Escondí el arma en mi pantalón. Espero no se haya dado cuenta.
-Pónganse de pie los dos a la vez y suelta el arma- Akira soltó su arma y la tiró en el suelo, dándole una patada a su dirección. Mi cuerpo estaba temblando, tenía miedo de que nos hagan daño, pero tampoco quiero hacer una estupidez que nos cueste la vida. Akira no tiene cara de tener un plan.Nos levantamos los dos lentamente y nos apuntaron más de cerca.-Caminen- salimos al pasillo. Akira estaba a mi lado caminando cabizbajo. Creo que está pensando en algo. Los dos hombres nos estaban apuntando, nos metieron al ascensor. Sentí el rifle en mi espalda. Si hago un mínimo movimiento va a disparar. Bajamos al primer piso y al abrirse el ascensor, Akira tiró un codazo al hombre que estaba a su espalda, el hombre que estaba apuntándome fue a apuntarle a Akira y le di una patada en suLlegamos a la clínica y bajaron las camillas, Akira y yo nos quedamos juntos mientras lo hacían. Su expresión de tristeza aún no había cambiado. Agarré su mano para entrar con él a la clínica, intentando de alguna forma hacerlo sentir bien. Llevaron los documentos al médico de guardia, ya que el otro doctor está en el otro hospital. Esperamos en la sala, Akira no dijo ni una sola palabra mientras estuvimos ahí, tampoco quería obligarlo hablar. Sé que debe sentirse muy mal y tiene en mucho que pensar. Si tan solo pudiéramos huir a un lugar donde nadie nos encontrara y podamos estar todos seguros. El doctor salió y se acercó a nosotros.—Ambos pacientes están estables. Los dejaré por unas semanas para que puedan recuperarse y tengan el cuidado médico que necesitan.—¿Mi padre se va a poner bien?&
—¿Por qué dices eso, Inka?— intenté no demostrarle lo que me dolió su palabra.—¿Cómo puedes hacerte la pendeja, lisa?—¿Por me hablas así? No sé de qué estás hablando.—Fue tu culpa, fuiste tú quien debía haber pasado por esto. Si no nos parecieramos tanto, hubiera podido evitarlo.—Tus palabras duelen, Inka. ¿Cómo puedes desear algo como eso? Si hubiera sabido antes que nuestro padre tenía planes de hacer algo como esto, lo hubiera impedido.—Lo sabías. Ese día yo misma te vi. Habías escapado sola y me dejaste atrás.—No sé de que hablas.—El día que me llevaron tu estabas ahí, si mamá no te hubiera sacado de ahí en ese momento, las cosas serían diferente&mdas
Desperté a la mañana siguiente con el timbre del teléfono. Mi cabeza dolía y me sentía algo mareada. Akira ya estaba despierto y vestido, como si fuera para alguna parte. Estaba sentado en el borde de la cama.—No planeas irte sin mí, ¿Verdad?—Buenos días, corderito— evadió la pregunta.—¿Me puedes explicar por qué me drogaste?—Un buenos días no creo que cueste nada, ¿O sí?—Buenos días, mi amor— fingí una sonrisa —. ¿Ahora podrás responder mi pregunta?— Akira rio descaradamente—Te has vuelto obediente, preciosa.—¿Y por eso te burlas?— se quedó en silencio y sonrió. El teléfono volvió a sonar, ya había mucha insistencia.La cara de Akira mos
Desayunamos todos juntos, la falta de Mr. Jefferson es muy notable. Akira no dejaba de mirar a la silla y mi madre ha estado algo cabizbaja. El teléfono de Akira comenzó a sonar y se alejó de la mesa. Espero que no sea esa mujer de nuevo.AkiraLlamada telefónica—Su padre acaba de despertar, Sr. Akira.—Bien, ya voy para allá— colgué la llamada.Lisa—Tenemos que irnos, lisa.—Mamá, ¿Puedes quedarte con los niños?—Si, vayan con calma.Nos dirigimos al hospital para ver a Mr. Jefferson, no quería entrar para interrumpirlos pues tenían mucho de que hablar, pero Akira me obligó a entrar con él.—Eres un estúpido imbécil. ¿Cómo me haces pasar un susto de esta forma?—preguntó Akira, pero
—Cierra el restaurante, Karl.—Si, señor.—Hermanita, tenemos mucho de qué hablar, ¿No crees? Ya que ambos sabemos la verdad, no tenemos que ir con rodeos.—¿Qué le hiciste a mi manager?—Solo un poco de su propia medicina, no se va a morir todavía. Siéntate.—Tengo que llevarla a un hospital.—De aquí no vas a salir ni tú, ni mucho menos ella. Te ordené a que te sentaras, ¿Tengo que hacerlo por ti? — Amaya se sentó—. Buena chica. Vamos directo al asunto, no tengo mucho tiempo.—¿Qué quieres?—Quiero que cooperes y me digas todo lo que sabes con lujo de detalles, hermanita querida.—¿Qué puedo decirte entonces?—Lo primero, ¿Cuántos hermanos tienes?<
Me quedé con Kaori y Lin en la sala esperando a que llegara Akira. La angustia me estaba matando. Akira llegó y se dirigió a donde estábamos, traía consigo dos osos de peluche y un ramo de flores. Kaori y Lin se acercaron a él, ya que se arrodilló frente a ellos. Le dio uno de los peluches a Kaori y el otro se lo dio a Lin. Esto es inusual. Se veían muy felices los dos con Akira. Kaori no dejaba de reír y ni se diga Lin.—¿Les gusta?— preguntó Akira, acariciando la cabeza de Lin. Me quedé mirándolos perpleja sin poder creer lo que estaba pasando.—Si, nunca me habían regalado un peluche— dijo Lin emocionado.—Oh, pues vas a tener muchos más. Te vas a cansar después de tener tantos.—Gracias— Lin sonrió y abrazó a Akira. Estaba casi muriéndome por dentro de tan
—Tengo que salir, lisa.—¿Qué sucede?—Surgió un imprevisto en el Hotel y tengo que ir para allá.—Te has vuelto tan malo mintiendo, Akira.—Quédate aquí, ya mismo regreso.—Avísame cualquier cosa, Akira.—Lo haré, cielo—me besó antes de irse. Estaba actuando extraño, pero no lo obligaré a decirme lo que sucede. Si me miente es por algo, será mejor que me quede tranquila y confíe en él.AkiraLlegué al hospital de volada, tengo que saber que fue lo que sucedió con la hermana de lisa.—¿Qué fue lo que pasó, Doctor?—La paciente sufrió un ataque de nervios y trató de escapar, pero la enfermera llegó a la habitación y la descubrió. Su
A la mañana siguienteNos levantamos bien temprano, Akira regresó a la habitación muy tarde en la madrugada y no creo que haya dormido mucho. Salió a buscar a mi hermana y me encomendó que tuviera todo listo para cuando pasara a recogernos. Lin me ayudó como pudo a bajar las maletas al primer piso. A pesar de ser un niño, siempre está dispuesto a ayudar en lo que sea.—Si nos vamos de aquí mi hermano no nos va a encontrar, ¿Verdad? — su pregunta me dolió y me puso algo nerviosa, traté de que no se diera cuenta.—Lo sabrá porque yo sé lo diré— acaricié su cabeza y se tranquilizó—. Ya nos queda muy poco. Bajamos lo que falta para terminar y luego buscar a Kaori, ¿Está bien?—Si, hermanita— asintió con su cabeza y subimos al segundo piso para continuar.