Al despertar pude percibir el perfume de Akira, al abrir mis ojos pude ver que se despertó antes que yo. Se estaba vistiendo para ir a trabajar, no quiero que se vaya, pero sé que debe irse. Estaba sentado en el borde de la cama arreglando su camisa, me acerqué lentamente y lo abracé por la espalda.
—Buenos días—lo abracé fuertemente. Cuánto quisiera que se quedara, pero pedirle eso complicaría las cosas.—Buenos días, corderito. Dormiste como una Diosa, ¿Eh?—Cuando estás conmigo me siento tranquila, supongo que es eso.—¿Hoy mi corderito está honesta?—Hueles muy bien, Akira—me acerqué a su cuello y suspiré.—No deberías hacer eso, o no respondo de mi, lisa.—Iré al baño—me levanté y fui al bañoAkira—¿Es usted el Sr. Akihiro?—Si, señor oficial. ¿En qué puedo ayudarle?—En la noche de ayer nos informaron dos testigos de haber visto a una persona caer de su edificio, ¿Sabe algo sobre esto?—No, señor oficial, no tengo conocimiento sobre eso.—¿Nos permite inspeccionar el área?—Por supuesto, adelante.Lo llevé fuera de Hotel para que examinara el área.—¿Es este el lugar donde vieron a la persona?— preguntó el oficial a los testigos.—Sí, oficial.—No veo ningún rastro de nada. ¿Están seguros de lo que vieron?—Sí, Sr. oficial.—¿Podemos ver sus instalaciones, si no es mucha molestia, Sr. Akihiro?
Lisa—¿Pudiste resolver el asunto que tenías, Akira?—Si lisa, nada grave— Akira acarició a Aoi y me le quedé viendo.—Me alegra mucho saberlo.—Lisa, mañana quiero que salgamos juntos a un lugar. Quiero que aprendas a manejar un arma.—¿Has perdido la cabeza, Akira? ¿Se te olvida que estoy embarazada?—Hablé con el doctor que te atendió y me dijo que luego que no hagas ningún movimiento brusco o que sea un arma muy potente no hay problema.—No puedo hacer algo como eso, Akira. Esas cosas me dan miedo.—Es hora de que pierdas el miedo ya, lisa. ¿Quieres proteger a nuestros hijos?Tienes que hacer un esfuerzo. No es para tanto. No quiero que sigas siendo la misma debilucha y confiada de siempre. Quiero que aprendas a hacer algo por ti, n
A la mañana siguiente nos levantamos muy temprano, la noche anterior no hicimos nada; Akira se negó hasta el final. No entiendo por qué cambió de un momento a otro, ¿Será que ya no se siente atraído para hacerlo conmigo? Me he sentido algo insegura últimamente, lo más probable si le pregunto algo como eso se molestará, así que es mejor no decir nada. Nos despedimos de Kaori y salimos. Akira ha estado callado toda la mañana, se nota algo pensativo.Llegamos a un lugar donde habían muchas bóvedas, habían 2 hombres junto a Jefferson. No sabía que él también estaría aquí. Nos bajamos y saludamos.—¿Cómo está mi madre, Mr. Jefferson?—Ella está mejorando, estaría mejor si estuviera contigo.—Quiero que me lleve con ella luego de terminar, por favo
—¿Qué fue lo que hiciste?—me dolía el pecho, sentía mi cuerpo temblando y unas náuseas horribles. No podía casi hablar, sentía que me faltaba el aire.—Si hubieras ignorado tu maldita curiosidad, no hubiera tenido que decírtelo.—¿Cómo pudiste, Akira?— retrocedí, y quise irme de ahí, pero Akira me sujetó fuertemente el brazo.—Estoy cansado de que solo actúes de esta manera, lisa. Deja de sentir lástima por todos, nadie jamás tuvo lástima de ti.—Eres un monstruo, ¡te odio! —quise golpearlo, pero Akira me aguantó ambas manos.—Akira, detente— Mr. Jefferson intervino.—¿Por qué no le dices a lisa como me entrenaste, padre?—La estás lastimando, suéltala— le pid
—¿Qué piensas hacer?—¿Alguna sugerencia?— sentir la frialdad del arma en mi cuello, era desesperante.—Ya detente, no hagas esto más— le supliqué.—No me mires con esa cara, porque siento tantas ganas de destruirte en este momento y no sería divertido— bajó el arma y se acercó nuevamente a mi cuello—. Que bien hueles.—Si vuelves a hacer esto, no te lo perdonaré nunca.—No me perdones, no necesito tu perdón—tiró el arma al suelo y arrancó parte de mi camisa de un tirón.—¡Eres una bestia!—Si, tú me vuelves esto que soy—me empujó a la pared. Quise aprovechar la oportunidad para huir, pero me sujetó por la cintura pegándome a la pared.—¿Se te olvida que estoy em
—Mr. Jefferson, ¿puede ayudarme?—me asomé por la puerta para llamar a Mr. Jefferson. ¿Realmente tengo que salir así? ¡Maldito Akira!—¿Qué sucedió contigo? ¿Qué te hizo Akira?—No quiero hablar de eso. ¿Tiene algo con lo que pueda taparme—le pregunté a Mr. Jefferson. Akira no dejaba de mirarme.—Yo me encargo. Toma— respondió Akira, quitándose el traje. Caminó a donde mí y me lo puso por encima.—Ahora hueles a mi, ¿No te excita eso?—dijo en un tono sarcástico.—¡Idiota! —seguí caminando para no mostrarle mi molestia.Akira—¿Qué se traen ustedes dos? Mira las condiciones con las que salió lisa y tu estabas molesto con ella hace un momento, y ahora e
Akira ha estado fuera de la casa todo el día, cuando al fin siento las fuerzas para enfrentarlo esto sucede. Si lo llamo y le digo que quiero verlo sería demasiado obvio de que algo estoy tramando. Tuve una idea, quizás si me arreglo y le digo que voy a salir con mi amiga, quizás haga que él regrese a la casa. No sería tan obvio, supongo; al final de cuentas he estado encerrada todo este tiempo y es muy aburrido. Me bañé y me arreglé para llamarlo. Estaba algo nerviosa, pero no voy a permitir que se de cuenta.Llamada telefónica—Seré breve. Mi amiga me invitó a comer, ¿Será que me dejas salir?—No, no tienes mi permiso.—Pero Akira...— me interrumpió antes que pudiera decir nada más.—No vas y punto.—He hecho todo lo que has querido, me has tenido encerrada p
—¿No vas a disparar?— preguntó Akira sonriendo.—¿Y creíste que lo haría?—No, parece que las prácticas no fueron suficiente.—Más bien no quiero hacerlo.—¿Por qué? ¿No somos enemigos ahora?—No, no te veo como eso. ¿Tu si?—Puede ser— su mirada no lucía molesta, quiero creer que su orgullo es quien no deja que admita lo que siente.—Puedes disparar tú si quieres— tiré el arma al suelo.—Que descuidada, tiras el arma quedándote indefensa frente a tu enemigo.—No estoy desarmada, querido.—Ah, ¿sí?— me acerqué a su cuello, y lo besé.—¿Así qué crees que eso va a ayudarte de algo, corderito?