Akira no dijo una sola palabra, pero en su rostro se mostró una mirada llena de tristeza. Se acercó a mí dándome un abrazo. Pude escuchar su respiración agitada en mi oído, ¿Acaso está llorando? Me quedé en silencio abrazándolo de vuelta. No quise decir nada, solo dejé que descargara todo lo que sentía en mi hombro. No entiendo por qué lo tomó así. ¿Por qué está tan triste? Mi inseguridad y preocupación aumentaba. No sé lo que piensa o lo que le pasa. Luego de un tiempo, logró recuperarse y me miró. Ahora era yo quien lloraba y temblaba por los nervios. No sé lo que va a hacer ahora. Dejó de abrazarme y retrocedió un paso. Su rostro había cambiado, estaba rojo y sus ojos aún llorosos. Desvié la mirada para no mostrarle mi inseguridad.
—¿Por qué callaste? &iqAl día siguiente, desperté cara a cara a Akira. Estaba sujetado a mí sin soltarme. Parecía un niño mimado. Se ve tan lindo mientras duerme. Su rostro lucía tranquilo. Fueron muchas las emociones de anoche. No recuerdo ni cómo llegamos a la casa. Me solté de sus brazos para ir al baño, necesitaba tomar mis medicinas y desayunar. Al salir del baño, me encontré a Akira hablando por teléfono. Su rostro lucía molesto, a como estaba hace un momento. No quise escuchar su conversación y planeaba salir de la habitación, pero Akira me llamó.—Lisa, no te vayas. Espérame un momento.—Está bien—me vestí y lo esperé.Al terminar la llamada me hizo una seña para que me acostara a su lado, así que lo hice.—¿Pasó algo, Akira? — pregunté preocupa
Al día siguiente, desperté cara a cara a Akira. Estaba sujetado a mí sin soltarme. Parecía un niño mimado. Se ve tan lindo mientras duerme. Su rostro lucía tranquilo. Fueron muchas las emociones de anoche. No recuerdo ni cómo llegamos a la casa. Me solté de sus brazos para ir al baño, necesitaba tomar mis medicinas y desayunar. Al salir del baño, me encontré a Akira hablando por teléfono. Su rostro lucía molesto, a como estaba hace un momento. No quise escuchar su conversación y planeaba salir de la habitación, pero Akira me llamó.—Lisa, no te vayas. Espérame un momento.—Está bien—me vestí y lo esperé.Al terminar la llamada me hizo una seña para que me acostara a su lado, así que lo hice.—¿Pasó algo, Akira? — pregunté preocupa
—¿Qué? ¿Acaso ese hombre te hizo algo? ¿Te obligó? — mi mamá entró en pánico.—No, claro que no. Sé que debe ser difícil escuchar esto luego de todo lo que pasó, pero…— me interrumpió:—¿Ese hombre te tiene amenazada otra vez o lo estás haciendo para hacerle creer eso? ¿Qué está pasando, lisa? ¿Acaso abusó de ti otra vez?—No, han pasado muchas cosas luego de que te fuiste.—¿Abusó de ti? ¿Es por eso? — preguntó en lágrimas.—No, mamá, todo lo contrario. Akira ha sido una buena persona conmigo. Él ha cambiado.—¿Cambiar? ¿Crees que un criminal como él puede cambiar? ¡Lisa, reacciona!—Mamá, créeme cuand
Luego de llegar y estar en la casa un rato, Akira tuvo que salir. Sus negocios le impiden tener mucho tiempo en la casa. Mi madre estaba aún despierta, al igual que Yuji, así que nos quedamos por un largo rato hablando de mi compromiso y de cómo haríamos las cosas. Son muchos los preparativos y quiero que todo salga bien. Cada vez me sentía más nerviosa con todo esto. Nunca había imaginado que me casaría, todo ha sido tan de repente. El tiempo ha pasado muy rápido, han pasado muchas cosas en tan poco tiempo. Me siento tan feliz que no puedo creerlo. Mi madre está conmigo, tengo una buena amiga en quien contar, Akira y yo estamos en buenos términos. No puedo ser más feliz ahora. Mi madre y Yuji se fueron a descansar. Quería esperar a Akira, pero no sé cuánto le tome y necesito descansar para mañana seguir los preparativos. Fui a mi cuarto y me di un buen baño, estuve
Ha llegado el gran día. Mis nervios estaban revueltos. Akira estaba aún recostado al lado mío. Aún no puedo creer que me voy a casar con él.—¿Estás nerviosa? —me miró.—Lo estoy, ¿Tú lo estás?—Un poco, pero no te preocupes, te voy a hacer la mujer más feliz del mundo, te lo juro—escuchar esas palabras hicieron que mis nervios se calmaran un poco. Su seguridad es una de las cosas que más amo de él.—Lo sé, seremos muy felices los tres.—Te dejaré sola para que te arregles. Me iré a la otra habitación. Se supone que ya hayan llegado los profesionales para que te ayuden. Muero por verte vestida de blanco.—No digas esas cosas tan de repente— sonrió antes de irse de la habitación.Al rato de Akira irse, t
Keita me trajo a una casa, pero jamás había venido a aquí.—Este casa le pertenecía a Akira, señorita. La puso bajo su nombre por si sucedía algo— estacionó el auto.—Regresa, por favor. ¿Por qué lo dejaste tirado ahí? Hay que volver— intenté abrir la puerta del auto, pero Keita le puso seguro.—¿Por qué, Keita? ¿Acaso no sientes nada? Fue tu jefe durante muchos años y lo dejaste ahí tirado— reproché en llanto.—Señorita, mis órdenes fueron llevarla a un lugar seguro si las cosas se ponían mal. Estoy siguiendo las órdenes de Akira.—¡Eres un imbécil, Keita! ¡Lo dejaste!—Lo siento, señorita.—¡Te odio! ¡Déjame ir ahora! ¡Yo voy a volver! &m
Jefferson—El estado de Akira es muy crítico. Ha perdido mucha sangre por lo que le hicimos una transfusión. La bala perforó uno de sus pulmones y desafortunadamente necesitará un trasplante lo más pronto posible.—¿Se va a poner bien?—Eso no se lo puedo decir todavía, todo depende de cuan fuerte sea. Lo tengo en observación, esperemos durante unas 24 horas para saber cómo reacciona a la transfusión y a los medicamentos. La herida fue grave, unos centímetros más y no estaría vivo.—¿Puedo verlo?—No se supone, pero por ser tú, te lo permitiré.—Gracias, en tus manos te dejo a mi hijo.Entré a la habitación de Akira y se veía muy pálido.—Mira lo que han hecho contigo, Akira. Debes luc
Lisa—Le traje algo de comer, señorita. No puede estar tanto tiempo sin comer nada, le hace daño al bebé.—¿Realmente aprecias a Akira?—Sí, señorita.—¿Y nuestra amistad?—Sí, aunque no entiendo el porqué de la pregunta.—Entonces, llévame con él— lo miré.—¿Aún sigue pensando en eso, señorita?—Keita, si realmente valoras o te importa un poco mi bienestar, quiero que me lleves a la casa.—Señorita…—interrumpiendo cualquier palabra que pudiera decir, añadí algo más:—De la manera que estás actuando es muy sospechosa, Keita. No quiero pensar que tuviste algo que ver con lo que sucedió.—¿Qu&