños se despidieron de Kanji y corrieron a toda prisa a la casa.—¿Y a estos niños que les pasa?—Tienes unos hijos muy inteligentes e interesantes, lisa.—Quiero pedirte disculpas por lo que ellos han estado haciendo, en especial por lo que dijo mi hija.—Ya saben lo de Akira los dos, ¿Cierto?—Eso parece.—Contar con la aprobación de ellos, me hizo muy feliz. No pensé que aceptarían mis disculpas.—Mi hijo piensa que estamos saliendo, buscaré enfrentarlo ahora. Disculpa la incomodidad que te debieron causar.—¿Y qué hay de malo que piensen eso? ¿No te hizo feliz la idea?—¿Por qué debería hacerme feliz algo como eso? — desvié la mirada.—Lisa, yo querí
Esperé a los niños hasta que llegaron de la escuela para darles la noticia, los abracé y nos quedamos hablando sobre los estudios y la casa. Estuvieron muy de acuerdo con lo de la casa.—Quiero pedirte una cosa, mamá— dijo Lin.—¿Qué cosa?—Quiero que tires todas las fotos que tienes con él a la basura.—Yo no puedo hacer eso.—No quiero que te sigas atormentando. Si vamos a empezar de cero, eso cuenta en el cambio.—Yo las guardaré, pero no las voy a tirar a la basura.—Eso te seguirá haciendo daño, mamá.—Yo las guardaré bien guardadas, lo prometo, pero no quiero tirarlas.—No las quiero ver en tu cuarto, así como tienes la del matrimonio encima de la mesa.—Lo siento, no lo haré más&m